El Papa celebra el Jubileo con seis mil reclusos en San Pedro El clamor de León XIV (y de Francisco) a los presos: "¡Que nadie se pierda! ¡Que todos se salven!"

León XIV, durante la misa
León XIV, durante la misa

"Son muchos los que aún no comprenden que hay que levantarse de toda caída, que ningún ser humano coincide con lo que ha hecho y que la justicia es siempre un proceso de reparación y reconciliación"

"¡Que nadie se pierda! ¡Que todos se salven! Esto es lo que quiere nuestro Dios, este es su Reino, este es el objetivo de su acción en el mundo". Seis mil peregrinos participaron, este domingo, en la misa del Jubileo de los Presos, presidida por el Papa Leó XIV en la basílica de San Pedro. Una ceremonia emotiva, con cánticos de libertad, escuchando las voces de los silenciados entre rejas, y de muchos que, después de un tiempo en la cárcel, han recobrado su libertad. Exterior, e interior.

Creemos. Crecemos. Contigo

En su homilía, Prevost reivindicó la oportunidad de celebrarlo en el tercer Domingo de Adviento, el de la alegría, "que nos recuerda la dimensión  luminosa de la espera: la confianza en que algo bello, y gozoso sucederá". Y lo hizo reivindicando uno de los momentos clave de la apertura de este Año Jubilar. el 26 de diciembre, con el Papa Francisco abriendo la Puerta Santa en la cárcel de Rebibbia, con dos imágenes: la del ancla de la esperanza, y la de las puertas del corazón abiertas. Bergoglio, recordó León, "nos invitaba a  mantener viva la fe en la vida que nos espera y a creer siempre en la posibilidad de un futuro mejor.  Al mismo tiempo, sin embargo, nos exhortaba a ser, con corazón generoso, agentes de justicia y  caridad en los ambientes en los que vivimos". 

Misa en San Pedro
Misa en San Pedro

"Debemos reconocer que, a pesar del  compromiso de muchos, también en el mundo penitenciario queda aún mucho por hacer" en este campo. "La cárcel es un entorno difícil y hasta las mejores intenciones pueden encontrar muchos obstáculos", admitió León XIV. "Precisamente por eso, no hay que cansarse, desanimarse o retroceder, sino seguir adelante con tenacidad, valentía y espíritu de colaboración", subrayó. 

"De hecho, son muchos los que aún no comprenden que hay que levantarse de toda caída, que ningún ser humano coincide con lo que ha hecho y que la justicia es siempre un proceso de reparación y reconciliación", incidió. Un camino difícil, pero posible, especialmente cuando se conservan "incluso en condiciones difíciles, la belleza de los sentimientos, la sensibilidad, la atención a las necesidades de los demás, el respeto, la capacidad de misericordia y perdón". Es ahí cuando "del duro terreno del sufrimiento y el pecado brotan flores  maravillosas e incluso entre los muros de las prisiones maduran gestos, proyectos y encuentros  extraordinarios en su humanidad".

Del duro terreno del sufrimiento y el pecado brotan flores  maravillosas e incluso entre los muros de las prisiones maduran gestos, proyectos y encuentros  extraordinarios en su humanidad

Un camino que han de transitar las personas privadas de libertad, pero también, y "antes aún", aquellos que "tienen la gran responsabilidad de representar ante ellos y para ellos la justicia". "El Jubileo es una llamada a la  conversión y, precisamente por eso, es motivo de esperanza y alegría", recordó Prevost, quien hizo un llamado a la profecía lanzada por el Señor, la de un mundo en el que los ciegos ven y la Buena Noticia es anunciada a los pobres.

Algunos de los participantes en la misa de hoy
Algunos de los participantes en la misa de hoy

Amnistía y condonación de las penas

De ahí, señaló el Papa, "el compromiso de  promover en todos los ámbitos —y hoy subrayamos especialmente en las cárceles— una civilización  fundada en nuevos criterios y, en última instancia, en la caridad". Volviendo a Bergoglio, Prevost hizo suyo el deso de que "durante el Año Santo se  concedieran también «formas de amnistía o de condonación de la pena orientadas a ayudar a las  personas para que recuperen la confianza en sí mismas y en la sociedad» (Bula Spes non confundit,  10) y a todos ofrecerles oportunidades reales de reinserción".

"Confío en que en muchos países se dé cumplimiento a su deseo", recalcó León XIV. El Evangelio de Juan el Bautista de hoy "también nos habla de esto", de "un corazón reconciliado con Dios y con los hermanos.". Esa es la Tierra Prometida, también para los reclusos y para los representantes del mundo peniteciario.

León XIV, hoy en el Vaticano
León XIV, hoy en el Vaticano

"No es fácil. Los problemas que hay que afrontar son muchos", señaló el Papa, denunciando "el hacinamiento, el compromiso aún insuficiente para garantizar programas educativos estables de recuperación y oportunidades de trabajo" o, en el ámbito más personal, "el peso del pasado,  las heridas que hay que curar en el cuerpo y en el corazón, las desilusiones, la infinita paciencia que  se necesita, consigo mismo y con los demás, cuando se emprenden caminos de conversión, y la  tentación de rendirse o de no perdonar más".

Sin embargo, incluso ahí, resuena con fuerza que "que todos se salven". "Al acercarse la Navidad, queremos abrazar  también nosotros, aún con más fuerza, su sueño, perseverantes en nuestro compromiso y  llenos de confianza. Porque sabemos que, incluso ante los desafíos más grandes, no estamos solos: el  Señor está cerca, camina con nosotros y, con Él a nuestro lado, siempre sucederá algo  maravilloso y alborozador", finalizó. 

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