Duffé: "estamos redescubriendo la salud y la solidaridad como condiciones y pilares de nuestra economía" Cardenal Turkson: "Una oportunidad que no se puede perder para imaginar un futuro mejor"

Participantes en la presentación
Participantes en la presentación

Turkson: “Vemos realmente que esta crisis es para nosotros, y para todos los pueblos, una oportunidad que no hay que perder para imaginar un futuro mejor”

Duffé: "No podemos seguir pensando que somos todopoderosos e inmunes a los desastres climáticos y naturales"

El padre Zampini exhortó a los gobiernos a destinar el presupuesto armamentístico al sector alimentario y a pensar en lograr "un conjunto de medidas laborales de emergencia para las personas que trabajan en el sector agrícola"

Aloysius: "Que se cancele la deuda de los países más pobres o al menos se cancelen los pagos de los intereses de la deuda para 2020"

Referentes del Vaticano, entre ellos el sacerdote argentino Augusto Zampini, participaron este sábado de la conferencia ¨Covid-19, crisis alimentaria y ecología integral: la acción de la Iglesia¨, en la que exhortaron a los gobiernos a destinar el presupuesto armamentístico al sector alimentario, reclamaron medidas laborales de emergencia y llamaron a reflexionar sobre las perspectivas sanitarias, ecológicas, económicas y sociales de esta crisis.

Participaron el cardenal Peter Kodwo Appiah Turkson, prefecto del Dicasterio para el Servicio del Desarrollo Humano Integral; monseñor Bruno Marie Duffé, secretario de ese dicasterio; el sacerdote argentino Augusto Zampini-Davies, secretario adjunto del dicasterio, y Aloysius John, secretario general de Caritas Internationalis.

“Me parece muy importante, diría que providencial en cierto sentido, que hablemos de esta crisis y de las cosas que podemos hacer juntos para superarla, en el tiempo en que celebraremos una Semana de Laudato si'”, destacó el cardenal Turkson, y agregó: “Vemos realmente que esta crisis es para nosotros, y para todos los pueblos, una oportunidad que no hay que perder para imaginar un futuro mejor”.

“En uno de los últimos encuentros que tuvimos con el Papa Francisco, nos pidió que ‘preparáramos el futuro’: no ‘preparar para el futuro’, sino prepararlo, anticiparlo”, puntualizó.

El purpurado explilcó que la pandemia dio un enfoque especial a las actividades del Dicasterio y creo un área prioritaria "ad tempus" que, con el consentimiento del Papa, se llama Comisión Covid-19 del Vaticano.

Participantes
Participantes



Por su parte, monseñor Duffé hizo hincapié en la "amenaza" que ha sacudido la sociedad en diferentes niveles, comenzando por la física.

"No podemos seguir pensando que somos todopoderosos e inmunes a los desastres climáticos y naturales", dijo, y alertó sobre la falla política que se hizo evidente en la falta de previsión o anticipación a la crisis, así como en el agujero que resultado la falta de inversión en sanidad.

El referente vaticano precisó que la "fragilidad económica" se reflejó en el hecho de haber considerado la salud "como un mero instrumento para producir más y más, en una lógica de intereses creados y miopes".

"Hoy estamos redescubriendo la salud y la solidaridad como condiciones y pilares de nuestra economía", aseguró.

Monseñor Duffé propuso, además, una reflexión al nivel eclesial de los vínculos que tienen las perspectivas sanitarias, ecológicas, económicas y sociales de esta crisis porque, afirmó, todo está conectado.

A su turno, el padre Zampini exhortó a los gobiernos a destinar el presupuesto armamentístico al sector alimentario y a pensar en lograr "un conjunto de medidas laborales de emergencia para las personas que trabajan en el sector agrícola".



Asimismo, pidió que se promuevan políticas que aborden la "emergencia climática" para contrarrestar sus efectos en las comunidades y países más pobres, especialmente sus desafíos en los alimentos producción, e instó a los cristianos a reducir el desperdicio de comida.

