"Los mártires nos recuerdan que la gracia de Dios es capaz de transfigurar incluso la violencia" El Papa denuncia que "la persecución de los cristianos no sólo se produce con armas y maltratos, sino también con palabras, es decir, a través de la mentira y la manipulación ideológica"
"Cada día recibimos noticias de conflictos, calamidades y persecuciones que atormentan a millones de hombres y mujeres. Sin embargo, tanto ante estas aflicciones como ante la indiferencia que quiere ignorarlas, las palabras de Jesús anuncian que la agresión del mal no puede destruir la esperanza de quienes confían en Él"
"A lo largo de toda la historia de la Iglesia, son sobre todo los mártires quienes nos recuerdan que la gracia de Dios es capaz de transfigurar incluso la violencia en signo de redención"
Después del ángelus, León XIV volvió a recalcar la denuncia de las persecuciones de los cristianos en el mundo, especialmente en Bangladesh, Nigeria, Mozambique, Sudán y el Congo
"No podemos acostumbrarnos a la guerra y a la destrucción en la martirizada Ucrania"
Después del ángelus, León XIV volvió a recalcar la denuncia de las persecuciones de los cristianos en el mundo, especialmente en Bangladesh, Nigeria, Mozambique, Sudán y el Congo
"No podemos acostumbrarnos a la guerra y a la destrucción en la martirizada Ucrania"
En su catequesis previa a la oración del ángelus, León XIV recuerda la persecución de los cristianos en todo el mundo: "Cada día recibimos noticias de conflictos, calamidades y persecuciones que atormentan a millones de hombres y mujeres", pero "las palabras de Jesús anuncian que la agresión del mal no puede destruir la esperanza de quienes confían en Él".
Porque, como bien constata la bimilenaria historia de la Iglesia, "a lo largo de toda la historia de la Iglesia, son sobre todo los mártires quienes nos recuerdan que la gracia de Dios es capaz de transfigurar incluso la violencia en signo de redención".
Después del ángelus, León XIV volvió a recalcar la denuncia de las persecuciones de los cristianos en el mundo, especialmente en Bangladesh, Nigeria, Mozambique, Sudán y el Congo. "Como decía hace poco al comentar el Evangelio, también hoy, en diversas partes del mundo, los cristianos sufren discriminaciones y persecuciones. Pienso, en particular, en Bangladesh, Nigeria, Mozambique, Sudán y otros países, de los que a menudo nos llegan noticias de ataques a comunidades y lugares de culto".
"Dios es un padre misericordioso y quiere la paz entre todos sus hijos. Acompaño con mi oración a las familias de Kivu, en la República Democrática del Congo, donde estos días se ha producido una masacre de civiles, con al menos veinte víctimas mortales. Recemos para que cese toda violencia y los creyentes colaboren por el bien común".
También recordó la guerra en la martirizada Ucrania: "Sigo con dolor las noticias de los ataques que siguen afectando a numerosas ciudades ucranianas, incluida Kiev. Causan víctimas y heridos, entre ellos niños, y daños considerables. No podemos acostumbrarnos a la guerra y a la destrucción. Recemos juntos por una paz justa y estable en la martirizada Ucrania."
Y por último, recordó a las víctimas de un accidente en Perú: "Quiero asegurar también mi oración por las víctimas del grave accidente de tráfico ocurrido el miércoles pasado en el sur de Perú. Que el Señor acoja a los difuntos, sostenga a los heridos y consuele a las familias en duelo".
Texto íntegro del ángelus papal
Queridos hermanos y hermanas, ¡feliz domingo!
Mientras el año litúrgico llega a término, el Evangelio de hoy (Lc 21,5-19) nos hace reflexionar sobre los avatares de la historia y el fin de las cosas. Como Jesús conoce nuestro corazón, al contemplar estos acontecimientos nos invita ante todo a no dejarnos vencer por el miedo: «Cuando oigan hablar de guerras y revoluciones —dice— no se alarmen» (v. 9).
Su llamamiento es muy actual. Lamentablemente, cada día recibimos noticias de conflictos, calamidades y persecuciones que atormentan a millones de hombres y mujeres. Sin embargo, tanto ante estas aflicciones como ante la indiferencia que quiere ignorarlas, las palabras de Jesús anuncian que la agresión del mal no puede destruir la esperanza de quienes confían en Él. Cuanto más oscura es la noche, más brilla la fe como el sol.
Cristo, de hecho, afirma dos veces que «a causa de mi Nombre» muchos sufrirán violencia y traición (v. 12.17), pero precisamente entonces tendrán la oportunidad de dar testimonio (cf. v. 13). Siguiendo el ejemplo del Maestro, que en la cruz reveló la inmensidad de su amor, tal invitación nos concierne a todos. La persecución de los cristianos, de hecho, no sólo se produce con armas y maltratos, sino también con palabras, es decir, a través de la mentira y la manipulación ideológica. Sobre todo, cuando estamos oprimidos por estos males, físicos y morales, estamos llamados a dar testimonio de la verdad que salva al mundo, de la justicia que redime a los pueblos de la opresión, de la esperanza que indica a todos el camino de la paz.
En su estilo profético, las palabras de Jesús atestiguan que los desastres y los dolores de la historia tienen un final, mientras que la alegría de quienes reconocen en Él al Salvador está destinada a durar para siempre. «Gracias a la constancia salvarán sus vidas» (v. 19), esta promesa del Señor nos infunde la fuerza para resistir los acontecimientos amenazantes de la historia y toda ofensa; no permanezcamos impotentes ante el dolor, porque Él mismo nos da «elocuencia y sabiduría» (v. 15) para obrar siempre el bien con corazón ardiente.
Queridos hermanos, a lo largo de toda la historia de la Iglesia, son sobre todo los mártires quienes nos recuerdan que la gracia de Dios es capaz de transfigurar incluso la violencia en signo de redención. Por eso, uniéndonos a nuestros hermanos y hermanas que sufren por el nombre de Jesús, busquemos con confianza la intercesión de María, auxilio de los cristianos. Que la Santa Virgen nos consuele y nos sostenga en cada prueba y dificultad.
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