Además de la implificación litúrgica y aforo restringido "Resurrexit": Francisco rescata un rito tradicional en la misa del Domingo de Pascua

Francisco ante el icno bizantino
Francisco ante el icno bizantino

El "Resurrexit" es un icono bizantino que recuerda a Pedro como primer testigo de la Resurrección y que fue abierto ante el pontífice por diáconos en la celebración en la basílica vaticana. También mantuvo el canto de la secuencia pascual

El Papa Francisco presidió este domingo la misa de Pascua en la basílica vaticana. Como el resto de la semana, se desarrolló en el altar de la Cátedra de San Pedro, en la parte posterior del altar de la Confesión. La solemnidad la han mantenido los cantos, fundamentalmente gracias a la misa solemne de ‘Lux y origo’ elegida para las principales oraciones tanto de la vigilia como de la eucaristía de la mañana.

En esta ocasión, además de la simplificación litúrgica y el restringido aforo, se ha recatada nuevamente el rito del ‘Resurrexit’. Este elemento tradicional de la liturgia papal se recuperó en tiempos de Juan Pablo II durante el Jubileo del año 2000. Durante el canto, al comienzo de la celebración, los diáconos abrían las portezuelas de un icono bizantino de la Resurrección –el llamado icono Acheropita, es decir, no pintado por mano humana, que se encuentra en la basílica de San Juan de Letrán–. Este símbolo recuerda a Pedro como primer testigo de la Resurrección y por eso se repite ante el Papa, sucesor del príncipe de los apóstoles.

Se ha mantenido, en cambio, el canto de la secuencia pascual. Esta es un himno que se desarrolla en todas las iglesias antes del canto del Aleluya y la lectura del evangelio del día que ha sido proclamado en latín y en griego, aunque la Pascua ortodoxa es el próximo 2 de mayo. En el credo el verso “resucitó al tercer día” ha tenido una incidencia especial remarcado por el coro. También han vuelto a la celebración las flores raídas desde los Países Bajos y bendecidas por el obispo de Rotterdam. El altar de ha decorado especialmente con rosas blancas que, concluida la celebración, se llevarán a diferentes residencias romanas.



Además, el Papa Francisco mantuvo este año la práctica habitual de no realizar la homilía en la misa, el discurso principal de la jornada queda para la bendición ‘Urbi et Orbi’, la más solemne de los pontífices. Además están aún presentes las palabras de la Vigilia Pascual, la noche anterior.

Francisco también optó por un silencio contemplativo al concluir las meditaciones del ‘Via crucis’ realizadas por niños que en esta ocasión se celebró, por segundo año consecutivo, en la plaza de San Pedro. Al final de la celebración, el papa Francisco agradeció la labor del cardenal Angelo Comastri como arcipreste de la basílica durante los últimos años y dio la bienvenida oficial al cardenal Mauro Gambetti, franciscano conventual, que asume el cargo.

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