"Como ciudadanos particulares podemos reducir el malgasto y el desperdicio de alimentos, así como comenzar a cambiar nuestras dietas, para comer alimentos de temporada y evitar productos altamente contaminantes", sugirió.

El sacerdote argentino también consideró "realista" la condonación de deuda a los países pobres y en desarrollo y defendió la idea de establecer un ingreso universal para trabajadores informales del mundo, como reclamó el papa Francisco.

El padre Zampini advirtió que "la crisis alimentaria, como la provocada por Covid-19, es internacional y las consecuencias socioeconómicas crecen de manera desproporcionada, e incluso catastróficamente, una vez que se rompen ciertos umbrales como la capacidad hospitalaria".



Por último, el secretario general de Caritas Internacionalis destacó que esa organización caritativa ha estado en la primera línea de la respuesta a la crisis del Covid-19 y que sus miembros adaptaron sus programas ante la emergencia y las necesidades de los más pobres.

“En este momento dramático en el que toda la humanidad debe unirse en solidaridad ante esta trágica pandemia, Caritas Internationalis reitera firmemente su llamamiento a la comunidad internacional para que ‘se levanten las sanciones económicas contra Irán, Líbano, Siria, Libia y Venezuela, para que se garantice la ayuda a la población afectada y Caritas, a través de la Iglesia, pueda seguir desempeñando su papel de apoyo a los pobres y más vulnerables”, detalló.

También pidió que “se cancele la deuda de los países más pobres o al menos se cancelen los pagos de los intereses de la deuda para 2020” y que “se siga suministrando ayuda internacional a los países necesitados y no se desvíe a otros fines”

El cardenal Turkson, uno de los hombres más cercanos a Francisco
El cardenal Turkson, uno de los hombres más cercanos a Francisco

Las intervenciones de los participantes

S.E. el cardenal Peter Kodwo Appiah Turkson

El nombre y el mandato del nuevo Dicasterio se ajustaba bien a ser el órgano de la Santa Sede que se ocupase de los múltiples desafíos de la pandemia covid-19. La Covid-19 comenzó como un problema de salud; pero ha afectado drásticamente a la economía, al trabajo,al empleo, a los estilos de vida, a la seguridad alimentaria, el papel primordial de la inteligencia artificial y la seguridad en Internet, a la política, a la gobernanza y a las políticas (nacionalistas o abiertas y solidarias), a la investigación y las patentes. Casi ningún aspecto de la vida y la cultura humanas ha quedado intacto. Por consiguiente, ilustra la enseñanza del Papa Francisco de que "todo está interconectado" (Laudato sì, §70, 138, 240), y corresponde a la misión del Dicasterio de perseguir el desarrollo humano de manera integral: en todas sus dimensiones.

Y me parece muy importante, diría que providencial en cierto sentido, que hablemos de esta crisis y de las cosas que podemos hacer juntos para superarla, en el tiempo en que celebraremos una "Semana de Laudato si'" (del 16 al 24 de mayo), con muchas iniciativas difundidas en todo el mundo, organizadas autónomamente por las Iglesias locales, las asociaciones, las ONG, etc... Vemos realmente que esta crisis es para nosotros, y para todos los pueblos, una oportunidad que no hay que perder para imaginar un futuro mejor.

En uno de los últimos encuentros que tuvimos con el Papa Francisco, nos pidió que "preparáramos el futuro": no "preparar para el futuro", sino prepararlo, anticiparlo.

Así, la pandemia ha dado un enfoque especial a las actividades del Dicasterio y ha creado un área prioritaria "ad tempus" que, con el consentimiento del Papa Francisco, se llama, una Comisión Covid-19 del Vaticano. Con la colaboración de Caritas Internationalis y otros Dicasterios de la Curia Romana, como el Dicasterio para la Comunicación, la 2ª Sección de la Secretaría de Estado y otros, esta comisión atiende la incidencia de la Covid-19 en el mundo a través de las actividades de cinco grupos de trabajo:

a) Un primer Grupo de Trabajo se dirige a las Iglesias locales para escuchar sus experiencias con la Covid-19 y ver cómo fortalecerlas, como actores principales de sus soluciones. Fomenta el uso de las redes de caritas.

