'Tucho' Fernández pide "prudencia" porque "no siempre es blanco o negro" Doctrina de la Fe vuelve excepcionales las declaraciones de sobrenaturalidad

El cardenal Tucho Fernández presenta el documento
El cardenal Tucho Fernández presenta el documento

El Dicasterio que comanda “Tucho” Fernández pide prudencia extrema, llama al discernimiento y plantea que no todo es “blanco o negro”. La sobrenaturalidad pasa a ser una declaración excepcional que solo podrá ser pedida por el Papa. La necesidad de actuar a tiempo ante los fenómenos y el rol de los obispos

“No hablamos de cosas extrañas o poco frecuentes. Pero las normas a veces no son necesarias, hay cosas fáciles de resolver por el párroco, en otros casos se necesita consultar al obispo. Las normas dicen que si se resuelven fáciles no hace falta iniciar los procedimientos”

El cardenal Víctor Manuel Fernández presentó hoy las nuevas normas del Dicasterio para la Doctrina de la Fe sobre apariciones y otros fenómenos sobrenaturales, aprobadas “con el convencimiento del Santo Padre”, y llamó a observar “con prudencia” estos fenómenos, en un marco en el que no hay “blanco o negro” alrededor estos eventos y ante lo que Roma ahora tendrá un rol más activo que incluso autoriza a los obispos locales a explicitar el papel del ex Santo Uficio en las decisiones.

“Estos son los procedimientos que con la aprobación convencida del Santo Padre el Dicasterio decidió con un fuerte consenso para guiar el trabajo”, planteó hoy “Tucho” al dar a conocer la guía con la que Roma busca bajar líneas de acción claras a los obispos sobre cómo manejarse frente a estos fenómenos que muchas veces pueden escalar. Una de las claves es el pedido para que prime la prudencia, que no se repartan libremente declaraciones de sobrenaturalidad y que actúe a tiempo antes de que los fenómenos se conviertan en devociones de masas.

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“Excepcionalmente un Papa puede decir que tiene un interés en particular y pedir al Dicasterio que se inicie un trabajo para declarar o no si es sobrenatural. Sería muy excepcional”, sostuvo Fernández al marcar una de las mayores novedades de las normas. Los nuevos horizontes hablan de prudencia absoluta y, como mucho, dar un Nihil Obstat para que, quien quiera, les rinda culto.

Las nuevas normas, planteó Fernández, “son una guía para discernir las situaciones que pueden suceder en la comunidad cristiana fuera de lo ordinario. Son fenómenos que el Espíritu Santo puede provocar para estimular a la comunidad”.

El prefecto del Dicasterio recordó de hecho cómo “la Biblia habla de estos fenómenos, en el Antiguo Testamento hay varios episodios” y que “en el Nuevo Testamento San Pablo habla de varios carismas que existían en las primeras comunidades. En la vida milenaria de la Iglesia estos carismas de los que habla Pablo se han manifestado de formas diversas, él menciona el discernimiento del Espíritu”.

Presentación del documento del dicasterio
Presentación del documento del dicasterio

“Desde el inicio de la Iglesia el Espíritu Santo promovió un discernimiento de estas manifestaciones, y hoy se continúa a cuidar de los fieles para que sean dóciles al Espíritu Santo”, sostuvo.

En una declaración didáctica pero firme a la vez, el cardenal argentino recordó que “la Iglesia deja libres a los fieles de prestar atención o no a estos fenómenos. Dios puede tomar caminos distintos para cada uno de nosotros, quizás lo que va bien para uno no va bien para el otro”.

“No hablamos de cosas extrañas o poco frecuentes. Pero las normas a veces no son necesarias, hay cosas fáciles de resolver por el párroco, en otros casos se necesita consultar al obispo. Las normas dicen que si se resuelven fáciles no hace falta iniciar los procedimientos”, ejemplificó.

“Pero otras veces puede ser un fenómeno que no se frena y comienza a llamar la atención de otras personas, y no se puede excluir que sean cosas positivas. A veces provoca cambios para bien, los egoístas se vuelven generosos, familias divididas que se reconcilian, etc”, sopesó en esa dirección.

Así, tras destacar por ejemplo las bondades de los santuarios de Lourdes, Fátima y Guadalupe, Fernández sentenció que “en determinadas circunstancias no siempre es blanco o negro” y que sucede que en ocasiones los fenómenos “se mezclan con las fantasías humanas”.

“En todo caso es necesario hacer distinciones, purificar lo que confunde y salvar lo que es bueno y hace bien”, animó.

