Conferencia internacional "Generando esperanza para la justicia climática" León XIV: "¡Demos gracias a nuestro Padre que está en los cielos por este don y este legado del Papa Francisco!"

León XIV
León XIV

"Las preocupaciones y recomendaciones del papa Francisco han sido apreciadas y acogidas no solo por los católicos. Muchísimas personas, incluso fuera de la Iglesia, se han sentido comprendidas, representadas y apoyadas en este preciso momento histórico"

"Es necesario pasar de la recopilación de datos al cuidado; de los discursos ecologistas a una conversión ecológica que transforme el estilo de vida personal y comunitario"

"Renuevo, pues, un fuerte llamamiento a la unidad en torno a la ecología integral y por la paz"

"Espero que las próximas cumbres internacionales —pienso en la trigésima Conferencia de las Naciones Unidas sobre el Cambio Climático (COP30), en la sesión del Comité de Seguridad Alimentaria de la FAO y en la cumbre sobre el agua que la ONU está organizando para 2026— puedan escuchar el clamor de la Tierra y el clamor de los pobres, el grito de las familias, de los pueblos indígenas, de los migrantes involuntarios, de los creyentes de todo el mundo"

Desde el Centro Mariapoli de Castel Gandolfo, Conferencia internacional "Generando esperanza para la justicia climática" por el evento dedicado al Cop30 Global Ethical Stocktake con la presencia de 35 líderes religiosos y el papa León XIV, en el 10º aniversario de la 'Laudato si'.

La conferencia internacional ha sido organizada por el Movimiento Laudato si’ en estrecha colaboración con el Dicasterio para el Desarrollo Humano Integral, Caritas Internationalis, CIDSE, UISG, Movimiento de los Focolares, Ecclesial Networks Alliance.

En un evento muy simbólico, con las intervenciones, entre otras, del actor Arnold  Schwarzenegger, el Papa León reivindicó la memoria del Papa Francisco y de encíclica Laudato Si, recordando que se ha incorporado a todos los ámbitos de la sociedad: "El lenguaje del «cuidado de la casa común» se ha incorporado a los debates académicos, científicos y políticos".

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León XIV
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Acogida por parte "no solo por los católicos. Muchísimas personas, incluso fuera de la Iglesia, se han sentido comprendidas, representadas y apoyadas en este preciso momento histórico".

Por eso, el Papa lanzó una invitación: "Junto al compromiso de difundir el mensaje de la encíclica, hoy es más necesario que nunca volver al corazón" y pasar "a una conversión ecológica que transforme el estilo de vida personal y comunitario", asi como "a la unidad en torno a la ecología integral y por la paz".

León XIV terminó su intervención pidiendo a las autoridades mundiales que, en las próximas cumbres internacionales "puedan escuchar el clamor de la Tierra y el clamor de los pobres, el grito de las familias, de los pueblos indígenas, de los migrantes involuntarios, de los creyentes de todo el mundo".

Arnold ante el Papa
Arnold ante el Papa

Schwarzenegger hace sonreír al papa León XIV

El actor estadounidense Arnold Schwarzenegger ha arrancado este miércoles una sonrisa al papa León XIV al calificarle de «héroe de acción» por su visión ambientalista, al coincidir en un foro sobre este tema organizado por el Vaticano.

«Me siento muy honrado por estar aquí junto a un héroe», elogió el actor apuntando y aplaudiendo al pontífice que se sentaba a su lado, en el marco de la conferencia internacional ‘Raising Hope for Climate Justice’ («Brindando esperanza por la justicia climática») en la localidad romana de Castel Gandolfo.

Las palabras del ‘Terminator’ del cine suscitaron la sonrisa del papa estadounidense y las risas del público que acudió a este foro.

«Ahora os estáis riendo porque quizá no parezca el típico protagonista de una película de acción, que suelen ser musculosos y llevan pistolas, pero para mi es un héroe porque en cuanto se convirtió en papa hizo que se pusieran paneles solares en lo alto de los edificios del Vaticano», sostuvo.

Y agregó: «Pensad en ello. Esto hará que el Vaticano sea uno de los primeros países en lograr la neutralidad (de emisiones)».

