"No lo olvidemos. Los pueblos necesitan paz. El mundo necesita paz" Francisco vuelve a clamar: "La guerra es, en sí misma, un crimen contra la humanidad"

El Papa y la paz
El Papa y la paz

"Escuché, hace unos pocos minutos, en un programa de televisión, al padre Faltas, vicario de la catedral de Jerusalén, que hablaba de educar para la paz. Debemos educar para la paz. Una educación tal que detenga toda guerra"

El Papa pregunta: “¿Somos todavía discípulos enamorados, buscamos al Señor o nos hemos acomodado en una fe hecha de costumbres?”

"El Señor no quiere prosélitos, no quiere 'seguidores' superficiales, sino personas que se interroguen y se dejen interpelar por su Palabra"

"La fe, en suma, no es una teoría, sino un encuentro, es ir a ver dónde vive el Señor y habitar con Él"

En su catequesis desde la cátedra de la ventana, el Papa Francisco explica el significado de “ser discípulos de Jesús” con tres verbos: “Buscar, vivir y anunciar”. Porque el Señor, según el Papa, “no quiere prosélitos” y la fe “no es una teoría, sino un encuentro”. Y concluye planteando a los fieles la siguiente pregunta: “¿Somos todavía discípulos enamorados, buscamos al Señor o nos hemos acomodado en una fe hecha de costumbres?”

En los saludos tras el ángelus, el Papa recordó que, a finales de año, todos nos deseamos un nuevo año de paz, “pero las armas han seguido matando y destruyendo”. Y Francisco volvió a clamar  “a los que tienen poder sobre estos conflictos” que “la guerra no es la vía para resolverlos”, porque “la guerra es, en sí misma, un crimen contra la humanidad”.

Campaña en defensa del Papa: Yo con Francisco

Ángelus
Ángelus

Las palabras del Papa en la oración del Ángelus 

Queridos hermanos y hermanas, ¡buenos días! 

El Evangelio hoy nos presenta – según la narración de Juan – el encuentro de Jesús con los primeros discípulos (cf. Jn 1,35-42). Esta escena nos invita a hacer memoria de nuestro primer encuentro con Jesús, a renovar la alegría de seguirlo y a preguntarnos: ¿Qué significa ser discípulos del Señor? El texto nos ayuda sugiriéndonos tres verbos: buscar, vivir, anunciar. 

En primer lugar, buscar. Dos discípulos, gracias al testimonio del Bautista, comenzaron a seguir a Jesús y Él, «al ver que lo seguían, les pregunta: “¿Qué buscáis?”» (v. 38). Son las primeras palabras que Jesús les dirige: ante todo les invita a mirar en su interior, a interrogarse sobre los deseos que llevan en el corazón. El Señor no quiere prosélitos, no quiere “seguidores” superficiales, sino personas que se interroguen y se dejen interpelar por su Palabra. Por lo tanto, para ser discípulos de Jesús es necesario ante todo buscarlo, tener un corazón abierto, en búsqueda, no saciado ni conforme. 

Veamos, por tanto, lo que buscaban los primeros discípulos, a través del segundo verbo: vivir. Ellos no buscaban noticias o informaciones sobre Dios, o señales o milagros, sino que deseaban encontrar al Mesías, al Consagrado de Dios, estar con Él, escucharlo. Por eso le preguntan inmediatamente a Jesús: «¿Dónde vives?»  (v. 38). Y Cristo les invita a estar con Él: «Venid y veréis» (v. 39). Estar con Él, quedarse con Él, esto es lo más importante para el discípulo del Señor. Somos sus discípulos en la medida en que le frecuentamos, escuchamos su Palabra, dialogamos con Él en la oración, lo adoramos, lo amamos y lo servimos en nuestros hermanos. La fe, en suma, no es una teoría, sino un encuentro, es ir a ver dónde vive el Señor y habitar con Él. 

Seguimiento
Seguimiento

Buscar, vivir y, finalmente, anunciar. Ese primer encuentro con Jesús fue una experiencia tan fuerte que los discípulos recordaron para siempre la hora: «era como la hora décima» (v. 39). Y sus corazones estaban tan llenos de alegría que sintieron inmediatamente la necesidad de comunicar el don recibido. De hecho, uno de los dos, Andrés, se apresura a compartirlo con su hermano Simón, a quien Jesús llamará Pedro; en cuanto lo encuentra le dice: «Hemos encontrado al Mesías» (v. 41) y lo conduce a Jesús. La alegría del Evangelio es siempre extrovertida, contagiosa, nunca intimista. De aquí nace y renace siempre el dinamismo de la evangelización.  

Hermanos y hermanas, también nosotros hoy hagamos memoria de nuestro primer encuentro con el Señor. Y preguntémonos: ¿Somos todavía discípulos enamorados, buscamos al Señor o nos hemos acomodado en una fe hecha de costumbres? ¿Vivimos con El en la oración, sabemos estar en silencio con Él? Y finalmente, ¿sentimos la necesidad de compartir nuestra alegría? 

Que María Santísima, la primera discípula de Jesús, nos conceda el deseo de buscarlo, de estar con Él y de anunciarlo.  

Seguimiento de Jesús
Seguimiento de Jesús

Saludos tras el ángelus

"No olvidemos de rezar por las víctimas del derrumbe que tuvo lugar en Colombia, que provocó numerosas víctimas.

 Y no olvidemos a los que sufren la crueldad de la guerra en tantas partes del mundo, especialmente en Ucrania, en Palestina y en Israel. A comienzos del año nos hemos intercambiado deseos de paz, pero las armas han. Seguido matando y destruyendo

Recemos, para que los que tiene poder sobre estos conflictos reflexionen sobre el hecho de que la guerra no es la vía para resolverlos, porque siembran muerte entre civiles y destruyen ciudades e infraestructuras.

En otras palabras, hoy la guerra es en sí misma, un crimen contra la humanidad. No lo olvidemos. Los pueblos necesitan paz. El mundo necesita paz.

Escuché, hace unos pocos minutos, en un programa de televisión, al padre Faltas, vicario de la catedral de Jerusalén, que hablaba de educar para la paz. Debemos educar para la paz. Una educación tal que detenga toda guerra. Recemos siempre por esta gracia: educar para la paz".

Navidad en Gaza
Navidad en Gaza

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