Entrando de lleno en una de las mayores novedades de las normas –el pedido de reducir la facilidad de las declaraciones de sobrenaturalidad- Fernández planteó que “cuando los obispos se dirigen al Dicasterio por una presunta aparición de la Virgen, esperan a menudo hacer una declaración sobre la naturaleza sobrenatural del fenómeno”.

Eso, según el purpurado, “es muy fuerte, es decir que el mismo Dios lo ha provocado con su acción divina. Es fuerte hacer una declaración de este tipo, hay que estar muy seguro. Algunos obispos están muy involucrados por un fenómeno y quieren declararlo sobrenatural. Otros en cambio quieren declarar que absolutamente no viene de Dios. Por eso es complejo declarar la sobrenaturalidad”, desarrolló.

Fernández planteó que en diversas ocasiones del pasado “la Iglesia afirmó que los fieles no están nunca obligados a creer en estos fenómenos”.

“La revelación ya sucedió y la palabra de Dios tiene todo lo que necesitamos para la vida cristiana. El valor de las revelaciones privadas es esencialmente diverso del de la única revelación pública, que exige nuestra fe. Las otras son solo una ayuda, pero no es obligatorio usarlas”, afirmó el cardenal, recordando la línea trazada ya por Benedicto XVI.

“Cuando hay una afirmación sobre el origen divino de un fenómeno, las personas más entusiastas se sienten justificadas de acusar a los otros de no creer en estos fenómenos. Benedicto XVI nos invitó a no darles mucha importancia a estas declaraciones. Estas declaraciones tienen un carácter prudencial, para que los fieles puedan dar su apoyo con prudencia”, sostuvo.

“Por eso hoy el Dicasterio no orientará el discernimiento hacia una declaración de sobrenaturalidad sino hacia una decisión prudencial, que puede ser definida en menos tiempo y orientar la acción pastoral de los obispos. Decidimos tener seis posibles conclusiones, porque mirando a la historia reconocemos una serie de situaciones diversas que se pueden colocar en estas seis posibilidades”

Fernández hizo en ese marco un llamado a que los obispos puedan reaccionar a tiempo. “Llegando tarde puede pasar que los fieles no presten atención a lo que digan las autoridades”.

“Por eso hoy el Dicasterio no orientará el discernimiento hacia una declaración de sobrenaturalidad sino hacia una decisión prudencial, que puede ser definida en menos tiempo y orientar la acción pastoral de los obispos. Decidimos tener seis posibles conclusiones, porque mirando a la historia reconocemos una serie de situaciones diversas que se pueden colocar en estas seis posibilidades”, dijo sobre las nuevas categorías establecidas por las normas dadas a conocer hoy que Jesús Bastante analiza con detalle en su artículo de hoy.

Sin Nihil Obstat

En ese punto, explicó que la declaración “más importante” de las ofrecidas por las nuevas normas, la de Nihil Obstat, “es la más importante e indica que no hay anda de contrario a la fe y a la moral y es posible adherir a estos fenómenos de manera prudente, aunque no es obligatorio”.

“Esta declaración permite al obispo agarrar todo lo que es positivo y utilizar la experiencia para el bien de los fieles. Se reconoce una acción del Espíritu Santo en medio de este fenómeno, sin declarar la sobrenaturalidad”, explicó.

Otra importante conclusión es el Prae oculis habeatur, repasó, que “significa que los aspectos positivos pueden ser apreciados pero hay cosas importantes que deben ser clarificadas y evitar las síntesis equivocadas del Evangelio”.

Hay que estar atentos si las síntesis son ´la Virgen dice que lo que importa es esto’, que a veces tiene más que ver con el fervor”, desarrolló.

Para Fernández, “a veces se revela que se debe prohibir o decir que el fenómeno no es sobrenatural. Esta afirmación puede ser hecha, es una de las posibilidades, pero solo cuando hay una prueba objetiva, concreta.”

Según explicó el purpurado, “la otra novedad es sobre el rol del Dicasterio, que antes controlaba el proceso pero pedía no ser nombrado y el obispo quedaba un poco solo para afrontar las consecuencias de las decisiones. Ahora el obispo puede decir que lo que hace es ‘de acuerdo’ con el Dicasterio. No es que se quiere solo controlar lo que hace el Espíritu Santo en su pueblo”.  

"Muchos santuarios tan frecuentados por los fieles han crecido sin problemas como devoción popular, no es que porque crece necesita sí o sí una declaración de sobrenaturalidad. En el último siglo no han sido más de seis las declaraciones", recordó.

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