Arnold y el Papa
Arnold y el Papa

Schwarzenegger asistió a esta conferencia organizada para celebrar el décimo aniversario de la encíclica medioambiental ‘Laudato Si’ (2015) del papa Francisco para animar la lucha internacional contra la crisis climática y la contaminación.

En este sentido, recordó que durante sus 7 años como gobernador de California trabajó con el resto de partidos para «poner en marcha las leyes ambientalistas más rígidas» de la historia de ese estado.

De este modo, dijo, California redujo en un 25 % sus emisiones de gases de efecto invernadero y aumentaron el peso de la energía renovable del 19 al 70 %, aseguró.

«No ha sido fácil. Había quien decía que no se podía hacer, que era imposible, que habríamos arruinado la economía… pero hace muchos años, cuando era culturista y actor aprendí a no escuchar jamás a quienes dicen que no es posible», aseveró.

Por eso, concluyó con un llamamiento para que el mundo trabaje «junto» para acabar con la contaminación.

«Dios nos ha puesto sobre este planeta y debemos dejarlo mejor. Pongámonos a trabajar», instó.

León XIV
León XIV

Texto completo del discurso del Papa

¡La paz sea con vosotros!

Hermanas y hermanos,

Saludo cordialmente a los organizadores, ponentes, participantes y a todos aquellos que han hecho posible la celebración de esta conferencia «Raising Hope», con motivo del décimo aniversario de la encíclica Laudato si’ sobre el cuidado de la casa común. Agradezco en particular al Movimiento Laudato Si’, que desde el principio ha acompañado la difusión y la implementación del mensaje del Papa Francisco.

Esta encíclica ha estimulado fuertemente a la Iglesia católica y a muchas personas de buena voluntad, convirtiéndose en punto de partida para diálogos y grupos de reflexión, programas escolares y universitarios, colaboraciones y proyectos de diversos tipos en todos los continentes. Muchas diócesis y numerosos institutos religiosos se han inspirado en ella para llevar a cabo acciones de atención a la casa común, que al mismo tiempo ayudan a volver a situar en el centro a los pobres y los excluidos. El impacto ha llegado a las cumbres internacionales, a los ámbitos del ecumenismo y el diálogo interreligioso, a los económicos y empresariales, así como a los estudios teológicos y bioéticos. El lenguaje del «cuidado de la casa común» se ha incorporado a los debates académicos, científicos y políticos.

Las preocupaciones y recomendaciones del papa Francisco han sido apreciadas y acogidas no solo por los católicos. Muchísimas personas, incluso fuera de la Iglesia, se han sentido comprendidas, representadas y apoyadas en este preciso momento histórico. En particular, su análisis de la situación (cf. cap. 1), la propuesta del paradigma de la ecología integral (cf. cap. 4), la insistencia en el diálogo (cf. cap. 5), el llamamiento a abordar las causas profundas de los problemas y a «unir a toda la familia humana en la búsqueda de un desarrollo sostenible e integral» (n. 13) han suscitado un gran interés. ¡Demos gracias a nuestro Padre que está en los cielos por este don y este legado del Papa Francisco! Se trata, en efecto, de retos que hoy son aún más actuales que hace diez años. Retos de orden social y político, y antes aún de orden espiritual: exigen una conversión.

Laudato Si

Como en cada aniversario, mientras recordamos el pasado con gratitud, nos preguntamos qué queda por hacer. A lo largo de los años hemos pasado de una fase de comprensión y estudio de la encíclica a otra de implementación. Ahora bien, ¿qué se necesita para que el cuidado de la casa común y la atención al clamor de la tierra y de los pobres no parezcan una moda pasajera o, peor aún, sean vistos y sentidos como temas divisivos? La Exhortación apostólica Laudate Deum, publicada hace dos años, señalaba que, después de Laudato si’, «no han faltado personas que han tratado de minimizar» (n. 6) los signos cada vez más evidentes del cambio climático, «ridiculizar a quienes hablan del calentamiento global» (n. 7) e incluso culpar a los pobres de lo que ellos más que nadie sufren (cf. n. 9).

Junto al compromiso de difundir el mensaje de la encíclica, hoy es más necesario que nunca volver al corazón. En las Escrituras, el corazón no es solo el centro de los sentimientos y las emociones: es la sede de la libertad. Aunque incluye la razón, la trasciende y la transforma, integrando e influyendo en todos los aspectos de la persona y sus vínculos fundamentales. El corazón es el lugar en el que la realidad externa tiene más impacto, en el que se lleva a cabo la búsqueda más profunda, donde se descubren los deseos más auténticos, se encuentra la identidad última y se enfocan las decisiones que hay que tomar.

