Como en otras ocasiones, con una nutrida asistencia de fieles y de miembros de la Curia, que continúan rezando en estos días de prueba para el Pontífice, con altos y bajos y sin un pronóstico de alta en el horizonte
"Hermanos y hermanas, esta tarde, con el rezo del Rosario, invocamos a María, salud de los enfermos, por la salud del Santo Padre Francisco". Así arrancaba el noveno rezo consecutivo del Rosario en la plaza de San Pedro, en esta ocasión dirigido por el cardenal Arthur Roche, prefecto del Dicasterio para el Culto Divino y la Disciplina de los Sacramentos.
Como en otras ocasiones, con una nutrida asistencia de fieles y de miembros de la Curia, que continúan rezando en estos días de prueba para el Pontífice, con altos y bajos y sin un pronóstico de alta en el horizonte.
"La Virgen, que de manera singular participó en el misterio de la Cruz, resplandece como signo de esperanza para todos aquellos que invocan su ayuda. Como Madre solícita, asiste y consuela a cada uno de los hijos que Jesús le ha confiado", subrayó el prefecto de Culto Divino.