El Papa remarca la importancia de la formación en un Encuentro Sacerdotal "Ni competidores ni individualistas": León XVI pone la fraternidad "como estilo esencial de la vida sacerdotal"

Un sacerdote de Castellón le pide al Papa cambiar su solideo
Un sacerdote de Castellón le pide al Papa cambiar su solideo

"No somos perfectos, pero somos amigos de Cristo, hermanos entre nosotros e hijos de su tierna Madre María, y esto nos basta. Acudamos al Señor Jesús, a su Corazón misericordioso que arde de amor por cada persona. Pidámosle la gracia de ser discípulos y pastores misioneros según su voluntad: buscando a los perdidos, sirviendo a los pobres, guiando con humildad a quienes nos han sido confiados"

Palabras del papa León en su participación esta tarde en el Encuentro Internacional de Sacerdotes Felices - «Os he llamado amigos» (Jn 15,15)-, promovido por el Dicasterio para el Clero y celebrado en el Auditorio de la Conciliazione, en el Vaticano, tras una palabras de presentación del prefecto, el surcoreano Lazzaro You Heung sik

"No somos perfectos, pero somos amigos de Cristo, hermanos entre nosotros e hijos de su tierna Madre María, y esto nos basta. Acudamos al Señor Jesús, a su Corazón misericordioso que arde de amor por cada persona. Pidámosle la gracia de ser discípulos y pastores misioneros según su voluntad: buscando a los perdidos, sirviendo a los pobres, guiando con humildad a quienes nos han sido confiados".

Palabras del papa León en su participación esta tarde en el Encuentro Internacional de Sacerdotes Felices - «Os he llamado amigos» (Jn 15,15)-, promovido por el Dicasterio para el Clero y celebrado en el Auditorio de la Conciliazione, en el Vaticano, tras una palabras de presentación del prefecto, el surcoreano Lazzaro You Heung sik.

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Un encuentro donde, en sintonía con el lema elegido, el papa Prevost comenzó remarcando que esa "amistad con Cristo" precisamente "es el fundamento espiritual del ministerio ordenado, el sentido de nuestro celibato y la energía del servicio eclesial al que dedicamos nuestras vidas". 

En todo caso, el Papa remarcó algunos puntos en este camino del ministerio sacerdotal, comenzando por el de la formación de los sacerdotes, la fraternidad entre ellos y la preparación de los formadores de los futuros curas.

León XIV saluda al cardenal prefecto Lazzaro You Heung sik
León XIV saluda al cardenal prefecto Lazzaro You Heung sik RD/Captura

"La formación sacerdotal no puede reducirse a la adquisición de nociones, sino que es un camino de familiaridad con el Señor que involucra a toda la persona: corazón, inteligencia, libertad, y la moldea a imagen del Buen Pastor", comenzó señalando en su reflexión el Papa agustino.

Sobre la fraternidad, remarcó que "es un estilo esencial de la vida sacerdotal", porque "ser amigos de Cristo implica vivir como hermanos entre sacerdotes y obispos, no como competidores o individualistas", razón por la cual instó a que "la formación debe contribuir a construir vínculos sólidos en el presbiterio como expresión de una Iglesia sinodal, en la que crecemos juntos compartiendo las fatigas y alegrías del ministerio". "¿Cómo, de hecho, podríamos los ministros ser constructores de comunidades vivas si no reinara ante todo entre nosotros una fraternidad efectiva y sincera?", se preguntó tal respecto.

El Papa llega al auditorio para el Encuentro Sacerdotal
El Papa llega al auditorio para el Encuentro Sacerdotal RD/Captura

Destacó también León XIV otro aspecto esencial en la formación de los curas "para formar sacerdotes amigos de Cristo", lo que "significa formar hombres capaces de amar, escuchar, orar y servir juntos". "Por ello -remarcó-, es fundamental la preparación de los formadores, pues la eficacia de su labor depende ante todo del ejemplo de vida y de la comunión entre ellos"

"Nuestro tiempo nos interpela"

Consciente de "los signos de crisis que atraviesan la vida y la misión de los sacerdotes", el Papa se pronunció también en este Encuentro Sacerdotal sobre las vocaciones, animando a generar "espacios adecuados" para escuchar la llamada vocacional de Dios. "Por eso, son importantes los entornos y las formas de pastoral juvenil evangélica, donde las vocaciones a la entrega total de sí puedan manifestarse y madurar",

León XVI se dirige a los sacerdotes
León XVI se dirige a los sacerdotes RD/Captura

"¡Tengan la valentía de hacer propuestas fuertes y liberadoras!", animó Prevost, recordando que "nuestro tiempo nos interpela: muchos parecen haberse alejado de la fe, pero en el fondo de muchas personas, especialmente los jóvenes, hay sed de infinito y de salvación. Muchos experimentan la ausencia de Dios, pero todo ser humano está hecho para Él, y el plan del Padre es hacer de Cristo el corazón del mundo".

