"Que se detenga el ataque, para socorrer los sufrimientos de la población. Que se detengan las armas" El Papa suplica, de nuevo, una tregua y pide a los políticos que "escuchen la voz de la gente que quiere la paz, no la escalada del conflicto"

Fieles en el regina coeli
Fieles en el regina coeli

"Es triste que estos días que son los más santos y solemnes para todos los cristianos se sienta más el fragor mortal de las armas que el sonido de las campanas que anuncian la Resurrección. Es triste que las armas sigan tomando cada vez más el puesto de la palabra"

"A todos pido acrecentar la oración por la paz y de tener la valentía de decir y de manifestar que la paz es posible"

"El  Evangelio nos dice que el Señor no busca cristianos perfectos, que nunca duden y siempre hagan alarde  de una fe segura"

"Jesús vuelve siempre a abrir los cenáculos de nuestros  miedos y de nuestra incredulidad, porque siempre quiere darnos otra oportunidad"

A pesar de su dolor de rodilla, que le impidió presidir la eucaristía de la divina misericordia, el Papa Francisco no ha querido perderse el encuentro con los fieles en el regina coeli. Y desde la cátedra de la ventana, Francisco reconoció que, muchas veces, en la vida “somos como Tomás”, pero también recordó que “el Señor no busca cristianos perfectos”, porque “las crisis nos hacen humildes” y Jesús “siempre vuelve a abrir los cenáculos de nuestros  miedos y de nuestra incredulidad, porque siempre quiere darnos otra oportunidad”.

Tras la bendición, el Papa volvió a suplicar, una vez más, una tregua: “Renuevo el llamamiento a un tregua pascual, signo mínimo y tangible de una voluntad de paz. Que se detenga el ataque, para socorrer los sufrimientos de la población. Que se detengan las armas, recordando las palabras del Resucitado que, en estos días de pascua repite: paz a vosotros, paz a vosotros”.

Ucrania
Ucrania

Y también volvió a implorar a los políticos: “Que los líderes políticos, por favor, escuchen la voz de la gente que quiere la paz, no la escalada del conflicto”. Asimismo pidió a la gente que se manifieste públicamente en favor de la paz: “A todos pido acrecentar la oración por la paz y de tener la valentía de decir y de manifestar que la paz es posible”.

Catequesis del Papa antes del regina coeli

Queridos hermanos y hermanas, ¡buenos días!  

Hoy, último día de la Octava de Pascua, el Evangelio nos relata la primera y segunda aparición del  Resucitado a los discípulos. Jesús viene en Pascua, mientras los Apóstoles están encerrados en el  cenáculo, pero como Tomás, uno de los Doce, no está presente, vuelve ocho días después (cf. Jn 20,19- 29). Centrémonos en los dos protagonistas, Tomás y Jesús, mirando primero al discípulo y luego al  Maestro. 

En primer lugar, el apóstol Tomás representa a todos nosotros, que no estábamos presentes en el  cenáculo cuando el Señor se apareció y no hemos tenido otras señales o apariciones físicas de Él.  También a nosotros, como aquel discípulo, a veces nos resulta difícil: ¿cómo podemos creer que Jesús ha  resucitado, que nos acompaña y es el Señor de nuestras vidas sin haberlo visto ni tocado? ¿Por qué no nos  da algún signo más evidente de su presencia y de su amor? Aquí, nosotros también somos como Tomás, con las mismas dudas.

Pero no debemos avergonzarnos de esto. Al contarnos la historia de Tomás, de hecho, el  Evangelio nos dice que el Señor no busca cristianos perfectos. Tengo miedo de cristianos que se creen perfectos. El Señor no busca cristianos que nunca duden y siempre hagan alarde  de una fe segura. No, la aventura de la fe, como para Tomás, está hecha de luces y sombras. Si no, ¿qué  tipo de fe sería? Conoce momentos de consuelo, impulso y entusiasmo, pero también de cansancio,  pérdida, dudas y oscuridad.  

