Doctrina de la Fe publica 'Una caro', sobre el valor del matrimonio El Vaticano hace un “elogio de la monogamia” frente al impacto de las violencias “simbólica y sexual” del mundo actual
Recoge ecos del magisterio, la Biblia, la poesía o la filosofía, que “valorizan la unión de los cónyuges, la reciprocidad, el significado totalizador de la relación matrimonial” para componer “un hermoso mosaico que sin duda enriquecerá nuestra comprensión de la monogamia”
El amor no se conserva “hablando de la indisolubilidad como una obligación, o repitiendo una doctrina, sino fortaleciéndolo gracias a un crecimiento constante bajo el impulso de la gracia”
“La intención de esta Nota es fundamentalmente propositiva: extraer de las Sagradas Escrituras, de la historia del pensamiento cristiano, de la filosofía e incluso de la poesía, razones y motivaciones que impulsen a elegir una unión de amor única y exclusiva, una pertenencia recíproca rica y totalizante”. Así arranca ‘Una caro’, una nota doctrinal “sobre el valor del matrimonio como unión exclusiva y pertenencia recíproca” que hace un “elogio de la monogamia” en la Iglesia y la sociedad actuales, y que hoy ha sido publicado, con el aval del Papa León.
En su introducción, el prefecto de Doctrina de la Fe, Víctor Manuel ‘Tucho’ Fernández, explica las razones del mismo, y por qué se han mezclado intervenciones del Magisterio, los Papas (especialmente a partir de León XIII), la historia bíblica (del Génesis y el ‘No es bueno que el hombre esté solo’ a hoy) y pensamientos de teólogos, filósofos o poetas a lo largo de la historia (tan distantes como Kierkegaard y Maritain), que “valorizan la unión de los cónyuges, la reciprocidad, el significado totalizador de la relación matrimonial” para componer “un hermoso mosaico que sin duda enriquecerá nuestra comprensión de la monogamia”.
La nota reconoce “una evolución del pensamiento cristiano sobre el matrimonio, desde la antigüedad hasta nuestros días”, en la que “es evidente que, de sus dos propiedades esenciales —unidad e indisolubilidad—, la unidad es la propiedad fundacional”. Por un lado, “porque la indisolubilidad se deriva como característica de una unión única y exclusiva”, explica Doctrina de la Fe. Por otro lado, “porque la unidad-unión, aceptada y vivida con todas sus consecuencias, hace posible la permanencia y la fidelidad que exige la indisolubilidad”.
Porque la unión “exige el crecimiento constante del amor”, que no se conserva “hablando de la indisolubilidad como una obligación, o repitiendo una doctrina, sino fortaleciéndolo gracias a un crecimiento constante bajo el impulso de la gracia”, sabiendo que “el amor que no crece comienza a correr riesgos, y solo podemos crecer correspondiendo a la gracia divina mediante más actos de amor, con actos de afecto más frecuentes, más intensos, más generosos, más tiernos, más alegres”.
En definitiva, porque “la unidad matrimonial no es solo una realidad que debe ser cada vez mejor comprendida en su sentido más bello, sino también una realidad dinámica, llamada a un desarrollo continuo”.
¿Es posible un amor fiel, y monógamo, en el mundo de hoy? Una Caro sostiene que sí, con una respuesta desde la educación. Y es que, sostiene ‘Tucho’, “no basta con denunciar los fracasos; partiendo de los valores que aún conserva el imaginario popular, es necesario preparar a las generaciones para que acojan la experiencia amorosa como un misterio antropológico”. Más aún en el actual “universo de las redes sociales, donde la modestia se desvanece y proliferan la violencia simbólica y sexual, muestra la urgencia de una nueva pedagogía”.
“El amor no puede reducirse a un impulso: siempre convoca la responsabilidad y la capacidad de esperanza de toda la persona”
¿Cuál? “El amor no puede reducirse a un impulso: siempre convoca la responsabilidad y la capacidad de esperanza de toda la persona”, resalta la nota, que pone en valor el noviazgo como “tiempo de prueba y maduración, en el que el otro es acogido como promesa de infinito”. “Así, la educación en la monogamia no constituye una coacción moral, sino una iniciación a la grandeza de un amor que trasciende la inmediatez. Orienta la energía erótica hacia una sabiduría de la duración y hacia una apertura a lo divino. La monogamia no es arcaísmo, sino profecía: revela que el amor humano, vivido en su plenitud, anticipa de alguna manera el misterio mismo de Dios”, concluye la nota.
La monogamia no es arcaísmo, sino profecía: revela que el amor humano, vivido en su plenitud, anticipa de alguna manera el misterio mismo de Dios
En sus conclusiones, se puede leer cómo “aunque cada unión matrimonial es una realidad única, encarnada en los límites humanos, todo matrimonio auténtico es una unidad compuesta por dos individuos, que requiere una relación tan íntima y totalizante que no puede compartirse con otro”.
“Al mismo tiempo, al ser una unión entre dos personas que tienen exactamente la misma dignidad y los mismos derechos, exige esa exclusividad que impide que el otro sea relativizado en su valor único y sea utilizado solo como un medio entre otros para satisfacer necesidades”, finaliza el texto.
“Esta es la verdad de la monogamia que la Iglesia lee en la Escritura, cuando afirma que dos se convierten en «una sola carne». Es la primera característica esencial e inalienable de esa amistad tan peculiar que es el matrimonio, y que requiere como manifestación existencial una relación totalizadora —espiritual y corporal— que madura y crece cada vez más hacia una unión que refleje la belleza de la comunión trinitaria y de la unión entre Cristo y su amado Pueblo”.