La figura de Calixto y los primeros cementerios cristianos
El evento, organizado por la Pontificia Comisión de Arqueología Sacra, pretende proponer una serie de itinerarios a través de testimonios arqueológicos y artísticos para subrayar la centralidad de la figura de Calixto y recorrer las etapas que llevaron al nacimiento y desarrollo de los cementerios subterráneos.
La comunidad cristiana, se lee en un comunicado de la Comisión de Arqueología Sacra, pronto sintió la necesidad de disponer de un espacio para acoger a los fieles en un lugar de descanso común y garantizar a todos sus miembros, incluso a los más pobres, una sepultura digna, convirtiéndose en portadora de un mensaje de igualdad y fraternidad. Estos espacios, llamados "cementerios", término derivado del griego que significa "lugar de descanso", reflejan la concepción cristiana de la muerte como tiempo suspendido en espera de la Resurrección.
Los emblemáticos fosos del quinto Día de las Catacumbas
Las catacumbas consisten en redes de túneles subterráneos excavados, a veces reutilizando espacios preexistentes. Estos túneles aseguraban la apertura de varias pilas de nichos funerarios superpuestos, así como formas de deposición más articuladas, como los arcosolios y cubículos, a menudo decorados con representaciones de episodios y personajes del Antiguo y del Nuevo Testamento, escenas bucólicas y paradisíacas, y momentos de la vida cotidiana.
Los encargados de la excavación y gestión de los cementerios subterráneos eran los “fossori”, excavadores. Y son precisamente ellos quienes han sido elegidos como emblema de la quinta Jornada de las Catacumbas: con una especie de pico, la dolabra, dieron forma a los bancos de toba; con linternas, en cambio, arrojaron luz sobre las historias y los símbolos que dejaron los primeros cristianos para expresar su fe en Cristo y la esperanza en la vida eterna.
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