Pide a Europa "misericordia y acogida con hechos y no con palabras" El Papa pide que los afganos "ya sea en su patria o en los países de acogida, puedan vivir con dignidad, en paz y fraternidad"

El niño afgano
El niño afgano

El Papa denuncia: “Incapaces de escuchar, siempre decimos las mismas cosas”

"Hay una sordera interior, que hoy podemos pedir a Jesús que toque y sane. Es peor que la física, es la sordera del corazón"

"Atrapados por las prisas, por mil cosas que decir y hacer, no encontramos tiempo para detenernos a escuchar a quien nos habla"

"Preguntémonos: ¿cómo va mi escucha? ¿Me dejo tocar por la vida de las personas, sé dedicar tiempo a los que están cerca de mí?"

Desde la cátedra de la ventana, el Papa Francisco aprovecha su catequesis del primer ángelus del curso académico para pedir a la gente silencio y ralentización. Para poder escuchar a los demás. Con una denuncia clara: “Incapaces de escuchar, siempre decimos las mismas cosas”. Y es que, según el Papa, nuestra época sufre de sordera física y de otra, aún peor, que es la interior, “la sordera del corazón”. Por eso, para mejorar nuestra salud física y espiritual, Bergoglio nos ofrece la siguiente medicina: “cada día un poco de silencio y de escucha, algunas palabras inútiles menos y algunas palabras más de Dios”.

En los saludos tras el ángelus, el Papa abordó diversos temas de actualidad. En primer lugar, pidió por los afganos, para que, dentro o fuera de su país, "puedan vivir con dignidad" y exigió "educación para los jóvenes afganos, bien esencial para el desarrollo humano".

Angelus

Tras recordar a los muertos y a los damnificados por el huracán en USA, felicito a los hebreos por la celebración del fin de año: "Que el nuevo año sea rico en frutos de paz y de bien para cuantos caminan fielmente en la ley del Señor"

Al pedir oraciones por su próximo viaje a Budapest y Eslovaquia, el Papa se encomendó "a los heróicos confesores" de aquellos países y lanzó un mensaje implicito de misericordia y acogida al húngaro Orban: "Que ellos ayuden a Europa a dar testimonio, también hoy, no tanto con palabras, sino sobre todo con los hechos y con obras de misericordia y acogida, el buen anuncio del Señor que nos ama y que nos salva".

Texto de la catequesis del Papa en el ángelus

Queridos hermanos y hermanas, ¡buenos días!

El Evangelio de la Liturgia de hoy presenta a Jesús que cura a un sordomudo. En el relato, lo que llama la atención es la forma en que el Señor realiza este signo milagroso: toma al sordomudo a un lado, le mete los dedos en los oídos y le toca la lengua con la saliva, luego mira al cielo, suspira y dice: "Efatá", es decir, "¡Abrete! (cf. Mc 7,33-34).

En otras curaciones, de enfermedades igualmente graves, como la parálisis o la lepra, Jesús no hace tantos gestos. ¿Por qué hace todo esto ahora, a pesar de que sólo se le ha pedido que ponga su mano sobre el enfermo (cf. v. 32)? Quizás porque la condición de esa persona tiene un valor simbólico particular y tiene algo que decirnos a todos. ¿De qué se trata? De la sordera. Ese hombre no podía hablar porque no podía oír. Jesús, de hecho, para curar la causa de su malestar, primero le pone los dedos en los oídos.

Papa

Todos tenemos oídos, pero muchas veces no somos capaces de escuchar. De hecho, hay una sordera interior, que hoy podemos pedir a Jesús que toque y sane. Es peor que la física, es la sordera del corazón. Atrapados por las prisas, por mil cosas que decir y hacer, no encontramos tiempo para detenernos a escuchar a quien nos habla.

Corremos el riesgo de volvernos impermeables a todo y de no dar cabida a quienes necesitan ser escuchados: pienso en los hijos, en los jóvenes, en los ancianos, en muchos que no necesitan tanto palabras y sermones, sino ser escuchados.

Preguntémonos: ¿cómo va mi escucha? ¿Me dejo tocar por la vida de las personas, sé dedicar tiempo a los que están cerca de mí? Todos, pero especialmente el sacerdote, que tiene que escuchar a la gente, no andar a toda prisa. Pensemos en la vida familiar: ¡cuántas veces se habla sin escuchar primero, repitiendo los propios estribillos que son siempre iguales! Incapaces de escuchar, siempre decimos las mismas cosas. O no dejamos que el otro termine de hablar y lo interrumpimos.

