El jesuita que dirigió la comunicación con dos Papas cumple 80 años Lombardi: “Benedicto XVI se siente preparado para el encuentro definitivo con el Señor"

Federico Lombardi
Federico Lombardi

Lo ha sido todo en la comunicación de la Santa Sede. Incluso el encargado de gestionar informativamente un hecho inédito en siete siglos en la historia de la Iglesia: la renuncia de Benedicto XVI en 2013. Hasta aquel año, y desde casi el inicio del pontificado del Papa alemán, el jesuita Federico Lombardi dirigió la información de la Santa Sede

Reconoce Lombardi que la suya ha sido una relación muy especial con Benedicto XVI, "que siempre me hizo sentir cómodo", y que a él no le pilló de nuevas su renuncia al papado

La última vez que se encontró con el Papa emérito, recuerda, fue el pasado 7 de mayo. "Habla en un susurro y es ayudado en esta mediación por su secretario el arzobispo Georg Gänswein. Todavía conserva una formidable lucidez mental", señala al diario Avvenire

Lo ha sido todo en la comunicación de la Santa Sede. Incluso el encargado de gestionar informativamente un hecho inédito en siete siglos en la historia de la Iglesia: la renuncia de Benedicto XVI en 2013. Hasta aquel año, y desde casi el inicio del pontificado del Papa alemán, el jesuita Federico Lombardi dirigió la información de la Santa Sede, aunque nunca se consideró "el portavoz" del Papa. Rompía moldes con su admirado Navarro Valls.

Ahora, en vísperas de cumplir los 80 años y los 50 de ordenación sacerdotal, este afable religioso, que preside la Fundación que otorga los Premios Benedicto XVI, así como la comunidad de jesuitas de La Civiltà Cattolica, relata algunas de sus impresiones en su convivencia con los últimos papas en una entrevista con el diario Avvenire.

Lombardi con el papa Benedicto XVI
Lombardi con el papa Benedicto XVI

Reconoce Lombardi que la suya ha sido una relación muy especial con Benedicto XVI, "que siempre me hizo sentir cómodo", y que a él no le pilló de nuevas su renuncia al papado. "Ya en 2010, en el famoso libro-entrevista 'Luz en el mundo', con Peter Seewald, Benedicto había insinuado la posibilidad de su dimisión principalmente por motivos de salud y de no poder llevar a cabo lo mejor posible su misión pública como sucesor de Pedro. Tras el viaje al Líbano en septiembre de 2012, ya con 85 años y conducido por él de forma excelente, ya se había dado cuenta de que su antigua fuerza y energía habían decaído. Lo que llamó la atención de todos fue la serenidad y el desapego de su renuncia".

La última vez que se encontró con el Papa emérito, recuerda, fue el pasado 7 de mayo. "Habla en un susurro y es ayudado en esta mediación por su secretario el arzobispo Georg Gänswein. Todavía conserva una formidable lucidez mental. Tiene una memoria y una capacidad de conexión realmente notables para su edad. Todo esto es evidente por la calidad de sus preguntas y respuestas. ¿Qué me ha dejado esta última reunión? La idea de un hombre que, a pesar de su fragilidad, transmite serenidad, gracias también, creo, a una intensa vida de oración. Siempre se despide con una hermosa sonrisa y se siente preparado para el encuentro definitivo con el Señor".

Al servicio del primer Papa jesuita

Durante tres años, hasta 2016, este religioso piamontés se encontró haciendo la labores de portavoz de un hermano suyo de congregación, Jorge Mario Bergoglio, el primer Papa jesuita de la historia, un momento que recuerda haber vivido "como una gracia", y sobre todo "la espontaneidad y empatía que tiene con cada persona que se encuentra y se acerca a él".

Lombardi con el papa Francisco
Lombardi con el papa Francisco

"Lo que me une a él -relata en el el Avvenire- es el lenguaje de la espiritualidad ignaciana y el conocimiento y la práctica de los Ejercicios Espirituales. Palabras como discernimiento o su idea de llevar el anuncio del Evangelio al mundo de hoy y en el signo de los tiempos forman parte de un lenguaje propio de nosotros los jesuitas. Los regalos más hermosos de los tres años pasados con el Papa fueron descubrir su libertad de espíritu (basta pensar en sus gestos espontáneos como las llamadas telefónicas) y el soplo de aire fresco que trajo dentro y fuera de la Iglesia", recuerda Federico Lombardi, un jesuita que se formó en Matemáticas y acabó sirviendo a la comunicación de la Iglesia. Y sirviendo bien, como le han reconocido la inmensa mayoría de los periodistas que le han tratado.

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