El teólogo e historiador de la Iglesia insta a Francisco a actualizar inmediatamente las reglas del cónclave Massimo Faggiolli: “Los opositores a Francisco podrían influir decisivamente en la elección del nuevo Papa"

El Colegio Cardenalicio, en una imagen de 2019.
El Colegio Cardenalicio, en una imagen de 2019.

Pese a haber introducido cambios de gran calado en el seno de la Iglesia, Bergoglio cumplirá 85 años en diciembre y aún tiene pendiente actualizar las reglas del cónclave, cosa que debe hacer pronto si quiere evitar males mayores en la Iglesia

Massimo Faggioli, reconocido historiador de la Iglesia, reflexiona en uno de sus últimos artículos para dar respuesta a “preguntas apremiantes” en relación con un futuro cónclave que muchos empiezan a vislumbrar a corto o medio plazo

“Francisco puede ser un legislador eficaz e incisivo, como hemos visto en muchos otros ámbitos. Pero a veces es demasiado reacio a cambiar los mecanismos institucionales. Prefiere, en cambio, iniciar reformas espirituales a largo plazo para cambiar los modos de la Iglesia en el futuro”, subraya Faggioli

"Probablemente el mayor cambio desde los dos últimos cónclaves es el poder de los influenciadores católicos en los medios de comunicación tradicionales y en los medios digitales y sociales”

Las modificaciones introducidas por el papa Francisco en el Colegio Cardenalicio durante los últimos años reflejan un claro afán por ‘deseuropeizar’ la Iglesia con el nombramiento de cardenales de países que no pertenecen al Viejo Continente. Sin embargo, pese a que se trata de un cambio de gran calado en el seno de la institución, Bergoglio cumplirá 85 años en diciembre y aún tiene pendiente actualizar las reglas del cónclave, cosa que debe hacer pronto si quiere evitar males mayores en la Iglesia. 

Este es el mensaje que lanza el teólogo e historiador de la Iglesia, Massimo Faggioli, en uno de sus últimos artículos, publicado el pasado 20 de julio en La Croix International. En un intento de reflexionar para dar respuesta a “preguntas apremiantes” sobre el próximo cónclave, Faggioli recoge y amplía las aportaciones que otro conocido historiador, Alberto Melloni, ha realizado sobre el tema.   

El recononcido historiador Massimo Faggioli.

La libertad del próximo cónclave, en peligro

Melloni y Faggioli coinciden en que “Francisco no está obligado a actualizar las reglas del cónclave”, pero instan al Papa a hacerlo. Por dos razones: la primera, las nuevas normas promulgadas por Bergoglio para combatir los abusos sexuales del clero, que entre otras cosas abordan el hecho de que los obispos no actúen con decisión contra estos actos. “Este sistema —apunta Faggioli— puede adoptar a veces la forma de una ‘justicia retributiva’ en detrimento de la equidad, desencadenada por la presión externa para reprimir al clero sometido a la crítica pública”. La segunda razón: los cambios canónicos de Francisco, que podrían exponer a los cardenales a acusaciones instrumentales. Esto plantea la posibilidad de que sean excluidos del cónclave o, al menos, de la lista de posibles candidatos al papado.

Estas novedades constituyen una amenaza a la libertad del próximo cónclave. “Sin algunos cambios en la constitución que rige el cónclave, el siglo XXI podría significar el regreso de un formidable poder de veto capaz de cambiar el resultado de la elección papal. Un poder de veto que ya no ejercen los monarcas católicos, sino los nuevos imperios de las redes sociales y quienes tienen el conocimiento para usarlas o el interés en amenazar con usarlas", advierte Faggioli alineándose con el planteamiento expresado por su colega Melloni.

Fumata negra de la Capilla Sixtina.

Cuatro propuestas 

Cuatro son las propuestas que ponen sobre la mesa ambos historiadores. La primera: intensificar el cónclave, esto es, que todos los cardenales que asistan a la elección deberían alojarse obligatoriamente en la residencia de Santa Marta (donde vive Bergoglio) tan pronto como lleguen a Roma, en lugar de esperar hasta que el cónclave comience realmente. 