El renacimiento de un diálogo, a menudo, no viene de las palabras, sino del silencio, de no quedarse estancado, de volver a empezar pacientemente a escuchar a la otra persona, a sus luchas, a lo que lleva dentro. La curación del corazón comienza con la escucha. Pero hay gente aburrida. Escúchale.

Lo mismo ocurre con el Señor. Hacemos bien en inundarle con peticiones, pero haríamos mejor a ponernos primero a escucharle. Jesús lo pide. En el Evangelio, cuando le preguntan cuál es el primer mandamiento, responde: "Escucha, Israel". Luego añade: "Amarás al Señor tu Dios con todo tu corazón [...] y a tu prójimo como a ti mismo" (Mc 12,28-31). Pero en primer lugar dice: "Escucha".

Sordomundo del Evangelio

¿Nos acordamos de escuchar al Señor? Somos cristianos, pero quizás, entre las miles de palabras que escuchamos cada día, no encontramos unos segundos para dejar que resuenen en nosotros algunas palabras del Evangelio.

Jesús es la Palabra: si no nos detenemos a escucharlo, pasa de largo. San Agustín decía: Tengo miedo del Señor cuando pasa. Pero si dedicamos tiempo al Evangelio, encontraremos un secreto para nuestra salud espiritual. He aquí la medicina: cada día un poco de silencio y de escucha, algunas palabras inútiles menos y algunas palabras más de Dios. Siempre con el Evangelio en el bolsillo. Escuchemos hoy, como el día de nuestro bautismo, las palabras de Jesús: "Efatá, ábrete". Jesús, deseo abrirme a tu Palabra, abrirme a la escucha. Sana mi corazón de la cerrazón, de la prisa y de la impaciencia.

Que la Virgen María, abierta a la escucha de la Palabra, que en ella se hizo carne, nos ayude cada día a escuchar a su Hijo en el Evangelio y a nuestros hermanos y hermanas con un corazón dócil, paciente y atento.

Saludos tras el ángelus

Ayer, en Catamarca, fue beatificado Mamerto Esquiú, hermano menor y obispo de Córdoba (al final un beato argentino), un celoso anunciador de la Palabra de Dios, para la edificación de la comunidad eclesial y de la civil.Su ejemplo nos ayude a unir siempre la oración y el apostolado y a servir a la paz y a la fraternidad. UN aplauso al nuevo beato.

Beato Mamerto

En estos momentos dolorosos, que ven a los afganos buscar refugio, rezo por los más vulnerables de ellos. Rezo para que muchos países acojan y protejan a los que buscan una nueva vida. Rezo también por los refugiados internos, para que tengan asistencia y la protección necesaria. Que puedan los jóvenes afganos recibir instrucción, bien esencial para el desarrollo humano y puedan todos los afganos, ya sea en su patria o en los países de acogida, vivir con dignidad en paz y fraternidad con sus vecinos

Aseguro mi oración por la población de Estados Unidos de América, víctima de un huracán. El Señor acoja las almas de los difuntos y sostenga a cuantos sufren por este calamidad.

 En los próximos días, se celebra el fin de año hebrero (Rosh Hasana) y, después, las dos fiestas del Yom Kipur y del Sukot. De corazón felicito a todos los hermanos y hermanas de religión hebraica. Que el nuevo año sea rico en frutos de paz y de bien para cuantos caminan fielmente en la ley del Señor.

Congreso eucarístico en Budapest

El próximo domingo iré a Budapest para la conclusión del Congreso eucarístico internacional. Mi peregrinaje proseguirá después de la misa durante unos días en Eslovaquia y se concluirá con la gran celebración popular de la Virgen de los Dolores, patrona de aquel país. Serán, pues, días marcados por la adoración y la oración en el corazón de Europa.

Saludo a los que han preparado este viaje y les doy las gracias y a todos los que me esperan y a los que deseo encontrar de corazón, pido, asimismo, a todos acompañarme con la oración y confío la visita a la intercesión de tantos heróicos confesores de la fe, que testimoniaron en aquellos lugares el Evangelio y experimentaron la hostilidad y la persecución.

Que ellos ayuden a Europa a dar testimonio, también hoy, no tanto con palabras, sino sobre todo con los hechos y con obras de misericordia y acogida, el buen anuncio del Señor que nos ama y que nos salva.

Hoy es la memoria de Madre Teresa (bello aplauso). Saludo a todas las hermanas de la Caridad, comprometidas en todo el mundo.

Madre Teresa

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