"En este año debemos elegir a quién servir, si a la justicia o a la injusticia, si a Dios o al dinero" León XIV: "Seamos una Iglesia que no trate de servir al dinero o a sí misma, sino al Reino de Dios y su justicia"

"El Jubileo también abre a la esperanza de una distribución diferente de las riquezas, a la posibilidad de que la tierra sea de todos, porque en realidad no es así"
"El mundo cambia sólo si nosotros cambiamos. No podemos permanecer tristes y estáticos, porque esperar significa también escoger"
"Jesús dice: no se puede servir a dos señores. Así, la Iglesia es joven y atrae a los jóvenes. Clara de Asís nos recuerda que a los jóvenes les gusta el Evangelio. Sigue siendo así"
"Hoy, en la fiesta de san Francisco, quisiera proponerles el ejemplo de santa Clara de Asís que, con la gracia de Dios, supo elegir la pobreza evangélica y la vida de las bienaventuranzas"
"Jesús dice: no se puede servir a dos señores. Así, la Iglesia es joven y atrae a los jóvenes. Clara de Asís nos recuerda que a los jóvenes les gusta el Evangelio. Sigue siendo así"
"Hoy, en la fiesta de san Francisco, quisiera proponerles el ejemplo de santa Clara de Asís que, con la gracia de Dios, supo elegir la pobreza evangélica y la vida de las bienaventuranzas"
A las 10.00 horas de esta mañana, en la Plaza de San Pedro, tuvo lugar la Audiencia Jubilar, durante la cual León XIV se reunió con grupos de peregrinos y fieles, a los que dedicó la catequesis 'Esperar es elegir. Clara de Asís'. El Papa aprovechó la fiesta de FRancisco y Calara de Asís, para recordar que, como ellos, no podemos servir a Dios y al dinero y, por eso, hay que elegir. "Jesús dice: no se puede servir a dos señores. Así, la Iglesia es joven y atrae a los jóvenes. Clara de Asís nos recuerda que a los jóvenes les gusta el Evangelio. Sigue siendo así".
Tras proponer el ejemplo de Clara de Asís, Prevost pide a la Iglesia que "no trate de serv ir al dinero o a sí misma" y que ayude a instaurar esta misma dinámica en el mundo, que "cambia sólo si nosotros cambiamos". Y "el Jubileo también abre a la esperanza de una distribución diferente de las riquezas, a la posibilidad de que la tierra sea de todos, porque en realidad no es así".
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Catequesis del Santo Padre
Queridos hermanos y hermanas, ¡buenos días!
En el texto bíblico que acabamos de leer (Lc 16,13-14), el evangelista señala que algunas personas, después de escuchar a Jesús, se burlaban de él. Les parecía absurdo su discurso sobre la pobreza. Más precisamente, se sentían tocados en lo más profundo por su apego al dinero.
Queridos amigos, habéis venido como peregrinos de la esperanza, y el Jubileo es un tiempo de esperanza concreta, en el que nuestro corazón puede encontrar perdón y misericordia, para que todo pueda empezar de nuevo de una manera nueva. El Jubileo también abre a la esperanza de una distribución diferente de las riquezas, a la posibilidad de que la tierra sea de todos, porque en realidad no es así. En este año debemos elegir a quién servir, si a la justicia o a la injusticia, si a Dios o al dinero.
Esperar es elegir. Esto significa al menos dos cosas. La más evidente es que el mundo cambia si nosotros cambiamos. La peregrinación se hace por esto, es una elección. Se atraviesa la Puerta Santa para entrar en un tiempo nuevo. El segundo significado es más profundo y sutil: esperar es elegir, porque quien no elige se desespera. Una de las consecuencias más comunes de la tristeza espiritual, es decir, de la acedia, es no elegir nada. Entonces, quien la padece se ve invadido por una pereza interior que es peor que la muerte. Esperar, en cambio, es elegir.
Hoy me gustaría recordar a una mujer que, con la gracia de Dios, supo elegir. Una joven valiente y contracorriente: Clara de Asís. Y me alegra hablar de ella precisamente en el día de la fiesta de San Francisco. Sabemos que Francisco, al elegir la pobreza evangélica, tuvo que romper con su familia. Pero él era un hombre: hubo escándalo, pero fue menor. La elección de Clara resultó aún más impresionante: ¡una joven que quería ser como Francisco, que quería vivir, como mujer, libre como aquellos hermanos!

Clara entendió lo que pide el Evangelio. Pero incluso en una ciudad que se cree cristiana, el Evangelio tomado en serio puede parecer una revolución. Entonces, como hoy, ¡hay que elegir! Clara eligió, y esto nos da una gran esperanza. De hecho, vemos dos consecuencias de su valentía al seguir ese deseo: la primera es que muchas otras jóvenes de esa zona encontraron el mismo valor y eligieron la pobreza de Jesús, la vida de las Bienaventuranzas; la segunda consecuencia es que esa elección no fue como un fuego de paja, sino que perdura en el tiempo, hasta nuestros días. La elección de Clara ha inspirado elecciones vocacionales en todo el mundo y sigue haciéndolo hasta hoy.
Jesús dice: no se puede servir a dos señores. Así, la Iglesia es joven y atrae a los jóvenes. Clara de Asís nos recuerda que a los jóvenes les gusta el Evangelio. Sigue siendo así: a los jóvenes les gustan las personas que han elegido y asumen las consecuencias de sus elecciones. Y esto hace que otros quieran elegir. Es una santa imitación: no se convierten en «fotocopias», sino que cada uno, cuando elige el Evangelio, se elige a sí mismo. Se pierde a sí mismo y se encuentra a sí mismo. La experiencia lo demuestra: así es como sucede.
Recemos, pues, por los jóvenes; y recemos para ser una Iglesia que no sirva al dinero ni a sí misma, sino al Reino de Dios y a su justicia. Una Iglesia que, como santa Clara, tenga el valor de habitar la ciudad de otra manera. ¡Esto da esperanza!

Saludo en lengua española
Queridos hermanos y hermanas:
En el Evangelio que hemos escuchado Jesús nos recuerda que no se puede servir a dos señores; es así que como cristianos estamos llamados a hacer buenas elecciones y a ser responsables de sus consecuencias. El mundo cambia sólo si nosotros cambiamos. No podemos permanecer tristes y estáticos, porque esperar significa también escoger.
Hoy, en la fiesta de san Francisco, quisiera proponerles el ejemplo de santa Clara de Asís que, con la gracia de Dios, supo elegir la pobreza evangélica y la vida de las bienaventuranzas.
Saludo cordialmente a los peregrinos de lengua española. Roguemos al Señor por los jóvenes para que, a ejemplo de Clara, sepan elegir y dar sentido a su vida; y también para que seamos una Iglesia que no trate de servir al dinero o a sí misma, sino al Reino de Dios y su justicia. Que Dios los bendiga.

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