Tomás
Tomás

El Evangelio nos muestra la "crisis" de Tomás para decirnos que no debemos temer las crisis de la  vida y de la fe. Las crisis no son pecado, son camino. Muchas veces nos hacen humildes, porque nos despojan de la idea de tener razón, de ser  mejores que los demás. Las crisis nos ayudan a reconocer nuestra necesidad: reavivan nuestra necesidad  de Dios y nos permiten así volver al Señor, tocar sus llagas, volver a experimentar su amor, como la  primera vez. Es mejor una fe imperfecta pero humilde, que siempre vuelve a Jesús, que una fe fuerte pero  presuntuosa, que nos hace orgullosos y arrogantes. ¡Ojo con éstos!

Y ante la ausencia y el camino de Tomás, que a menudo es el nuestro, ¿cuál es la actitud de Jesús?  El Evangelio dice dos veces que Él "vino" (vv. 19.26). Una primera vez, y una segunda, ocho días  después.  

Jesús no se rinde, no se cansa de nosotros, no tiene miedo de nuestras crisis y debilidades. Él  siempre vuelve: cuando se cierran las puertas, vuelve; cuando dudamos, vuelve; cuando, como Tomás,  necesitamos encontrarlo y tocarlo más de cerca, vuelve. 

Siempre vuelve, y no con signos poderosos que nos harían sentir pequeños e inadecuados, sino  con sus llagas, signos de su amor que se ha casado con nuestras fragilidades. 

Hermanos y hermanas, especialmente cuando experimentamos cansancios o momentos de crisis,  Jesús, el Resucitado, desea volver para estar con nosotros. Sólo espera que lo busquemos, que lo  invoquemos, incluso que protestemos, como Tomás, llevándole nuestras necesidades y nuestra  incredulidad. Él vuelve, porque es paciente y misericordioso. Viene a abrir los cenáculos de nuestros  miedos y de nuestra incredulidad, porque siempre quiere darnos otra oportunidad.  Jesús es el Señor de las otras oportunidades.

Santo Tomás
Santo Tomás

Así que pensemos en la última vez que, durante un momento difícil o un período de crisis, nos  hemos encerrado en nosotros mismos, atrincherándonos en nuestros problemas y dejando a Jesús fuera de  casa. Y prometámonos, la próxima vez, en nuestro cansancio, buscar a Jesús, volver a Él, a su perdón, a  esas llagas que nos han curado. De este modo, también seremos capaces de compasión, de acercarnos sin  rigidez ni prejuicios a las llagas de los demás. 

Que la Virgen, Madre de la misericordia, nos acompañe en el camino de la fe del amor.

Saludos después del regina coeli

Queridos hermanos y hermanas, hoy varias iglesias orientales católicas y ortodoxas e incluso diversas comunidades latinas celebran la Pascua según el calendario Juliano. Les dirijo mis más entrañables felicitaciones.

Cristo ha resucitado, ha resucitado realmente. Que Él colme de esperanza nuestras expectativas.

Que Él nos done la paz, ultrajada por la barbarie de la guerra. Precisamente hoy, se cumplen dos meses de su inicio de esta guerra. En vez de detenerse, la guerra se ha acrecentado.

Ucrania

Es triste que estos días que son los más santos y solemnes para todos los cristianos se sienta más el fragor mortal de las armas que el sonido de las campanas que anuncian la Resurrección. Es triste que las armas sigan tomando cada vez más el puesto de la palabra.

Renuevo el llamamiento a un tregua pascual, signo mínimo y tangible de una voluntad de paz.

Que se detenga el ataque, para socorrer los sufrimientos de la población. Que se detengan las armas, recordando las palabras del Resucitado que, en estos días de pascua repite: paz a vosotros, paz a vosotros.

A todos pido acrecentar la oración por la paz y de tener la valentía de decir y de manifestar que la paz es posible.

Que los líderes políticos, por favor, escuchen la voz de la gente que quiere la paz, no la escalada del conflicto.

Papa reza

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