b) Un segundo Grupo de Trabajo, en asociación con la Academia para la Vida de la Santa Sede y la Academia Pontificia de las Ciencias, y las múltiples organizaciones que colaboran con el Dicasterio, realiza investigaciones y estudios interdisciplinarios sobre cuestiones relacionadas con la epidemia de Covid-19, piensa en una sociedad y un mundo post Covid-19, especialmente en los sectores de la ecología, la economía, el trabajo, la salud, la política-gobernabilidad, la comunicación y la seguridad, y formula nuevas trayectorias para la sociedad post Covid-19.

c) Un tercer Grupo de Trabajo, coordinado por el Dicasterio de Comunicación, organiza las estrategias de comunicación para informar sobre las actividades de los Grupos de Trabajo, y para promover la comunicación entre las Iglesias locales, con el fin de ayudarlas a responder de manera auténtica y creíble al mundo post Covid-19.

d) Un cuarto Grupo de Trabajo, coordinado por la Segunda Sección para las Relaciones con los Estados de la Secretaría de Estado, se ocupa de las actividades de la Santa Sede y de las relaciones con otros Estados y organizaciones intergubernamentales con fines de promoción y de intercambio de datos para actividades multilaterales.

e) El quinto Grupo de Trabajo se encarga de la recaudación de fondos para que la Comisión Covid-19 del Vaticano pueda apoyar las actividades de las iglesias locales y las organizaciones católicas, así como sus propias actividades de investigación, análisis de datos y comunicación.

Se espera que la Comisión Covid-19 del Vaticano dure un año, a menos que sea necesario ampliar sus actividades.

Monseñor Bruno-Marie Duffè
Monseñor Bruno-Marie Duffè

Mons. Bruno Marie Duffé

Me gustaría proponer tres puntos sobre la experiencia de la pandemia y la misión de la Iglesia en este contexto tan especial.

1.-Lo que estamos experimentando, en primer lugar, es nuestra vulnerabilidad a través de diferentes niveles:

a.Nuestra vulnerabilidad física y social: no podemos seguir creyendo que todos somos poderosos e inmunes frente a los desórdenes naturales y climáticos.

b.Nuestra vulnerabilidad política e ideológica: la pandemia ha puesto de manifiesto nuestro déficit a la hora de pensar, de anticipar las crisis y el déficit de inversión en equipos sanitarios y de prevención.

c.Nuestra fragilidad económica: hasta ahora hemos considerado la salud como un mero instrumento para producir cada vez más, en la lógica de miopes intereses creados. Hoy estamos redescubriendo la salud y la solidaridad como condiciones y pilares de nuestra economía.

2.-Teniendo en cuenta esta experiencia, podríamos distinguir y vincular 3 urgencias :

a) Compartir nuestros medios para salvar vidas, sin discriminación alguna: jóvenes y viejos, migrantes y pobres. ¡No podemos olvidarnos de nadie!

b) Ampliar los proyectos de asistencia conjunta y garantizar ayuda a los países y comunidades locales que la necesiten. Mostrar que la base de la acción solidaria es la idea de que "somos una sola familia humana".

c) Desarrollar planteamientos y propuestas con una visión profética, para los actores económicos y los líderes políticos, con el fin de identificar qué tipo de modelos y procesos económicos queremos implementar, en este contexto de miedo y conflictos de intereses. Debemos pensar ¿qué tipo de inversiones queremos apoyar para el mañana?

3.- En este contexto, podríamos decir que la misión de la Iglesia es :

a) Escuchar y acompañar a las personas en su sufrimiento.

b) Proponer una reflexión sobre el nexo entre las dimensiones sanitarias, ecológicas, económicas y sociales de la crisis, porque todo está conectado.

c) Apoyar nuevas opciones para cuidar la naturaleza, la biodiversidad y los seres humanos.

d) Abrir nuestras puertas y ofrecer esperanza, porque creemos, como nos mostró Jesucristo, que la vida es más fuerte que la muerte. Pero tenemos la responsabilidad de priorizar el "bien común" con respeto, complementariedad e inclusión de todos.

