Clama que la muerte de los niños “es signo que no se quiere construir el futuro, sino destruirlo” "En nombre de Dios", el Papa llama a "hacer cesar el ruido de las armas y recorrer el camino de la paz" entre Israel y Palestina

Paz en Tierra Santa
Paz en Tierra Santa

"Me pregunto: ¿El odio y la venganza dónde llevarán? ¿Pensamos realmente construir la paz destruyendo al otro?"

"Recemos por las víctimas y, especialmente, por los niños. Recemos por la paz a la Reina de la paz"

Enésimo llamamiento, desgarrado y apasionado, del Papa Francisco por la paz y el perdón en Tierra Santa. Francisco, solemnemente y “en nombre de Dios”, llama a “hacer cesar el ruido de las armas y recorrer el camino de la paz” entre Israel y Palestina. Al Papa le duele el dolor y la muerte de los inocentes, especialmente de los niños. Y se pregunta: “¿El odio y la venganza dónde llevarán? ¿Pensamos realmente construir la paz destruyendo al otro?”.

Texto de la catequesis del Papa

Queridos hermanos y hermanas, ¡buenos días!

Hoy, en Italia y en otros países, se celebra la solemnidad de la Ascensión del Señor. La página evangélica (Mc 16,15-20) –la conclusión del Evangelio de Marcos –nos presenta el último encuentro del Resucitado con los discípulos antes de subir a la derecha del Padre. Normalmente las escenas de despedidas son tristes, causan en quien se queda un sentimiento de pérdida, de abandono; sin embargo esto no les sucede a los discípulos. No obstante la separación del Señor, no se muestran desconsolados, es más, están alegres y preparados para partir como misioneros en el mundo.

Ascensión. Catedral de Toledo. Detalle
Ascensión. Catedral de Toledo. Detalle

¿Por qué los discípulos no están tristes? ¿Por qué nosotros también debemos alegrarnos al ver a Jesús que asciende al cielo? Porque la ascensión completa la misión de Jesús en medio de nosotros. De hecho, si es por nosotros que Jesús bajó del cielo, también es por nosotros que asciende. Después de haber descendido en nuestra humanidad y haberla redimido, ahora asciende al cielo llevando consigo nuestra carne. El primer hombre que entra en el cielo. Nuestra carne está en el cielo.

A la derecha del Padre se sienta ya un cuerpo humano, el cuerpo de Jesús, y en este misterio cada uno de nosotros contempla el propio destino futuro. No se trata de un abandono, porque Jesús permanece para siempre con los discípulos –con nosotros –en una forma nueva. Jesús le hace ver al Padre nuestras plagas. Uno de nosotros está allí. Y esto nos debe dar seguridad y una gran alegría. Y la otra, el envío del Espíritu Santo, para que vayamos a evangelizar.

¿Y cuál es esta presencia nueva del Señor después de su ascensión? Vemos un aspecto importante en el mandamiento que Él encomienda a sus discípulos antes de despedirse: «Id por todo el mundo y proclamad la Buena Nueva a toda la creación» (v. 15).Jesús sigue estando en el mundo por medio de la predicación de sus discípulos. El Evangelista nos dice de hecho que, justo después de haberle visto subir al cielo,«ellos salieron a predicar por todas partes» (v. 20).

Sabemos que esto sucede después de la efusión del Espíritu Santo. Con esta fuerza divina, a cada uno de nosotros se nos encomienda la tarea de dar testimonio de Jesús en el tiempo entre su resurrección y su regreso final. Esta misión nos puede parecer desproporcionada, demasiado grande respecto a nuestras pobres fuerzas, nuestros límites y nuestros pecados. Y de hecho es así.

Ascensión.0
Ascensión.0

Pero el Evangelio dice: «Colaborando el Señor con ellos y confirmando la Palabra con las señales que la acompañaban» (v. 20). La evangelización, por cuanto pueda ser ardua, fatigosa y superior a las capacidades humanas, será tan verdadera y eficaz como cada uno de nosotros–y toda la Iglesia –deje actuar dentro de sí y a través de sí al Señor. Esto lo hace el Espíritu Santo: nos hace instrumentos a través delos cuales el Señor puede obrar. Así podemos ser los “cinco sentidos” del cuerpo de Jesús presente de forma nueva en el mundo: ser sus ojos, sus manos, sus oídos y su voz, su gusto y su olfato.

Así, también a través de nosotros, Cristo puede ver las necesidades de quien vive olvidado y excluido; tocar y sanar a quien está herido; escuchar el grito de quien no tiene voz; decir palabras de ternura, de esperanza; sentir dónde está el disgustoso mal olor del pecado y el dulce perfume de la santidad.

Hermanos y hermanas, en esta fiesta de la Ascensión, mientras contemplamos el Cielo, donde Cristo ha ascendido y se sienta a la derecha del Padre, pidamos a María, Reina del Cielo, que nos ayude a ser en el mundo testigos valientes del Resucitado en las situaciones concretas de la vida.

Ataques a Gaza

Saludo del Papa tras el Regina coeli

Sigo con grandísima preocupación lo que esta pasando en Tierra Santa. Estos días, violentos choques armados en la Franja de Gaza y en Israel se multiplican y corren el riesgo de degenerar en una espiral de muerte y destrucción. Numerosas personas heridas y muchos inocentes han muerto, entre ellos los niños. Esto es terrible e inaceptable. Su muerte es signo que no se quiere construir el futuro, sino destruirlo.

Además, el aumento del odio y de la violencia, que se está extendiendo por varias ciudades en Israel, es una herida grave a la fraternidad y a la convivencia pacífica entre los ciudadanos. Y será difícil de ponerle fin, si no se abre inmediatamente el diálogo.

Me pregunto: ¿El odio y la venganza dónde llevarán? ¿Pensamos realmente construir la paz destruyendo al otro? En nombre de Dios, que ha creado a todos los seres humanos iguales en derechos, deberes y dignidad y los llamo a convivir como hermanos entre ellos, llamo a la calma y a los que tiene responsabilidad de hacer cesar el ruido de las armas y recorrer el camino de la paz, con la ayuda también de la comunidad internacional.

Niño en Gaza

Recemos incesantemente, para que israelíes y palestino puedan encontrar el camino del diálogo y del perdón, para ser pacientes constructores de paz y de justicia, abriéndose paso a paso a una esperanza común, a una convivencia entre hermanos.

Recemos por las víctimas y, especialmente, por los niños. Recemos por la paz a la Reina de la paz.

Hoy comienza la Semana Laudato si, para educarnos cada vez más en la escucha del grito de la tierra y el grito de los pobres. Gracias al dicasterio para el Desarrollo humano integral, al movimiento católico mundial por el clima, Cáritas internacional y a las numerosas organizaciones e invito a todos a participar.

Jerusalén

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