Videomensaje de Francisco a los católicos italianos que esta noche rezarán juntos el Rosario La oración del Papa a San José: "Preserva a los ancianos de la soledad, consuela a los más frágiles, alienta a los que flaquean, intercede por los pobres"

El San José del Papa en su despacho
El San José del Papa en su despacho

“Esta noche recemos unidos, encomendándonos a la intercesión de San José, Custodio de la Sagrada Familia, Custodio de cada una de nuestras familias"

"Apoya a quienes se sacrifican por los necesitados: los voluntarios, enfermeros, médicos, que están a la vanguardia del tratamiento de los enfermos, incluso a costa de su propia seguridad"

"Acompaña, San José, a las familias: con tu silencio de oración, construye armonía entre padres e hijos, especialmente en los más pequeños"

Esta noche recemos unidos, encomendándonos a la intercesión de San José, Custodio de la Sagrada Familia, Custodio de cada una de nuestras familias". El Papa ha querido participar en el encuentro de rezo del Rosario que, convocado por la Conferencia Episcopal italiana, arrancará a las 21 horas. Y lo ha hecho con un videomensaje en el que pide "al carpintero de Nazaret" que cuide a los que están confinados, a los ancianos y a los más frágiles.

"Acompaña, San José, a las familias: con tu silencio de oración, construye armonía entre padres e hijos, especialmente en los más pequeños. Preserva a los ancianos de la soledad: asegura que ninguno sea dejado en la desesperación por el abandono y el desánimo. Consuela a los más frágiles, alienta a los que flaquean, intercede por los pobres", se lee en la oración, que se distribuirá a los fieles.

"También el carpintero de Nazaret experimentó la precariedad y la amargura, la preocupación por el mañana; pero ha sabido caminar en la oscuridad de ciertos momentos, dejándose guiar siempre sin reservas por la voluntad de Dios", apunta el Papa.

“Esta noche recemos unidos, encomendándonos a la intercesión de San José, Custodio de la Sagrada Familia, Custodio de cada una de nuestras familias", pide Bergoglio, que quiere unirse a la iniciativa de los obispos italianos "como un signo de unidad para todo el país".

"En esta situación sin precedentes, en la que todo parece fallar, ayudémonos a mantenernos firmes en lo que realmente importa. Es una indicación del camino que encuentro en muchas cartas de sus pastores que, al compartir un momento tan dramático, intentan sostener son su palabra vuestra esperanza y vuestra fe”, culmina Francisco.

"La oración del Rosario es la oración de los humildes y de los santos que, en sus misterios, contemplan con María la vida de Jesús, el rostro misericordioso del Padre. ¡Y cuánta necesidad tenemos todos de ser verdaderamente consolados para sentirnos envueltos por su presencia de amor!

La verdad de esta experiencia se mide en la relación con los otros, que en este momento coinciden con los familiares más cercanos: acerquémonos unos a otros, ejerciendo ante todo caridad, comprensión, paciencia, perdón. Por necesidad, nuestros espacios pueden haberse reducido a las paredes de la casa, pero tengan un corazón más grande, donde el otro pueda encontrar siempre disponibilidad y acogida".

La Sagrada Familia

Esta es la invocación de Francisco:

Protege, Santo Custorio, este país nuestro.
Ilumina a los responsables del bien común, para que ellos sepan - como tú - cuidar a las personas a quienes se les confía su responsabilidad.
Da la inteligencia de la ciencia a quienes buscan los medios adecuados para la salud y el bienestar físico de los hermanos.
Apoya a quienes se sacrifican por los necesitados: los voluntarios, enfermeros, médicos, que están a la vanguardia del tratamiento de los enfermos, incluso a costa de su propia seguridad.
Bendice, San José, la Iglesia: a partir de sus ministros, conviértela en un signo e instrumento de tu luz y tu bondad.
Acompaña, San José, a las familias: con tu silencio de oración, construye armonía entre padres e hijos, especialmente en los más pequeños.
Preserva a los ancianos de la soledad: asegura que ninguno sea dejado en la desesperación por el abandono y el desánimo.
Consuela a los más frágiles, alienta a los que flaquean, intercede por los pobres.
Con la Virgen Madre, suplica al Señor que libere al mundo de cualquier forma de pandemia.
Amén.

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