Al final del discurso, y en un momento de fervor de los más de 300 sacerdotes asistentes, se le pidieron abrazos, petición a la el Papa accedió indicando que abrazaría a uno de ellos "en nombre de todos". Le tocó ese honor a un sacerdote de Castellón, quien, portando dos solideos blancos, invitó a León XIV a elegir uno de ellos a cambio de darle el que portaba Robert Prevost, a lo que accedió, para después fundirse ambos en un abrazo en medio de un auditorio que se regocijaba con la presencia del Pontífice.

León XIV abraza al sacerdotes de Castellón
León XIV abraza al sacerdotes de Castellón RD/Captura

Discurso del Santo Padre

Queridos hermanos en el sacerdocio:

Queridos formadores, seminaristas, animadores vocacionales, amigos en el Señor.

Es una gran alegría para mí estar hoy aquí con vosotros. En el corazón del Año Santo, juntos queremos testimoniar que es posible ser sacerdotes felices, porque Cristo nos ha llamado y nos ha hecho sus amigos (cf. Jn 15,15): una gracia que queremos acoger con gratitud y responsabilidad. Quisiera agradecer al Cardenal Lazzaro You Heung sik y a todos los colaboradores del Dicasterio para el Clero su generoso y competente servicio: una labor vasta y valiosa, que a menudo se realiza en silencio y discreción, y que produce frutos de comunión, formación y renovación.

Con este momento de intercambio fraterno e internacional, podemos enriquecer el patrimonio de experiencias ya maduradas, fomentando la creatividad, la corresponsabilidad y la comunión en la Iglesia, para que lo que se siembra con dedicación y generosidad en muchas comunidades se convierta en luz e inspiración para todos.

León XIV en el Encuentro Sacerdotes Felices
León XIV en el Encuentro Sacerdotes Felices RD/Captura

Las palabras de Jesús: «Os he llamado amigos» (Jn 15,15) no son solo una declaración afectuosa a los discípulos, sino una verdadera clave para comprender el ministerio sacerdotal. El sacerdote, de hecho, es amigo del Señor, llamado a vivir con él una relación personal y de confianza, alimentada por la Palabra, la celebración de los sacramentos y la oración diaria.

Esta amistad con Cristo es el fundamento espiritual del ministerio ordenado, el sentido de nuestro celibato y la energía del servicio eclesial al que dedicamos nuestras vidas. Nos sostiene en los momentos de prueba y nos permite renovar cada día el «sí» pronunciado al inicio de nuestra vocación.

En particular, queridos amigos, de esta Palabra clave quisiera extraer tres implicaciones para la formación en el ministerio sacerdotal.

En primer lugar, la formación es un camino de relación. Ser amigos de Cristo significa formarse en la relación, no solo en habilidades. La formación sacerdotal, por tanto, no puede reducirse a la adquisición de nociones, sino que es un camino de familiaridad con el Señor que involucra a toda la persona: corazón, inteligencia, libertad, y la moldea a imagen del Buen Pastor. Solo quienes viven en amistad con Cristo y están impregnados de su Espíritu pueden proclamar con autenticidad, consolar con compasión y guiar con sabiduría. Esto requiere escucha profunda, meditación y una vida interior rica y ordenada.

En segundo lugar, la fraternidad es un estilo esencial de la vida sacerdotal. Ser amigos de Cristo implica vivir como hermanos entre sacerdotes y obispos, no como competidores o individualistas. Por lo tanto, la formación debe contribuir a construir vínculos sólidos en el presbiterio como expresión de una Iglesia sinodal, en la que crecemos juntos compartiendo las fatigas y alegrías del ministerio. ¿Cómo, de hecho, podríamos los ministros ser constructores de comunidades vivas si no reinara ante todo entre nosotros una fraternidad efectiva y sincera?

