El Papa recuerda a los ancianos "que tienen miedo de morir solos" por la pandemia "Dios no se cansa de trabajar, no se cansa de esperar, es fiel"

"Dios no se cansa de trabajar, no se cansa de esperar, es fiel"
"Dios no se cansa de trabajar, no se cansa de esperar, es fiel"

"El nuestro es un Dios que sana, un Dios que lleva siempre un consuelo a su pueblo"

"La fidelidad de Dios es paciente, escucha a su pueblo, lo guía, le explica lentamente y les va haciendo arder el corazón, como lo hizo con estos dos discípulos que iban caminando fuera de Jerusalén, y les hace arder el corazón para que regresen a casa”

La fidelidad de Dios fue el eje de la misa de este miércoles en Casa Santa Marta, en la que el Papa glosó el capítulo del encuentro del Resucitado con los discípulos de Emaús. Antes, Francisco quiso dedicar la Eucaristía a “los ancianos, especialmente los que están aislados en residencias, que tienen miedo de morir solos, sienten esta pandemia como algo agresivo para ellos. Ellos son nuestras raíces, nuestra historia. Ellos nos han dado la fe, la tradición, el sentido de pertenencia a una patria”.

Repasando el pasaje de Emaús, Francisco recordó que en la misa de ayer se refirió a María Magdalena como “modelo de fidelidad a Dios”. Pero, “¿a qué Dios tenemos fidelidad? Justamente al Dios fiel”, porque “nuestra fidelidad no es otra cosa que la respuesta a la fidelidad de Dios, que es fiel a su palabra, a su promesa, que camina con su pueblo, fiel a su promesa”.

Un Dios que sana

Un Dios que, como repasó el Papa, “continuamente se hace sentir como salvador del pueblo, que es capaz de recrear las cosas”, como hizo con el enfermo de nacimiento de la lectura. “Un Dios que sana, un Dios que lleva siempre un consuelo a su pueblo”, un “Dios que no se cansa de trabajar para llevar adelante al pueblo, que no tiene miedo de cansarse”, como el buen pastor que sale de nuevo a buscar a la oveja perdida.

Misa del Papa Francisco
Misa del Papa Francisco

“El pastor que hace horas extraordinarias, por amor, no porque le paguen”, recordó Francisco. “Es la fidelidad de la gratuidad, de la abundancia, de ese padre que es capaz de subir a la terraza para ver si regresa el hijo”, como el del Hijo Pródigo del Evangelio. “Dios no se cansa de esperar para hacer fiesta. La fidelidad de Dios es fiesta, alegría”.

Regresar a casa, como en Emaús

Una alegría tal “que nos hace hacer como el enfermo que salió al templo cantando, haciendo fiesta”, porque la de Dios”es fiesta para todos nosotros”, terminó Francisco. “La fidelidad de Dios es paciente, escucha a su pueblo, lo guía, le explica lentamente y les va haciendo arder el corazón, como lo hizo con estos dos discípulos que iban caminando fuera de Jerusalén, y les hace arder el corazón para que regresen a casa”.

Dios nos antecede siempre. Es el Señor, como la flor de las almendras de primavera que florecen primero”, culminó Bergoglio, pidiendo “ser fieles, alabar esta fidelidad es una respuesta a esta fidelidad de Dios”.

Homilía de hoy del Papa
Homilía de hoy del Papa

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