El Papa invita en el ángelus "a buscar y recordar la fecha de nuestro bautismo" Francisco pide la liberación de las personas secuestradas en Colombia

Francisco se asoma al balcón del Palacio Apostólico
Francisco se asoma al balcón del Palacio Apostólico RD/Captura

El Papa invitó a "unirse a mi plegaria para la liberación de las personas secuestradas en Colombia", lo que puede "favorecer el clima de reconciliación y paz en el país", donde en 2023 se contabilizaron 286 secuestrados en 2023, 120 casos más que el año anterior, lo que representa un aumento del 72%

En línea con lo expresado durante su homilía improvisada instantes antes en la ceremonia de bautizos que presidió en la Capilla Sixtina, subrayó la importancia de "conocer el día de nuestro bautismo y festejarlo", por lo que exhortó a los presentes en la plaza de san Pedro: "Comprometámonos a buscar y recordar la fecha de nuestro bautismo; y demos gracias hoy al Señor porque desde entonces Él no solo está con nosotros, sino en nosotros"

"Dios se hace íntimo a nosotros y ya no se va. El bautismo es, por tanto, el don de una vida nueva, es llegar a ser, en Jesús, hijos de Dios amados para siempre", destacó el Papa, quien también invitó a dar las gracias "por nuestros padres, que nos llevaron a la pila bautismal"

"¿Soy consciente del inmenso don que llevo en mí por el bautismo?". La pregunta de Francisco durante su alocución previa al rezo del ángelus de este domingo en que se celebra la fiesta del Bautismo del Señor, pretendía subrayar que "nuestro bautismo no es un gesto simbólico, como el de Juan, sino un don real de vida divina, eterna; un evento de gracia y de comunión con Dios Padre, Hijo y Espíritu Santo"

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Y en línea con lo expresado durante su homilía improvisada instantes antes en la ceremonia de bautizos que presidió en la Capilla Sixtina, subrayó la importancia de "conocer el día de nuestro bautismo y festejarlo", por lo que exhortó a los presentes en la plaza de san Pedro: "Comprometámonos a buscar y recordar la fecha de nuestro bautismo; y demos gracias hoy al Señor porque desde entonces Él no solo está con nosotros, sino en nosotros".

"Dios se hace íntimo a nosotros y ya no se va. El bautismo es, por tanto, el don de una vida nueva, es llegar a ser, en Jesús, hijos de Dios amados para siempre", destacó el Papa, quien también invitó a dar las gracias "por nuestros padres, que nos llevaron a la pila bautismal, por quien nos administró el sacramento, por el padrino y la madrina, por la comunidad en la que lo recibimos".

Fieles en la plaza de San Pedro para rezar el ángelus con el Papa
Fieles en la plaza de San Pedro para rezar el ángelus con el Papa RD/Captura

Finalmente, en sus saludos, el Papa invitó a "unirse a mi plegaria para la liberación de las personas secuestradas en Colombia", lo que puede "favorecer el clima de reconciliación y paz en el país", donde en 2023 se contabilizaron 286 secuestrados en 2023, 120 casos más que el año anterior, lo que representa un aumento del 72%.

Igualmente, Francisco mostró su cercanía a las personas de la República Democrática del Congo que han padecido los efectos de graves inundaciones y pidió que "sigamos rezando por la  paz en Ucrania, Palestina, Israel y en el mundo entero".

Francisco se dirige a los fieles durante el ángelus
Francisco se dirige a los fieles durante el ángelus RD/Captura

Las palabras del Papa en la oración del Ángelus

Queridos hermanos y hermanas, ¡buenos días!

Hoy celebramos la fiesta del Bautismo del Señor (cfr. Mc 1,7-1). Este tuvo lugar en el río Jordán, donde Juan -llamado por ello “Bautista”- realiza un rito de purificación que expresa el compromiso de abandonar el pecado y convertirse. El pueblo acude a bautizarse con humildad, con sinceridad, “con el alma y los pies desnudos”; y Jesús también va, inaugurando su ministerio: de este modo, muestra que quiere estar cerca de los pecadores, que ha venido por ellos, por nosotros, ¡por todos nosotros!

Y, precisamente ese día, suceden algunos hechos extraordinarios. Juan el Bautista dice algo insólito, reconociendo públicamente en Jesús, aparentemente igual a todos los demás, uno «más fuerte» (v. 7) que él, que «bautizará con el Espíritu Santo» (v. 8). Luego se abren los cielos, el Espíritu Santo desciende sobre Jesús como una paloma (cfr. v. 10) y desde lo alto la voz del Padre proclama: «Tú eres mi Hijo amado: en ti me complazco» (v. 11).

Todo esto, por una parte, nos revela que Jesús es el Hijo de Dios; y, por otra, nos habla de nuestro bautismo, que nos ha hecho también a nosotros hijos de Dios. En efecto, nuestro bautismo no es un gesto simbólico, como el de Juan, sino un don real de vida divina, eterna; un evento de gracia y de comunión con Dios Padre, Hijo y Espíritu Santo que nos sumerge en su abrazo infinito y nos transmite la fuerza de su amor que salva.
Esto sucede en el bautismo: Dios entra en nosotros, purifica y sana nuestro corazón del pecado, nos hace hijos suyos para siempre, su pueblo y familia, herederos del Paraíso (cfr. Catecismo de la Iglesia Católica, n.1279). Dios se hace íntimo a nosotros y ya no se va. El bautismo es, por tanto, el don de una vida nueva, es llegar a ser, en Jesús, hijos de Dios amados para siempre. Por eso es importante conocer el día de nuestro bautismo y festejarlo. Comprometámonos a buscar y recordar la fecha de nuestro bautismo; y demos gracias hoy al Señor porque desde entonces Él no solo está con nosotros, sino en nosotros. Démosle gracias también por nuestros padres, que nos llevaron a la pila bautismal, por quien nos administró el sacramento, por el padrino y la madrina, por la comunidad en la que lo recibimos.

Y preguntémonos: ¿soy consciente del inmenso don que llevo en mí por el bautismo? ¿Reconozco en mi vida la luz de la presencia de Dios, que me ve como su hijo amado, como su hija amada? Y ahora, en memoria de nuestro bautismo, acojamos la presencia de Dios en nuestro interior. Podemos hacerlo con la señal de la cruz, que traza en nosotros el recuerdo de la gracia de Dios, que nos ama y desea estar con nosotros. Hagámoslo juntos: En el nombre del Padre y del Hijo y del Espíritu Santo.
Que María, templo del Espíritu, nos ayude a celebrar y acoger las maravillas que el Señor obra en nosotros.

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