Giuseppe Schlitzer y Federico Antellini Russo en la nueva dirección Tras el escándalo, Roma renueva a los dirigentes de su Autoridad Financiera

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Giuseppe Schlitzer, Federico Antellini Russo y Carmelo Barbagallo quedan así al frente de las finanzas de la Santa Sede

La Fiscalía del Vaticano está investigando a seis personas por estas operaciones financieras entre ellos cinco funcionarios de la Santa Sede que fueron suspendidos de sus cargos y entre ellos estaba Tommaso Di Ruzza

Según la revista italiana "L'Espresso" que destapó el escándalo, los fiscales del Vaticano sospechan de "graves indicios de malversación, estafa, abuso de poder y blanqueo de capitales"

El Vaticano ha nombrado director de la Autoridad de Información financiera (Aif) a Giuseppe Schlitzer en sustitución de Tommaso Di Ruzza, quien terminó su mandato de cinco años el 20 de enero y no fue renovado después de una investigación sobre la compra de bienes inmuebles de lujo en Londres.

El Secretario de Estado, Pietro Parolin, también nombró a Federico Antellini Russo como subdirector de la AIF.

El pasado noviembre fue nombrado Carmelo Barbagallo nuevo presidente de la Autoridad de Información Financiera (AIF), entidad que se ocupa de revisar las finanzas de la Santa Sede y luchar contra el blanqueo, después de que tampoco se renovó al suizo René Brülhart.

El grupo Egmont, organismo internacional que agrupa a unidades de Inteligencia Financiera de todo el mundo, sobre todo contra el lavado de dinero, readmitió hace unos meses a la AIF del Vaticano, después de su suspensión a raíz de la investigación sobre las irregularidades en la compra de un edificio en Londres.

Egmont había suspendido su relación con el Vaticano después de la irrupción el pasado 1 de octubre en la sede de la AIF del Cuerpo de Gendarmería del Vaticano, a petición del Promotor de Justicia (fiscalía) en el marco de una investigación a algunos empleados.

La Fiscalía del Vaticano está investigando a seis personas por estas operaciones financieras entre ellos cinco funcionarios de la Santa Sede que fueron suspendidos de sus cargos y entre ellos estaba Tommaso Di Ruzza.

Según la revista italiana "L'Espresso" que destapó el escándalo, los fiscales del Vaticano sospechan de "graves indicios de malversación, estafa, abuso de poder y blanqueo de capitales".

En el centro de la investigación estaría la compra de un inmueble de 17.000 metros cuadrados en Londres por 200 millones de dólares o la gestión del Óbolo de San Pedro, que recoge los donativos de los fieles para las obras de caridad del papa, según informó entonces el semanario.

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