Augusto Zampini, Secretario Adjunto del Dicasterio para el Desarrollo Humano
Augusto Zampini, Secretario Adjunto del Dicasterio para el Desarrollo Humano

Rev.do Augusto Zampini-Davies

1.- Como ha dicho el Papa Francisco esta semana, mucha gente ha muerto en los últimos cuatro meses, no de coronavirus, sino de hambre. Sabemos que en el mundo, según la FAO, 800 millones de personas siguen padeciendo hambre crónica y que se han hecho pocos progresos en este sentido. También sabemos que se está tirando mucha comida. Sin embargo, la gente necesita comer; se estima que la demanda de alimentos aumentará en un 50% para 2050 en comparación con 2010.

2.-El coronavirus está aumentando los problemas relacionados con la alimentación. La crisis alimentaria, como la provocada por la COVID, es internacional y las consecuencias socioeconómicas crecen de manera desproporcionada, e incluso catastrófica, una vez que se superan ciertos umbrales (por ejemplo, la capacidad de los hospitales, la erosión del suelo): a) las restricciones a las exportaciones e importaciones de alimentos están afectando a las cadenas de suministro; b) los productores están luchando por llevar sus productos al mercado; c) los problemas y conflictos socioeconómicos persisten y podrían empeorar.

3.-La crisis alimentaria afecta a las personas más vulnerables; a) según el Programa Mundial de Alimentos (PMA), debido al cierre de las escuelas 370 millones de niños corren el riesgo de perder las comidas escolares, que suelen ser las únicas que reciben; b) las cuestiones climáticas siguen perturbando la producción de alimentos y la agricultura, con graves consecuencias para los pequeños agricultores; c) el valor de la sociedad está determinado por la forma en que trata a sus miembros más vulnerables.

4.- Nos enfrentamos a un grave riesgo en materia de seguridad alimentaria. La crisis alimentaria causa hambre, el hambre afecta a las personas más pobres y aumenta la inseguridad. La inseguridad conducirá a la violencia y a más conflictos, lo que a su vez causará más pobreza.

5.- Aunque la COVID ha puesto de relieve la fragilidad de nuestros sistemas alimentarios, sigue siendo una oportunidad para cambiar, tanto en las pautas de producción y consumo como en las acciones privadas y públicas. Como nos recuerda Laudato Si (5, 220), es hora de una profunda y global conversión ecológica, que puede inspirarnos una mayor creatividad y entusiasmo.

¿Qué podríamos hacer, a nivel mundial?

a) Acelerar las mejoras en la productividad agrícola, pero vincularla con la protección de los ecosistemas naturales y las prácticas sostenibles. Necesitamos una forma más eficaz de utilizar el don de la naturaleza de Dios para cumplir con los objetivos alimentarios y ambientales. Si saqueamos los recursos de la tierra, destruiremos nuestras fuentes de alimentos y de salud. (cf. Laudato Si, 32)

b)Apoyar la causa de la comunidad internacional en las coaliciones alimentarias.

c)Impulsar el desvío de fondos de las armas a los alimentos.

d)Desarrollar un conjunto de medidas laborales de emergencia para las personas que trabajan en el sector agrícola (aparte del sector de la salud).

Apoyar y promover políticas que aborden la emergencia climática para contrarrestar sus efectos en las comunidades y países más pobres, en particular sus repercusiones en la producción de alimentos.

7.- ¿Qué podríamos hacer como personas normales?

a) Reducir la pérdida y el desperdicio de alimentos.

b) Empezar a cambiar nuestra dieta, consumir alimentos de temporada y evitar los productos altamente contaminantes.

c) La COVID ha demostrado que no necesitamos tantas cosas como pensamos. Podemos ser más con menos.

d) Cada pequeño gesto de cuidado cuenta, como nos enseñaba Santa Teresa de Lisieux (cf. Laudato Si, 230-231).

