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Giovanni D'Aniello vive y trabaja en Moscú en unsa situación complicada
El papa Francisco mantuvo una reunión con su "embajador" en Rusia, monseñor Giovanni D'Aniello, en una audiencia de "administración ordinaria", aseguró el Vaticano, es decir, un encuentro como otros que mantiene el Pontífice con sus representantes en el extranjero. Pero lo cierto es que el diplomático italiano vive y trabaja en Moscú, en una situación que hoy es todo menos "normal".
Por lo tanto, con el conflicto en Ucrania, las relaciones con la Iglesia ortodoxa del Patriarca Kirill y la vida son hoy más complicadas para la Iglesia católica. Una minoría de medio millón de personas, habrían estado en el centro de la conversación.
Se trata de la primera reunión mantenida de modo personal entre el Papa y el Nuncio, desde el pasado 24 de febrero, cuando comenzaron las hostilidades.
La "pequeña" Iglesia católica en Rusia está funcionando con algún esfuerzo extra: en los últimos días, por ejemplo, un misionero mexicano, el padre Fernando Vera, que lleva siete años sirviendo en Rusia, fue expulsado sin ninguna explicación, dándole sólo un día para volver a su país.
Probablemente, entre las razones, se encuentra el hecho de que el párroco del Opus Dei en sus homilías hablara de "guerra" y no de "operación especial".
A principios de marzo, una semana después de la invasión, el jefe de los Ortodoxos había subrayado que era "muy importante que las Iglesias cristianas no se hicieran partícipes de esas tendencias complejas y contradictorias que hoy están presentes en la agenda mundial". En los días siguientes, sus mensajes cambiaron de tono.
Sin embargo, tras la hipótesis de un encuentro entre el Papa y Kirill para este mes de junio, evento que debería haberse celebrado en Jerusalén o en Líbano, se reabrió la posibilidad de que se realice a mediados de septiembre, en Kazajstán, donde Francisco participará en un encuentro interreligioso.
El hecho principal es que el argentino Jorge Mario Bergoglio continúa tejiendo redes de diálogo, mientras espera que se abra la puerta de Rusia, a la que ha llamado desde las primeras horas del conflicto.
Para él, "necesitamos dialogar con todos, realmente con todos", subrayó uno de sus más cercanos colaboradores, el padre Antonio Spadaro.
"La diplomacia vaticana -explicó el jesuita- mira al momento presente, pero también al futuro próximo. En este sentido, es clara en la condena, pero pretende tejer, no cortar".
Mientras tanto, Francisco envió a otro cardenal, después de Konrad Krajewski y Michael Czerny, y después de la misión a Kiev del "ministro de Asuntos Exteriores", monseñor Richard Gallagher, para llevar su apoyo a los refugiados ucranianos.
Por su parte, el cardenal Leonardo Sandri mañana estará en la frontera entre Rumanía y Ucrania para entregar ayuda y sobre todo para testimoniar la cercanía del Papa.
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