León XIV: "Ayúdanos a ser siempre Iglesia con y entre la gente, levadura en la masa de una humanidad que invoca justicia y esperanza"

"Intercede por nosotros, que nos enfrentamos a cambios que parecen encontrarnos desprevenidos e impotentes", suplicó el pontífice, sabiendo que "nada es imposible para Dios, y que Dios no hace nada solo"

León XIV, a los pies de la Inmaculada

" Ayúdanos a ser siempre Iglesia con y entre la gente, levadura en la masa de una humanidad que invoca justicia y esperanza. Inmaculada, mujer de infinita belleza, cuida de esta ciudad, de esta humanidad. Indícales a Jesús, llévalos a Jesús, preséntalos a Jesús". León XIV cumplió con la tradición de ofrecer flores a la imagen de la Inmaculada presente en Roma, junto a la plaza España y al lado de la embajada de nuestro país en Italia.

Acompañado por bomberos y personal de la embajada, liderada por Isabel Celáa, el Papa procedió al acto, tras el que saludó, sin tiempo, a decenas de pobres, sin techo y enfermos atendidos por la Cáritas de Roma. Y es que el día de la Inmaculada hermana a la Ciudad Eterna con nuestro país, y a ambos con el Vaticano en la figura del pontífice. 

Creemos. Crecemos. Contigo

Un pontífice que procedió a rendir un homenaje, que volvió a ser multitudinario, a la Virgen en su día más especial. Centenares de romanos acompañaron en una tarde fría pero acogedora a León XIV, quien por primera vez utilizó el papamóvil por las calles Roma, más allá de los muros vaticanos, en su oración a la Virgen

León, tras la ofrenda, con los pobres

"¡Ave, María!", arrancó Prevost su oración, incidiendo cómo "el Misterio te envolvió desde el principio, desde el seno de tu madre comenzó a hacer grandes cosas en ti, que pronto requirieron tu consentimiento, ese «Sí» que inspiró muchos otros «síes»".

"Muchos peregrinos de todo el mundo, oh Inmaculada, han recorrido las calles de esta ciudad a lo largo de la historia y en este año jubilar", subrayó el Papa. "Una humanidad probada, a veces aplastada, humilde como la tierra de la que Dios la plasmó y en la que no cesa de soplar su Espíritu de vida".

León XIV, con Isabel Celáa

"Mira, oh María, a tantos hijos e hijas en los que no se ha apagado la esperanza", añadió Prevost, quien pidió "brotar en ellos lo que tu Hijo ha sembrado" para "crecer aún más, tomar carne, rostro y voz".

"Que florezca la esperanza jubilosa en Roma y en todos los rincones de la tierra", pidió el Papa a la Virgen, yendo ya más allá del Año Jubilar, que se clausurará en un mes. "Después de las puertas santas, ábranse ahora otras puertas de casas y oasis de paz en los que renazca la dignidad, se eduque en la no violencia, se aprenda el arte de la reconciliación".

"Después de las puertas santas, ábranse ahora otras puertas de casas y oasis de paz en los que renazca la dignidad, se eduque en la no violencia, se aprenda el arte de la reconciliación"

Y una llamada a la renovación: " Inspira nuevas intuiciones a la Iglesia que camina en Roma y a las Iglesias particulares que en cada contexto recogen las alegrías y las esperanzas, las tristezas y las angustias de nuestros contemporáneos, sobre todo de los pobres y de todos los que sufren".

"Intercede por nosotros, que nos enfrentamos a cambios que parecen encontrarnos desprevenidos e impotentes", suplicó el pontífice, sabiendo que "nada es imposible para Dios, y que Dios no hace nada solo".

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