"El Apóstol nos recuerda que no podemos permitirnos ningún cansancio en el hacer el bien" Papa: "La tentación de los cristianos es ir hacia atrás para estar más seguros. Y los cristianos no somos gente que va hacia atrás"

Neocatecumenales en la audiencia
Neocatecumenales en la audiencia

"Pablo nunca pensó en un cristianismo de rasgos irénicos, desprovisto de empuje y de energía"

"Pablo reiteró con parresia a los creyentes  que la libertad no equivale en absoluto a libertinaje, ni conduce a

"La oración de Pentecostés es una  oración bellísima. Nos hará bien rezarla a menudo. Nos ayudará a caminar en el Espíritu, en la libertad y  en la alegría"

"Despierta a Cristo que duerme en medio de la tempestad. Es precisamente así. Debemos despertar  a Cristo en nuestro corazón y solo entonces podremos contemplar las cosas con su mirada"

El Papa Francisco concluye su catequesis sobre la Carta de Pablo a los Gálatas, alabándolo como “evangelizador, teólogo y pastor”. Porque, según Bergoglio, el cristianismo que predicaba Pablo no era “irénico”, sino “con empuje y energía”. Por eso, “El Apóstol nos recuerda que no podemos permitirnos  ningún cansancio en el hacer el bien”. Y tampoco podemos caer en la tentación “de ir hacia atrás”Y, para eso, “para ser “dóciles al Espíritu”, el Papa invita a los fieles a rezar a diario “la bellísima oración” de Pentecostés. “Nos hará bien rezarla a menudo. Nos ayudará a caminar en el Espíritu, en la libertad y  en la alegría”, concluyó.

Tras el saludo en inglés, un gran grupo de necocatecumenales, puestos en pie y con una gran pancarta y una cruz, entonaron un canto, que la gente y el propio Papa aplaudieron.

Audiencia papal
Audiencia papal

Texto íntegro de la catequesis del Papa

Queridos hermanos y hermanas, ¡buenos días! 

Hemos llegado al final de las catequesis sobre la Carta a los Gálatas. ¡Sobre cuántos otros  contenidos, presentes en este escrito de San Pablo, se habría podido reflexionar! La Palabra de Dios es  una fuente inagotable. Y el apóstol en esta Carta nos ha hablado como evangelizador, como teólogo y  como pastor.  

El santo obispo Ignacio de Antioquía tiene una bonita expresión, cuando escribe: «No hay, pues,  más que un solo maestro, aquél que “ha hablado y todo ha sido hecho” y las cosas que ha hecho en el  silencio son dignas de su Padre. Aquél que posee en verdad la palabra de Jesús puede entender también su  silencio» (Ad Ephesios, 15,1-2). Podemos decir que el apóstol Pablo ha sido capaz de dar voz a este  silencio.

Sus intuiciones más originales nos ayudan a descubrir la impactante novedad encerrada en la  revelación de Jesucristo. Ha sido un verdadero teólogo, que ha contemplado el misterio de Cristo y lo ha  transmitido con su inteligencia creativa. Y también fue capaz de ejercer su misión pastoral hacia una  comunidad perdida y confundida. Lo hizo con métodos diferentes: usó de vez en cuando la ironía, el  rigor, la mansedumbre… Reclamó su propia autoridad de apóstol, pero al mismo tiempo no escondió la  debilidad de su carácter. En su corazón la fuerza del Espíritu realmente excavó: el encuentro con Cristo  Resucitado conquistó y transformó toda su vida, y la dedicó íntegramente al servicio del Evangelio. 

Pablo nunca pensó en un cristianismo de rasgos irénicos, desprovisto de empuje y de energía, al  contrario. Ha defendido la libertad llevada por Cristo con una pasión que todavía hoy conmueve, sobre  todo si pensamos en los sufrimientos y la soledad que ha tenido que sufrir. Estaba convencido de haber  recibido una llamada a la que solo él podía responder; y ha querido explicar a los gálatas que también  ellos estaban llamados a esa libertad, que les liberaba de toda forma de esclavitud, porque les hacía  herederos de la promesa antigua y, en Cristo, hijos de Dios.

Audiencia papal
Audiencia papal

Conscientes de los riesgos que esta  concepción de la libertad llevaba, nunca minimizó las consecuencias. Reiteró con parresia a los creyentes  que la libertad no equivale en absoluto a libertinaje, ni conduce a formas de presuntuosa autosuficiencia.  Al contrario, Pablo ha puesto la libertad en la sombra del amor y ha establecido su coherente ejercicio en  el servicio de la caridad. La tentación es siempre ir hacia atrás. Los cristianos no somos gente que va hacia atrás. Tentación ir hacia atrás para estar más seguros, apoyándose en la ley. Pero la verdadera ley alcanza su plenitud en la vida del Espíritu. Toda esta visión fue puesta en el horizonte de la vida según el Espíritu Santo,  que lleva a cumplimiento la Ley donada por Dios a Israel e impide recaer bajo la esclavitud del pecado.  