Cardenales, obispos y sacerdotes en el Encuentro Internacional de Sacerdotes Felices
Cardenales, obispos y sacerdotes en el Encuentro Internacional de Sacerdotes Felices RD/Captura

Además, formar sacerdotes amigos de Cristo significa formar hombres capaces de amar, escuchar, orar y servir juntos. Por ello, es fundamental la preparación de los formadores, pues la eficacia de su labor depende ante todo del ejemplo de vida y de la comunión entre ellos. La propia institución de los Seminarios nos recuerda que la formación de los futuros ministros ordenados no puede llevarse a cabo de forma aislada, sino que requiere la participación de todos los amigos del Señor que viven como discípulos misioneros al servicio del Pueblo de Dios.

En este sentido, quisiera también decir unas palabras sobre las vocaciones. A pesar de los signos de crisis que atraviesan la vida y la misión de los sacerdotes, Dios sigue llamando y permanece fiel a sus promesas. Debe haber espacios adecuados para escuchar su voz. Por eso, son importantes los entornos y las formas de pastoral juvenil evangélica, donde las vocaciones a la entrega total de sí puedan manifestarse y madurar. ¡Tengan la valentía de hacer propuestas fuertes y liberadoras! Al mirar a los jóvenes de nuestro tiempo que dicen su generoso «aquí estoy» al Señor, todos sentimos la necesidad de renovar nuestro «sí», de redescubrir la belleza de ser discípulos misioneros siguiendo a Cristo, el Buen Pastor. Queridos, celebramos este encuentro en vísperas de la Solemnidad del Sagrado Corazón de Jesús: de esta “zarza ardiente” nace nuestra vocación; de esta fuente de gracia queremos dejarnos transformar.

El Encíclica del Papa Francisco Dilexit nos es un don precioso para toda la Iglesia, lo es especialmente para nosotros, sacerdotes. Nos interpela profundamente: nos pide que juntos preservemos la mística y el compromiso social, la contemplación y la acción, el silencio y el anuncio. Nuestro tiempo nos interpela: muchos parecen haberse alejado de la fe, pero en el fondo de muchas personas, especialmente los jóvenes, hay sed de infinito y de salvación. Muchos experimentan la ausencia de Dios, pero todo ser humano está hecho para Él, y el plan del Padre es hacer de Cristo el corazón del mundo.

Participantes en el Encuentro Internacional de Sacerdotes Felices
Participantes en el Encuentro Internacional de Sacerdotes Felices RD/Captura

Por eso, queremos redescubrir juntos el impulso misionero. Una misión que propone el Evangelio de Jesús con valentía y amor. A través de nuestra acción pastoral, es el Señor mismo quien cuida de su rebaño, reúne a los dispersos, se inclina sobre los heridos, sostiene a los desanimados. Imitando el ejemplo del Maestro, crecemos en la fe y nos convertimos en testigos creíbles de la vocación que hemos recibido. Cuando se cree, se ve: la felicidad del ministro refleja su encuentro con Cristo, apoyándolo en su misión y servicio.

Queridos hermanos en el sacerdocio, ¡gracias a quienes han venido desde lejos! Gracias a cada uno por su dedicación diaria, especialmente en los lugares de formación, en las periferias existenciales y en lugares difíciles, a veces peligrosos. Al recordar a los sacerdotes que dieron su vida, hasta el punto de derramar su sangre, hoy renovamos nuestra disposición a vivir sin reservas un apostolado de compasión y alegría.

¡Gracias por lo que son! Porque nos recuerdan a todos que es hermoso ser sacerdotes y que cada llamada del Señor es, ante todo, una llamada a su alegría. No somos perfectos, pero somos amigos de Cristo, hermanos entre nosotros e hijos de su tierna Madre María, y esto nos basta. Acudamos al Señor Jesús, a su Corazón misericordioso que arde de amor por cada persona. Pidámosle la gracia de ser discípulos y pastores misioneros según su voluntad: buscando a los perdidos, sirviendo a los pobres, guiando con humildad a quienes nos han sido confiados. Que su Corazón inspire nuestros planes, transforme nuestros corazones y nos renueve en la misión. Los bendigo con afecto y rezo por ustedes.

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