"La guerra siempre deja al mundo peor que antes: es para todos una derrota dolorosa y trágica" Re reclama la ayuda de Francisco para la Iglesia: "Ahora te pedimos a ti que reces por nosotros"

"Queremos ahora confiar el alma del amado Pontífice a Dios, para que le conceda la felicidad eterna en el horizonte luminoso y glorioso de su inmenso amor"
Dirigiéndose a los poderes del mundo, Re agradeció "cordialmente" su presencia. "La masiva manifestación de afecto y participación que hemos visto en estos días, después de su paso de esta tierra a la eternidad, nos muestra cuánto ha tocado mentes y corazones el intenso pontificado del Papa Francisco"
"Fue un Papa en medio de la gente con el corazón abierto hacia todos. Además, fue un Papa atento a lo nuevo que surgía en la sociedad y a lo que el Espíritu Santo suscitaba en la Iglesia"
"La decisión de tomar por nombre Francisco pareció de inmediato una elección programática y de estilo con la que quiso proyectar su Pontificado, buscando inspirarse en el espíritu de san Francisco de Asís"
"Francisco elevó incesantemente su voz implorando la paz e invitando a la sensatez, a la negociación honesta para encontrar soluciones posibles, porque la guerra —decía— no es más que muerte de personas, destrucción de casas, hospitales y escuelas. La guerra siempre deja al mundo peor de como era en precedencia: es para todos una derrota dolorosa y trágica"
"Fue un Papa en medio de la gente con el corazón abierto hacia todos. Además, fue un Papa atento a lo nuevo que surgía en la sociedad y a lo que el Espíritu Santo suscitaba en la Iglesia"
"La decisión de tomar por nombre Francisco pareció de inmediato una elección programática y de estilo con la que quiso proyectar su Pontificado, buscando inspirarse en el espíritu de san Francisco de Asís"
"Francisco elevó incesantemente su voz implorando la paz e invitando a la sensatez, a la negociación honesta para encontrar soluciones posibles, porque la guerra —decía— no es más que muerte de personas, destrucción de casas, hospitales y escuelas. La guerra siempre deja al mundo peor de como era en precedencia: es para todos una derrota dolorosa y trágica"
"Francisco elevó incesantemente su voz implorando la paz e invitando a la sensatez, a la negociación honesta para encontrar soluciones posibles, porque la guerra —decía— no es más que muerte de personas, destrucción de casas, hospitales y escuelas. La guerra siempre deja al mundo peor de como era en precedencia: es para todos una derrota dolorosa y trágica"
"Querido Papa Francisco, ahora te pedimos a ti que reces por nosotros y que desde el cielo bendigas a la Iglesia, bendigas a Roma, bendigas al mundo entero, como hiciste el pasado domingo desde el balcón de esta Basílica en un último abrazo con todo el Pueblo de Dios, pero idealmente también con la humanidad que busca la verdad con corazón sincero y mantiene en alto la antorcha de la esperanza". El decano del Colegio cardenalicio, Giovanni Battista Re, trazó un sentido homenaje al Papa de la primavera, en una mañana soleada con la que el cielo romano quiso despedir al que ha sido su Papa en los últimos doce años. Y con vibrantes aplausos cuando, con emoción habló de los alejados, de los migrantes y de la guerra, que "siempre deja al mundo peor que antes: es para todos una derrota dolorosa y trágica".
Acaba una era y, desde ahora, empieza otra. Y Re quiso lanzar algunas 'pistas' para quienes tengan que elegir, a partir del 5 de mayo, a su sucesor. Con las ideas del propio Francisco. ¿Una llamada a la continuidad?. Arrancó el decano señalando cómo los fieles están "con el corazón triste, pero sostenidos por las certezas de la fe, que nos asegura que la existencia humana no termina en la tumba, sino en la casa del Padre, en una vida de felicidad que no conocerá el ocaso".

Dirigiéndose a los poderes del mundo, Re agradeció "cordialmente" su presencia. "La masiva manifestación de afecto y participación que hemos visto en estos días, después de su paso de esta tierra a la eternidad, nos muestra cuánto ha tocado mentes y corazones el intenso pontificado del Papa Francisco", recalcó Re, recordando la última imagen, "que permanecerá en nuestros ojos y en nuestro corazón, es la del pasado domingo, solemnidad de Pascua, cuando el Papa Francisco, a pesar de los graves problemas de salud, quiso impartirnos la bendición desde el balcón de la Basílica de San Pedro y luego bajó a esta plaza para saludar desde el papamóvil descubierto a toda la gran multitud reunida para la Misa de Pascua".
Permanecerá en nuestros ojos y en nuestro corazón, es la del pasado domingo, solemnidad de Pascua, cuando el Papa Francisco, a pesar de los graves problemas de salud, quiso impartirnos la bendición desde el balcón de la Basílica de San Pedro y luego bajó a esta plaza para saludar desde el papamóvil descubierto a toda la gran multitud reunida para la Misa de Pascua
"Queremos ahora confiar el alma del amado Pontífice a Dios, para que le conceda la felicidad eterna en el horizonte luminoso y glorioso de su inmenso amor", glosó Re, citando al Evangelio de la reconciliación entre Pedro y Jesús Resucitado. 'Pedro, ¿me amas? Apacienta mis ovejas'. "Será esta la tarea constante de Pedro y de sus sucesores, un servicio de amor a imagen de Cristo, Señor y Maestro, que «no vino para ser servido, sino para servir y dar su vida en rescate por una multitud»", añadió.

