El Papa reivindica el amateurismo frente a la mercantilización del deporte Francisco, a los futbolistas del Celtic: "La victoria es jugar juntos, trabajar en equipo"

"Quizás lo más bonito del deporte sea la gratuidad, esa belleza de jugar juntos. ¡Por favor, nunca pierdas tu amateurismo! Esto es lo bonito: amateur, donde el deporte es por el deporte. Esto significa mucho. Os doy las gracias por esto. No importa si ganamos o no, no importa. Todos luchan por ganar, pero la victoria no es el objetivo, eso puede ser una derrota: la victoria es todo el proceso de jugar juntos, de trabajar en equipo. Mantenedlo amateur. Esto es lo mejor del deporte. Gracias por esta visita". Esas fueron las apalabras improvisadas por el papa Francisco al final de la audiencia -antes de la general, en el Aula Pablo VI- al equipo de fútbol del Celtic de Glasgow, cuyo saludo oficial no pudo leer porque, como les dijo a jugadores, cuerpo técnico y directivos, "con este resfriado no puedo hablar mucho, pero me siento mejor que ayer". 

“Entendiendo que siempre es preferible ganar un partido que perderlo” -les leyó en nombre del Papa un monseñor- “lo que más importa es el ejemplo que das, tanto ganando como perdiendo, dentro y fuera del campo. Un ejemplo que encarna virtudes como la valentía, la perseverancia, la generosidad y el respeto por la dignidad de los demás, que es un regalo de Dios”.

Recordó que el Celtic Football Club fue fundado en 1887 con el objetivo de aliviar la pobreza en la ciudad de Glasgow, “una iniciativa verdaderamente caritativa, por el bien de los hermanos y hermanas más pobres. Y, sin embargo, ¡cómo ha cambiado el mundo del fútbol desde entonces! En particular, la huella financiera del ‘gran deporte’ ha aumentado significativamente, hasta el punto de correr el riesgo, a veces, de hacer que el fútbol sea interesante sólo por razones de interés económico”.

Integridad personal 

“Los altos niveles que estáis llamados a alcanzar no sólo se refieren a vuestras habilidades deportivas o a las exigencias clásicas necesarias para sobresalir, sino también a vuestra integridad personal. En este sentido, los hombres y mujeres debéis veros no sólo como buenos futbolistas, sino también como personas capaces de delicadeza, hombres de gran corazón, capaces de ser sabios administradores de los múltiples beneficios de que disfrutáis gracias a vuestra afortunada posición social”.

“Con estas breves observaciones, os pido que sigáis recordando y dando testimonio de todo lo que hace del fútbol un deporte verdaderamente bueno y noble”.