El secretario del Dicasterio para el Servicio del Desarrollo Humano Integral concluye su mandato en Roma Monseñor Duffé, en su despedida: "Convivencia y armonía con la Creación, brújula y reto para el mundo actual"
En un contexto mundial frenético e inquieto debemos recuperar nuestro "sentido del ritmo y del límite"
Tiempos modernos que define como marcados por el "gran reto de la convivencia, el reconocimiento y la aceptación mutua"
La salud, la ecología y las cuestiones sociales están profundamente vinculadas y conducen a lo que Francisco pidió, a saber, un "redescubrimiento de la creación"
"Somos una Iglesia -dice- en medio de un mundo ansioso, a veces incluso angustiado. Somos una Iglesia llamada a ofrecer presencia, atención, misericordia y cuidado a las personas. Y este es el sentido de esta reforma"
La salud, la ecología y las cuestiones sociales están profundamente vinculadas y conducen a lo que Francisco pidió, a saber, un "redescubrimiento de la creación"
"Somos una Iglesia -dice- en medio de un mundo ansioso, a veces incluso angustiado. Somos una Iglesia llamada a ofrecer presencia, atención, misericordia y cuidado a las personas. Y este es el sentido de esta reforma"
| Hélène Destombes y Gabriella Ceraso
(Vatican News).- Al final de su mandato, el secretario del Dicasterio para el Servicio del Desarrollo Humano Integral, monseñor Bruno-Marie Duffé repasa los puntos más destacados de sus cuatro años de trabajo y lanza una invitación a desarrollar nuevas formas de relación para dar espacio a la esperanza: en un contexto mundial frenético e inquieto debemos recuperar nuestro "sentido del ritmo y del límite".
A partir de julio, monseñor Bruno-Marie Duffé, sacerdote de la diócesis de Lyon, termina su mandato como secretario del Dicasterio para el Servicio del Desarrollo Humano Integral, dirigido por el cardenal Peter Turkson. Un encargo que comenzó en junio de 2017 con el nombramiento papal y marcado por etapas importantes como el viaje como enviado a Brasil en 2019 a Brumadinho, tras el derrumbe en la mina de hierro que causó la muerte de más de 270 personas.
Proximidad y reciprocidad: palabras clave en el repaso de estos años de Monseñor Duffé, en la entrevista que concedió a la redacción francesa de Vatican News, deteniéndose en unos tiempos modernos que define como marcados por el "gran reto de la convivencia, el reconocimiento y la aceptación mutua" que nos sitúa en el filo, a caballo entre "la violencia y la ruptura" o "el diálogo y el estímulo mutuo".
Convivencia y acogida: los grandes retos de los tiempos modernos
Una gran parte de su trabajo en los últimos años se ha centrado en el problema "sanitario", esencialmente a causa de la pandemia y la consiguiente decisión del Papa de crear una Comisión COVID-19. Monseñor Duffé señala que esta experiencia ha mostrado cada vez más claramente cómo la salud, la ecología y las cuestiones sociales están profundamente vinculadas y conducen a lo que Francisco pidió, a saber, un "redescubrimiento de la creación". Y todos los actores, todos los ámbitos, todas las religiones, son importantes en este sentido: todos pueden contribuir a "construir, reconstruir y desplegar un nuevo modo de relaciones entre nosotros y un nuevo modo de diálogo entre todos" en armonía con la Creación.
Pero, ¿cómo aplicarlo y por dónde empezar? Mons. Duffé, citando también su experiencia en América Latina, subraya el concepto de "memoria", de "revisar nuestra memoria". En nuestra memoria colectiva y personal, dice, "tenemos un cierto número de elementos que pueden ayudarnos a pensar en este nuevo modelo. No se trata de volver al pasado", explica, "sino de revisar los valores y las referencias que tenemos", empezando por recuperar el sentido del "límite" y del "ritmo" en una época que Monseñor Duffé considera frenética". Uno de los retos actuales es precisamente este: "La memoria, la esperanza, la solidaridad concreta", dice, "son como una brújula que podríamos ofrecer a todos".
La reforma del Vaticano: no sólo las normas sino la identidad de la Iglesia
Por último, una reflexión sobre la reforma iniciada por el Papa, que, lejos de ser puramente estructural o administrativa o incluso normativa, debe entenderse en términos de "dinámica de la misión y de la presencia de la Iglesia en el mundo contemporáneo". La imagen que adopta el prelado es la del Pontífice abriendo "caminos y perspectivas" para que todos los bautizados puedan ser actores de la misión. "Somos una Iglesia -dice- en medio de un mundo ansioso, a veces incluso angustiado. Somos una Iglesia llamada a ofrecer presencia, atención, misericordia y cuidado a las personas. Y este es el sentido de esta reforma".