"A pesar de su fragilidad y sufrimiento final", evocó el cardenal Re, "Francisco eligió recorrer este camino de entrega hasta el último día de su vida terrenal". Porque, en su vida, "siguió las huellas de su Señor, el buen Pastor, que amó a sus ovejas hasta dar por ellas su propia vida. Y lo hizo con fuerza y serenidad, cercano a su rebaño, la Iglesia de Dios", con una máxima: "La felicidad está más en dar que en recibir".

La glosa de Francisco arranca en un momento similar al que viviremos en unos días, el 13 de marzo de 2013, cuando Bergoglio salió al balcón. "La decisión de tomar por nombre Francisco pareció de inmediato una elección programática y de estilo con la que quiso proyectar su Pontificado, buscando inspirarse en el espíritu de san Francisco de Asís", reconoció el cardenal Re.
"Conservó su temperamento y su forma de guía pastoral, y dio de inmediato la impronta de su fuerte personalidad en el gobierno de la Iglesia, estableciendo un contacto directo con las personas y con los pueblos, deseoso de estar cerca de todos, con especial atención hacia las personas en dificultad, entregándose sin medida, en particular por los últimos de la tierra, los marginados", recordó el decano, quien insistió en que Francisco "fue un Papa en medio de la gente con el corazón abierto hacia todos. Además, fue un Papa atento a lo nuevo que surgía en la sociedad y a lo que el Espíritu Santo suscitaba en la Iglesia".

Iluminar un cambio de época
"Siempre buscó iluminar con la sabiduría del Evangelio los problemas de nuestro tiempo, ofreciendo una respuesta a la luz de la fe y animando a vivir como cristianos los desafíos y contradicciones de estos años de cambio, que él solía calificar como “cambio de época”", apuntó el purpurado, quien resaltó cómo Bergolio "tenía gran espontaneidad y una manera informal de dirigirse a todos, incluso a las personas alejadas de la Iglesia".
"Francisco realmente compartió las preocupaciones, los sufrimientos y las esperanzas de nuestro tiempo de globalización, buscando consolar y alentar con un mensaje capaz de llegar al corazón de las personas de forma directa e inmediata", con un "carisma de acogida y escucha, unido a un modo de actuar propio de la sensibilidad de hoy, tocó los corazones, tratando de despertar las fuerzas morales y espirituales".

Iglesia como hospital de campaña
Re destacó el "primado de la evangelización" que "fue la guía de su pontificado". También, "la convicción de que la Iglesia es una casa para todos; una casa de puertas siempre abiertas". Así, evocó la imagen de la Iglesia como "hospital de campaña después de una batalla con muchos heridos; una Iglesia determinada y deseosa de hacerse cargo de los problemas de las personas y los grandes males que desgarran el mundo contemporáneo; una Iglesia capaz de inclinarse ante cada persona, más allá de todo credo o condición, sanando sus heridas".
Refugiados, desplazados, pobres fueron sus preferidos, evocó el cardenal Re, señalando su primer viaje fuera del Vaticano, a Lampedusa, "isla símbolo del drama de la emigración con miles de personas ahogadas en el mar". También, Lesbos, o la misa "en la frontera entre México y Estados Unidos, con ocasión de su viaje a México". Un problema, el de la migración, que con Trump en la plaza, resonó más que nunca.

"Francisco siempre puso en el centro el Evangelio de la misericordia, resaltando constantemente que Dios no se cansa de perdonarnos: Él perdona siempre, cualquiera sea la situación de quien pide perdón y vuelve al buen camino", una razón más para la convocatoria del Jubileo Extraordinario de la Misericordia.
Misericordia y alegría
"Misericordia y alegría del Evangelio son dos conceptos clave del Papa Francisco", insistió, abogando por su apuesta por una cultura del encuentro y la solidaridad "en contraste con lo que definió como “la cultura del descarte”". Para todotós, todos, todos, como explicitó con el acuerdo por la Fraternidad Humana y su encíclica 'Fratelli tutti'. También, con Laudato Si, donde "nadie se salva solo".
Un Papa que lamentó la guerra mundial a trocitos y , como recordó Re, "el Papa Francisco elevó incesantemente su voz implorando la paz e invitando a la sensatez, a la negociación honesta para encontrar soluciones posibles, porque la guerra —decía— no es más que muerte de personas, destrucción de casas, hospitales y escuelas. La guerra siempre deja al mundo peor de como era en precedencia: es para todos una derrota dolorosa y trágica".
“Construir puentes y no muros”, concluyó el cardenal Re, quien culminó insistiendo que "en unión espiritual con toda la cristiandad, estamos aquí numerosos para rezar por el Papa Francisco, para que Dios lo acoja en la inmensidad de su amor". Y de su "No se olviden de rezar por mí". "Ahora te pedimos que reces por nosotros". Falta les hará a los cardenales que, desde ya, cierran una etapa y abren otra: la de la elección del sucesor de Pedro.
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