Aloysius


Aloysius John

LA SOLIDARIDAD CREATIVA ES EL CLAMOR ACTUAL

CARITAS SIGUE SIRVIENDO A LOS MÁS POBRES.

Caritas Internationalis ha estado en la primera línea de la respuesta a la COVID-19 desde el principio y sus miembros han ampliado su acción adaptando algunos de los programas en curso a la respuesta a la COVID-19 para hacer frente a las necesidades de los más necesitado

Como nos dijo el Santo Padre: "En este trágico momento de la historia de la humanidad, quiero que la Iglesia esté presente a través de la obra de la Caridad y si no lo hacéis vosotros ¿quién lo hará?". Caritas Internationalis, en línea con el llamamiento del Santo Padre, está trabajando al lado del Dicasterio para la Promoción del Desarrollo Humano Integral (DPDHI) para concretarlo creando el fondo de Respuesta a la Covid-19.

Hasta el momento, se han recibido 32 proyectos y 14 ya han sido aprobados y financiados. Cualquier otro proyecto aprobado será financiado cuando las nuevas contribuciones lo hagan posible.

Gracias a estos proyectos, se ayuda a las familias con asistencia alimentaria básica, kits de higiene, artículos como jabón, pañales y asistencia en efectivo para subvencionar el alquiler y otras necesidades urgentes. La sensibilización es también una medida crucial para la prevención y la mitigación: Caritas está facilitando a las personas en situación de riesgo información fiable sobre la pandemia y la manera en que las comunidades pueden protegerse a sí mismas y a los demás. El Coordinador Regional de Caritas India Tamil Nadu ha afirmado: "Gracias a la decidida labor de la Iglesia para la que se han movilizado los obispos, sacerdotes y religiosos, hemos podido convencer a los más pobres a quedarse en sus casas ayudándoles". Este es sólo un ejemplo de los cientos de pequeñas pero muy importantes acciones para contribuir a la prevención de la propagación del virus.

A través del Fondo de Respuesta la COVID-19, al que también contribuyó el DPDHI, la confederación Caritas está ayudando a más de 7,8 millones de personas en 14 países, incluidos Ecuador, India, Palestina, Bangladesh, Líbano y Burkina Faso.

Además del Fondo de Respuesta a la COVID-19, ya se han activado mecanismos internos de solidaridad dentro de la Confederación. El apoyo ofrecido por las organizaciones nacionales de Caritas a otras Caritas nacionales y colaboradores locales está ayudando a 1,9 millones de beneficiarios mediante la financiación de programas por un total de más de 9 millones de euros en diferentes partes del mundo.

La tragedia de la COVID-19 ha puesto en evidencia con gran fuerza lo que Laudato Sì afirmaba. Ha sido global, transversal y sistémica. Caritas, inspirada por la llamada del Santo Padre a responder de forma inmediata y rápida a las enormes y nuevas necesidades creadas por la COVID-19,está ayudando a casi diez millones de personas.

Pero, por desgracia, hay cientos de miles más que necesitan nuestra ayuda. Los proyectos que aún no han sido financiados por el Fondo de Respuesta a la COVID-19 permitirían ayudar a más de 840 mil personas en graves dificultades. Como en Sudáfrica, donde la organización nacional de Caritas no tiene suficientes alimentos para distribuir a los miles de inmigrantes que hacen cola delante de sus oficinas todos los días porque no tienen nada de qué vivir.

En este momento dramático en el que toda la humanidad debe unirse en solidaridad ante esta trágica pandemia, Caritas Internationalis reitera firmemente su llamamiento a la comunidad internacional para que:

- Se levanten las sanciones económicas contra Irán, Líbano, Siria, Libia y Venezuela, para que se garantice la ayuda a la población afectada y Caritas, a través de la Iglesia, pueda seguir desempeñando su papel de apoyo a los pobres y más vulnerables.

- Se cancele la deuda de los países más pobres o al menos se cancelen los pagos de los intereses de la deuda para el año 2020.

  • Se siga suministrando ayuda internacional a los países necesitados y no se desvíe a otros fines.

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