El Santo Padre inaugura en Roma los Estados Generales de la Natalidad Papa Francisco: "Sin natalidad no hay futuro"

El Papa y la higuera de la fertilidad
El Papa y la higuera de la fertilidad

“Para que el futuro sea bueno, debemos ocuparnos de las familias, especialmente de las jóvenes, acosadas por preocupaciones que corren el riesgo de paralizar sus proyectos de vida”

"Un hijo es el mayor regalo para todos y es lo primero. Por ello debemos dar prioridad a los niños si queremos volver a ver la luz después del largo invierno demográfico”

"A menudo hablamos de sostenibilidad económica, tecnológica y medioambiental. Pero también tenemos que hablar de la sostenibilidad generacional"

“Agradezco a todos los que hoy reflexionan sobre el tema de la natalidad, que es fundamental para invertir la tendencia y hacer que Italia vuelva a moverse, empezando por la vida, empezando por el ser humano”. Con estas palabras ha arrancado el discurso del papa Francisco en el acto de apertura de la primera edición de los Estados Generales de la Natalidad, una iniciativa online promovida por el Foro de Asociaciones Familiares

Arropado por el Presidente del Auditorio, Dr. Francesco Carducci, el Presidente del Consejo de Ministros de la República Italiana, Mario Draghi, y el Presidente Nacional del Foro de Asociaciones Familiares, Gigi De Palo, el Santo Padre ha aplaudido este proyecto que implica tambien a empresas, bancos, cultura, medios de comunicación, deporte y espectáculo.

Papa y natalidad

“En realidad, hay muchas otras personas aquí entre nosotros: hay sobre todo jóvenes que sueñan. Los datos dicen que la mayoría de los jóvenes quieren tener hijos. Pero sus sueños de vida, brotes de renacimiento para el país, chocan con un invierno demográfico todavía frío y oscuro: sólo la mitad de los jóvenes cree que podrá tener dos hijos en su vida” ,ha dicho Bergoglio desde el Auditorium Conciliazione de la capital italiana.

El pontífice ha recordado el escaso número de nacimientos registrados en Italia durante los últimos años, especialmente en 2020, en que se ha producido un mínimo histórico, y ha alertado ante el envejecimiento poblacional no solo del país transalpino sino de toda Europa, “que se está convirtiendo en el Viejo Continente, no ya por su gloriosa historia, sino por su avanzada edad”. Pese a ello, Bergoglio lamenta que la gravedad del problema no haya hecho reaccionar a una sociedad abocada “al presente y lo inmediato”. 

El papa Francisco ha reivindicado el papel de las familias, que "no son el tejido conectivo de Italia”, sino que “son Italia" “¡Cuántas familias en estos meses han tenido que hacer horas extras, dividiendo sus hogares entre el trabajo y la escuela, con los padres actuando como profesores, técnicos informáticos, trabajadores, psicólogos! ¡Y cuántos sacrificios se exigen a los abuelos, los verdaderos botes salvavidas de las familias! 

Papa y natalidad

“Para que el futuro sea bueno, debemos ocuparnos de las familias, especialmente de las jóvenes, acosadas por preocupaciones que corren el riesgo de paralizar sus proyectos de vida”, ha afirmado el papa, consciente del “desconcierto causado por la incertidumbre laboral y los temores provocados por los costes cada vez más inasumibles de la crianza de los hijos”. 

Asimismo, Bergoglio ha elogiado que el Gobierno de Italia se haya decidido a convertir en ley una prestación, definida como única y universal, para que cada niño que nazca. “Espero que este subsidio responda a las necesidades reales de las familias, que han hecho y hacen tantos sacrificios, y marque el inicio de reformas sociales que pongan a los niños y a las familias en el centro”. 

Reflexiones para promover la natalidad

Seguidamente, el Santo Padre ha lanzado tres reflexiones para salir del “invierno demográfico”. La primera: “Todo regalo se recibe, y la vida es el primer regalo que todos han recibido. Nadie puede dárselo a sí mismo. En primer lugar, hubo un regalo. Es un antes que en el transcurso de la vida olvidamos, siempre empeñados en mirar el después, en lo que podemos hacer y tener. Pero ante todo hemos recibido un don y estamos llamados a transmitirlo. Y un hijo es el mayor regalo para todos y es lo primero”. “Por ello”, ha recordado, “debemos dar prioridad a los niños si queremos volver a ver la luz después del largo invierno”.

Papa y natalidad

El segundo pensamiento ha girado en torno a la palabra sostenibilidad, “palabra clave para construir un mundo mejor”. “A menudo hablamos de sostenibilidad económica, tecnológica y medioambiental. Pero también tenemos que hablar de la sostenibilidad generacional. No podremos alimentar la producción y proteger el medio ambiente si no prestamos atención a las familias y los niños. El crecimiento sostenible viene de aquí. La historia nos enseña esto. Durante las fases de reconstrucción que siguieron a las guerras que devastaron Europa y el mundo en siglos pasados, no hubo reinicio sin una explosión de nacimientos, sin la capacidad de infundir confianza y esperanza en las generaciones más jóvenes”. 

El pontífice ha recordado que es el momento de la responsabilidad “para hacer florecer la sociedad”. Una responsabilidad que atañe a la familia pero también a la escuela, que es, según Francisco, fundamental. "La escuela", ha dicho, “no puede ser una fábrica de nociones que se viertan sobre los individuos; debe ser el momento privilegiado del encuentro y del crecimiento humano. En la escuela uno no madura sólo por las notas, sino por las caras que conoce. Y para los jóvenes es esencial entrar en contacto con modelos elevados que formen tanto los corazones como las mentes".

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"En la educación el ejemplo hace mucho, también pienso en el mundo del espectáculo y el deporte. Es triste ver a modelos que sólo se preocupan por aparentar, siempre guapas, jóvenes y en forma. Los jóvenes no crecen gracias a los fuegos artificiales de la apariencia, maduran si se sienten atraídos por quienes tienen el valor de perseguir grandes sueños, de sacrificarse por los demás, de hacer el bien al mundo en que vivimos”, ha reflexionado. 

La tercera reflexión del papa ha hecho alusión a la palabra alma. “La sostenibilidad necesita un alma, y esta alma es solidaridad. Al igual que necesitamos la sostenibilidad generacional, necesitamos la solidaridad estructural. La solidaridad espontánea y generosa de muchas personas ha permitido a muchas familias salir adelante en estos tiempos difíciles y hacer frente a la creciente pobreza. Sin embargo, no podemos quedarnos en el ámbito de lo urgente y lo temporal, tenemos que dar estabilidad a las estructuras que apoyan a las familias y ayudan a los nacimientos. Necesitamos una política, una economía, una información y una cultura que fomenten valientemente la natalidad. Necesitamos políticas familiares de largo alcance y con visión de futuro”, ha concluido.

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