El Papa preside la misa por el Jubileo de la Santa Sede León XIV, a la Curia: "La mejor manera de servir a la Santa Sede es procurar ser santos"

María "es la memoria viviente de Jesús y, en cuanto tal, es el polo de atracción, por así decirlo, que armoniza las diferencias y hace que la oración de los discípulos sea unánime"
"Un padre o una madre de familia, que en casa vive una situación difícil —un hijo que da preocupaciones, un padre enfermo— y lleva adelante su trabajo con empeño: ese hombre y esa mujer son fecundos con la fecundidad de María y de la Iglesia"
Todos los apóstoles, empezando por Pedro, "son sostenidos por María en su ministerio", como "la Madre Iglesia sostiene el ministerio de los Sucesores de Pedro con el carisma mariano"
Todos los apóstoles, empezando por Pedro, "son sostenidos por María en su ministerio", como "la Madre Iglesia sostiene el ministerio de los Sucesores de Pedro con el carisma mariano"
"La Santa Sede es santa como lo es la Iglesia, en su núcleo originario, en la fibra de la que está tejida. Así, la Sede Apostólica custodia la santidad de sus raíces mientras es custodiada por ella. Pero no es menos cierto que también vive de la santidad de cada uno de sus miembros. Por ello, la mejor manera de servir a la Santa Sede es procurar ser santos, cada uno según su estado de vida y la tarea que se le ha confiado". El Papa León XIV presidió esta mañana, en la basílica vaticana, el Jubileo de la Santa Sede.
Un Jubileo que coincide con la memoria litúrgica de María. "En este clima espiritual espiritual nosotros hoy gozamos de una jornada especial, en primer lugar, con la meditación que hemos escuchado y ahora, aquí, en la Mesa de la Palabra y de la Eucaristía", trazó Prevost, quien incidió en los vínculos entre María y la Iglesia, desde las palabras de Jesús a Juan y a su madre, que le contemplaban al pie de la cruz: "Mujer, aquí tienes a tu hijo (...) Aquí tienes a tu madre".
"La maternidad de María, a través del misterio de la cruz, dio un salto impensable", señaló. Así, "la Madre de Jesús se convirtió en la nueva Eva, porque el Hijo la asoció a su muerte redentora, fuente de vida nueva y eterna para todo ser humano que viene a este mundo".

"La fecundidad de la Iglesia es la misma fecundidad de María; y se realiza en la existencia de sus miembros en la medida en que estos reviven, 'en pequeño', lo que vivió la Madre, es decir, que aman con el amor de Jesús", glosó Prevost, quien añadió que "toda la fecundidad de la Iglesia y de la Santa Sede depende de la cruz de Cristo". De lo contrario, "es apariencia, si no es que algo peor".
En la colecta, recordó León XIV, "también pedimos que la Iglesia «se regocije por la santidad de sus hijos»". De hecho, "esta fecundidad de María y de la Iglesia está inseparablemente vinculada a su santidad, es decir, a su conformación con Cristo", de ahí la petición de la santidad para los miembros de la Sede Apostólica.

Ejemplos de fecundidad
Como ejemplo de esto, el Papa propuso el de "un sacerdote que personalmente lleva una cruz pesada a causa de su ministerio, y sin embargo cada día va a la oficina y trata de hacer su trabajo lo mejor posible, con amor y con fe, ese sacerdote participa y contribuye a la fecundidad de la Iglesia". Y lo mismo "un padre o una madre de familia, que en casa vive una situación difícil —un hijo que da preocupaciones, un padre enfermo— y lleva adelante su trabajo con empeño: ese hombre y esa mujer son fecundos con la fecundidad de María y de la Iglesia".
Junto a esta imagen, el de la maternidad de María junto a los Apóstoles y Discípulos en el Cenáculo, que "nos muestra la maternidad de María para con la Iglesia naciente, una maternidad 'arquetípica', que permanece actual en todo tiempo y lugar". Ambas imágenes, están íntimamente unidas, pues "la fecundidad de la Iglesia está siempre ligada a la gracia que brota del Corazón traspasado de Jesús, junto con la sangre y el agua, símbolo de los Sacramentos". Y es que María "es la memoria viviente de Jesús y, en cuanto tal, es el polo de atracción, por así decirlo, que armoniza las diferencias y hace que la oración de los discípulos sea unánime".

Todos los apóstoles, empezando por Pedro, "son sostenidos por María en su ministerio", como "la Madre Iglesia sostiene el ministerio de los Sucesores de Pedro con el carisma mariano". "La Santa Sede vive de manera muy particular la co-presencia de ambos polos: el mariano y el petrino. Y es el polo mariano el que asegura la fecundidad y la santidad del petrino, con su maternidad, don de Cristo y del Espíritu", culminó el Papa.
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