Segunda recomendación: que las reuniones diarias antes del cónclave de todos los cardenales, incluidos los no electores mayores de 80 años, incluyan reuniones en un ambiente confidencial sólo para los electores.

Tercera propuesta: cambiar la frecuencia de las votaciones. Sólo una votación diaria durante los tres primeros días; dos votaciones diarias durante los tres días siguientes; y cuatro durante los tres días siguientes. Según Melloni, estas circunstancias darían a las “diferentes facciones” del cónclave más tiempo para debatir y aliviaría a los cardenales de la presión de los medios de comunicación para producir un nuevo Papa con rapidez.

Cuarta propuesta: las nuevas reglas deberían dar al cardenal que ha recibido suficientes votos para ser Papa más tiempo para rezar, reflexionar y examinar su conciencia. Este hecho le permitiría pensar bien si hay algo en su pasado (como cuando tuvo que lidiar con casos de abuso) que podría exponer a la duda la elección papal. Esta propuesta no tiene otro propósito que el de evitar a toda costa los riesgos de unas elecciones precipitadas. 

Jorge Mario Bergoglio tras ser elegido Papa, en 2013.

Un vacío de poder

“El intento de Viganò y otros de derrocar al Papa en agosto de 2018 fue el equivalente eclesiástico del ataque al Capitolio en Washington el 6 de enero por los partidarios de Donald Trump”, argumenta Faggioli para ilustrar la fuerte división en la Iglesia católica de EEUU en relación con el pontificado de Bergoglio. En este sentido, el historiador advierte que en el próximo cónclave habrá un vacío de poder en Roma que no existía en agosto de 2018, cuando el caso Viganò. “La situación podría ser mucho más peligrosa de lo que muchos esperan. Es ingenuo suponer que quienes siempre han acusado a Francisco de no ser verdaderamente católico se abstendrán de hacer todo lo posible para salirse con la suya en el próximo cónclave”, sentencia.

La reciente hospitalización del Papa en el Gemelli de Roma es otra de las razones aducidas por Faggioli para justificar la peligrosidad de la situación de cara a un próximo cónclave. “Todavía no está claro cómo será la recuperación de un hombre de su avanzada edad, pero algunos ya empiezan a especular sobre si podrá seguir dirigiendo la Iglesia”, reflexiona el historiador.

En este contexto, a nadie ha de extrañar, pues, que hayan empezado los rumores y discusiones acerca de quiénes son los cardenales que a corto o medio plazo podrían suceder al Papa argentino. Según Faggioli, a pesar de que la decisión de Francisco de derogar el ‘Summorum pontificum’ (carta apostólica de Benedicto XVI que da una mayor facilidad para el uso en la Iglesia latina) es una muestra de su determinación, “algunos lo interpretarán como un acto precipitado ante el deterioro de su salud y la proximidad del fin de su pontificado”. 

Concluye Faggioli su alegato con una crítica constructiva al Santo Padre. “Francisco puede ser un legislador eficaz e incisivo, como hemos visto en muchos otros ámbitos. Pero a veces es demasiado reacio a cambiar los mecanismos institucionales. Prefiere, en cambio, iniciar reformas espirituales a largo plazo para cambiar los modos de la Iglesia en el futuro”.

Bergoglio debe, pues, apresurarse a actualizar las reglas del cónclave y no suponer que puede esperar hasta el final de su pontificado para hacerlo. “Se trata de un asunto urgente que debe tratarse inmediatamente. Probablemente el mayor cambio desde los dos últimos cónclaves es el poder de los influenciadores católicos en los medios de comunicación tradicionales y en los medios digitales y sociales”, sentencia Faggioli.

Sarah, Müller, Becciu, Burke, Viganò, cardenales opositores del Papa
Sarah, Müller, Becciu, Burke, Viganò, cardenales opositores del Papa

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