Al finalizar este itinerario de catequesis, me parece que puede nacer en nosotros una doble actitud.  Por un lado, la enseñanza del apóstol genera en nosotros entusiasmo; nos sentimos impulsados a seguir en  seguida el camino de la libertad, a “caminar según el Espíritu”. Por otro lado, somos conscientes de  nuestros límites, porque tocamos con la mano cada día lo difícil que es ser dóciles al Espíritu, apoyar su  acción benéfica.

Entonces puede surgir el cansancio que frena el entusiasmo. Nos sentimos desanimados,  débiles, a veces marginados respecto al estilo de vida según la mentalidad mundana. San Agustín nos  sugiere cómo reaccionar en esta situación, refiriéndose al episodio evangélico de la tormenta en el lago.  Dice así: «La fe en Cristo en tu corazón es como Cristo presente en la nave. Escuchas insultos, te fatigas, te turbas: Cristo está dormido. ¡Despierta a Cristo, despierta tu fe! Algo puedes hacer, al menos cuando  estés turbado: ¡despierta tu fe! Despierte Cristo y te diga… Despierta, pues, a Cristo… Cree lo dicho y se  producirá en tu corazón una gran bonanza» (Sermones 163/B 6). Despierta a Cristo que duerme en medio de la tempestad. Es precisamente así. Debemos despertar  a Cristo en nuestro corazón y solo entonces podremos contemplar las cosas con su mirada, porque Él ve  más allá de la tormenta. A través de esa mirada serena, podemos ver un panorama que, solos, ni siquiera  es concebible vislumbrar.  

Espíritu Santo
Espíritu Santo

En este camino exigente pero fascinante, el Apóstol nos recuerda que no podemos permitirnos  ningún cansancio en el hacer el bien. Debemos confiar que el Espíritu siempre viene a ayudar en nuestra  debilidad y nos concede el apoyo que necesitamos. ¡Por tanto, aprendamos a invocar más a menudo al  Espíritu Santo! ¿Cuál es la oración al Espíritu Santo? Es espontánea, nace del corazón y su palabra clave es ven, ven. Podemos hacerlo con palabras sencillas, en los diferentes momentos del día. Y podemos  llevar con nosotros, quizá dentro de nuestro Evangelio de bolsillo, la bonita oración que la Iglesia recita  en Pentecostés: «Ven Espíritu divino, manda tu luz desde el cielo. Padre amoroso del pobre, don en tus  dones espléndido. Luz que penetras las almas, fuente del mayor consuelo…». Y así prosigue, es una  oración bellísima. Nos hará bien rezarla a menudo. Nos ayudará a caminar en el Espíritu, en la libertad y  en la alegría. Así, seremos cristianos libres, no encadenados al pasado.

Saludo del Papa en español

Queridos hermanos y hermanas: 

Concluimos hoy las catequesis sobre la Carta del Apóstol san Pablo a los gálatas. En ellas lo  hemos visto como evangelizador, teólogo y pastor que sabe escuchar la Palabra de Dios, incluso en  el silencio de las obras que Jesús cumple. Con intuiciones muy originales nos ha presentado la fe en  Cristo, no como algo que nos apacigua y aplaca sino como un revulsivo que nos llama como  comunidad a abandonar el pecado para seguir la vida del Espíritu.  

Espíritu Santo

De esta enseñanza del Apóstol nace el entusiasmo, que nos lleva a abrazar el camino de la  libertad bajo la guía del Espíritu. Pero ante las dificultades puede surgir también un cansancio que  frena este entusiasmo y nos hace sentir como los discípulos que estaban en la barca la noche de la  tormenta, mientras el Señor dormía y parecía no importarle el peligro. En esos momentos, tenemos  que avivar nuestra fe, despertar a Jesús que duerme en nuestro corazón y escuchar su voz que nos  habla. El Señor ve más allá de la tormenta y, a través de su mirada serena, podremos contemplar el  panorama de forma distinta. 

Saludo cordialmente a los fieles de lengua española. Los animo a pedir con confianza al  Espíritu Santo que ayude nuestra debilidad, lo podemos hacer con la oración que nos propone la  liturgia del día de Pentecostés y que comienza así: «Ven Espíritu divino, manda tu luz desde el  cielo. Padre amoroso del pobre, don en tus dones espléndido. Luz que penetras las almas, fuente del  mayor consuelo». Nos hará bien recitarla frecuentemente, nos ayudará a caminar en la alegría y la  libertad. Que el Señor los bendiga. Muchas gracias. 

Oración al Espíritu Santo

Saludo a los polacos

Doy una cálida bienvenida a los peregrinos polacos. Mañana es el Día de la Independencia Nacional en Polonia. Al dar gracias al Señor por el don de la libertad, recordemos que -como decía San Juan Pablo II- "esta libertad debe gestionarse sobre la base del amor a Dios, a la patria y a los hermanos". (13.11.2002). "Hoy el mundo y Polonia necesitan hombres de gran corazón, que sirvan con humildad y amor, que bendigan y no maldigan, que conquisten la tierra con la bendición" (Sopot, 5.06.1999). Con el deseo de paz y de todo bien, encomiendo a todos los polacos a Dios y os bendigo de corazón.

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