El fundador de Mensajeros de la Paz participó en el Jubileo de los pobres y quiere que la Iglesia siga siendo hospital de campaña “Mi corona son los pobres”: El Padre Ángel desafía a la soledad y al olvido en Roma, junto al Papa León XIV

Padre Ángel y el Padre Peio, junto a otro sacerdote y un diácono en Roma
Padre Ángel y el Padre Peio, junto a otro sacerdote y un diácono en Roma

“Llevo toda mi vida dedicada a los más necesitados y luchando por ellos”, confiesa el propio fundador de Mensajeros de la Paz, recordando los orígenes de la asociación en Oviedo, junto a Jesús Silva, en 1962

Al padre Ángel le acompañó esta vez el padre Peio, párroco de Santa Ana en Barcelona, un templo-refugio que replica la hospitalidad incondicional de la iglesia madrileña de San Antón

"Van surgiendo nuevas pobrezas y tenemos que hacerles frente. Una de las más graves y dolorosas es la soledad, especialmente de los ancianos", denuncia el cura de los pobres, destacando el nuevo frente de la Fundación Social Padre Ángel Ayudando a Combatir la Soledad

El padre Ángel regresa de cada visita a Roma con más esperanza, más proyectos y el convencimiento firme de que la Iglesia solo será creíble si, como dice el Papa, cuida y escucha a los “descartados”

El padre Ángel, fundador y presidente de Mensajeros de la Paz, volvió a Roma acompañado por el padre Peio para participar, junto a miles de pobres y sin techo, en el Jubileo de los pobres convocado por el Papa León XIV. Fiel a su carisma de “Iglesia en salida”, el sábado celebró misa con los sintecho españoles en Santa Lucía Golfalone, la parroquia claretiana romana, y el domingo compartió la solemnidad de la Eucaristía papal en San Pedro con cerca de 10.000 desfavorecidos.

No es la primera vez que el padre Ángel cruza las puertas del Vaticano, ni será la última. Siempre vuelve con la misma misión: recordar a los poderosos, y al mundo entero, que los pobres “son el corazón de la Iglesia”, como señala incansablemente el Papa León, siguiendo la huella de Francisco.

Creemos. Crecemos. Contigo

Misa en la iglesia de los claretianos de Roma
Misa en la iglesia de los claretianos de Roma

“Llevo toda mi vida dedicada a los más necesitados y luchando por ellos”, confiesa el propio fundador de Mensajeros de la Paz, recordando los orígenes de la asociación en Oviedo, junto a Jesús Silva, en 1962. “Son mi corona y con ella me presentaré ante el Dios de los pobres”.

Al padre Ángel le acompañó esta vez el padre Peio, párroco de Santa Ana en Barcelona, un templo-refugio que replica la hospitalidad incondicional de la iglesia madrileña de San Antón. Ambos han convertido sus comunidades cristianas en verdaderos hogares para los desheredados, rompiendo muros y fachadas para convertir la iglesia en símbolo vivo del Evangelio.

"Van surgiendo nuevas pobrezas y tenemos que hacerles frente. Una de las más graves y dolorosas es la soledad, especialmente de los ancianos", denuncia el cura de los pobres, destacando el nuevo frente de la Fundación Social Padre Ángel Ayudando a Combatir la Soledad, un proyecto puntero en luchar contra el abandono y el aislamiento, especialmente de los más ancianos.

Por eso, el Padre mostró su especial satisfacción, porque León XIV parece estar en su misma sintonía respecto a los estragos que está causando la soledad en todo tipo de pobrezas y llegó a decir en su homilía que "el drama que atraviesa a todas las pobrezas de manera transversal, es la soledad".

Confirmado en su intuición, en la basílica de San Pedro, donde León XIV presidió la Eucaristía ante miles de excluidos de Europa, África y América, el padre Ángel lanzó de nuevo su grito profético: "Es un honor poder seguir sirviendo a los pobres, ellos dan sentido a mi vida. Son los que más cerca están de Dios y acariciarlos a ellos es tocar la carne de Cristo".

Comida con los pobres en Roma
Comida con los pobres en Roma

Quizás por eso, el padre Ángel regresa de cada visita a Roma con más esperanza, más proyectos y el convencimiento firme de que la Iglesia solo será creíble si, como dice el Papa, cuida y escucha a los “descartados”.

Su vida y su testimonio, tejidos de presencia y acompañamiento junto a los más vulnerables, son el mejor recordatorio de que la caridad verdadera no entiende de fronteras ni de templos cerrados, sino de puentes, manos tendidas y corazones abiertos.

Misa en la iglesia de los claretianos
Misa en la iglesia de los claretianos

Volver arriba