Solo a través de un retorno al corazón puede tener lugar una verdadera conversión ecológica. Es necesario pasar de la recopilación de datos al cuidado; de los discursos ecologistas a una conversión ecológica que transforme el estilo de vida personal y comunitario. Para quienes creen, se trata de una conversión que no difiere de la que nos orienta hacia el Dios vivo, porque no se puede amar al Dios que no se ve despreciando a sus criaturas, y no se puede decir que se es discípulo de Jesucristo sin compartir su mirada sobre la creación y su cuidado por lo que es frágil y herido.

Queridos amigos, movidos por vuestra fe, sed portadores de esa esperanza que nace del reconocimiento de la presencia de Dios que ya obra en la historia. Recordemos cómo el Papa Francisco describió a San Francisco de Asís: «Vivía con sencillez y en maravillosa armonía con Dios, con los demás, con la naturaleza y consigo mismo. En él se ve hasta qué punto son inseparables la preocupación por la naturaleza, la justicia hacia los pobres, el compromiso con la sociedad y la paz interior» (Laudato si’, 10). Que cada uno de nosotros pueda crecer en estas cuatro direcciones: con Dios, con los demás, con la naturaleza y con uno mismo, en una actitud constante de conversión. La ecología integral vive de todas estas dimensiones: comprometiéndonos con ellas podemos aumentar la esperanza, poniendo en práctica el enfoque interdisciplinario de Laudato si’ y la llamada a la unidad y a la colaboración que de él se deriva.

Obispos en el acto del Papa
Obispos en el acto del Papa

Somos una sola familia, con un Padre común que hace salir el sol y llover sobre todos (cf. Mt 5,45); habitamos un mismo planeta, del que debemos cuidar juntos. Renuevo, pues, un fuerte llamamiento a la unidad en torno a la ecología integral y por la paz. Y es alentador observar la diversidad de las organizaciones representadas en este encuentro, así como la variedad de las organizaciones que se adhieren al Movimiento Laudato si’ y a la Plataforma de Acción.

Por otra parte, el papa Francisco ha subrayado que «las soluciones más eficaces no vendrán solo de los esfuerzos individuales, sino sobre todo de las grandes decisiones de la política nacional e internacional» (Laudato Si, 69). La sociedad, a través de organismos no gubernamentales y asociaciones intermedias, debe presionar a los gobiernos para que desarrollen normativas, procedimientos y controles más rigurosos. Si los ciudadanos no vigilan el poder político —nacional, regional y municipal—, no es posible contrarrestar los daños medioambientales. Además, las legislaciones municipales pueden ser más eficaces si existen acuerdos entre poblaciones vecinas para apoyar las mismas políticas (cf. Laudato si’, 179).

Espero que las próximas cumbres internacionales —pienso en la trigésima Conferencia de las Naciones Unidas sobre el Cambio Climático (COP30), en la sesión del Comité de Seguridad Alimentaria de la FAO y en la cumbre sobre el agua que la ONU está organizando para 2026— puedan escuchar el clamor de la Tierra y el clamor de los pobres, el grito de las familias, de los pueblos indígenas, de los migrantes involuntarios, de los creyentes de todo el mundo. Al mismo tiempo, animo a todos, especialmente a los jóvenes, a los padres y a quienes trabajan en las administraciones locales y nacionales y en las instituciones, a que contribuyan al «desafío cultural, espiritual y educativo» (Laudato si’, 202), buscando siempre y con tenacidad el bien común. No hay lugar para la indiferencia ni para la resignación.

Quisiera concluir con una pregunta que nos concierne a todos. Dios nos preguntará si hemos cultivado y custodiado bien este mundo que Él ha creado (cf. Gn 2,15), en beneficio de todos y de las generaciones futuras, y si hemos cuidado de nuestros hermanos y hermanas (cf. Gn 4,9; Jn 13,34). Entonces, ¿qué responderemos?

Queridos amigos, os agradezco vuestro compromiso y os acompaño con mi bendición. 

León XIV

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