El documento 'Dignitas infinita' no recogía el magisterio del Papa argentino Otra patata caliente para Fernández, el cardenal 'desatanudos' de Francisco

El cardenal Fernández en la presentación del documento
El cardenal Fernández en la presentación del documento RD/Captura

En definitiva, este nuevo documento ‘recauchutado’ por el nuevo prefecto de Doctrina de la Fe confirma varias cosas. Entre ellas, que el discípulo del cardenal de Buenos Aires ha venido para cumplirse el ‘hágase’ de quien ahora es el Papa y dejar fijado algo que se le estaba escamoteando en sus narices: el magisterio de Francisco en el aquí y ahora. Y que en esa labor, el cardenal Fernández ha asumido su particular subida al Calvario

Y también que un Papa reinante lo es en la medida en que tiene colaboradores que le ayudan en la tarea, porque se puede estar sentado en la silla de Pedro y ser atado a ella de pies y manos y amordazado. Y, en algunos casos, incluso firmando cosas que la verdadera mano no había llegado a hacer por sí misma

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Nueve meses después de haber sido designado por Francisco como prefecto para la Doctrina de la Fe (relegado este dicasterio a un segundo lugar en el escalafón jerárquico que trajo consigo Praedicate evangelium y su reforma de la Curia), el cardenal Víctor Manuel Fernández parece confirmar, con esta Dignitas infinita, y tras Fiducia Supplicans, que se ha convertido en aquello para lo que lo requirió insistentemente su compatriota: ser su particular ‘desatanudos’, variante terrenal de la advocación mariana a la que Bergoglio tiene mucha fe.

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Un documento al que le ha dado la vuelta como un calcetín en estos pocos meses, después de haber sido cocinado en los fogones del cardenal Ladaria y preparado para servir hace ya un tiempo con la finalidad de reafirmar, desde el pensamiento eclesial más conservador, la cuestión de la dignidad humana vista únicamente desde esa tradicional perspectiva eclesial que se adopta de cintura para abajo. Nada nuevo en aquel texto, salvo las apostillas derivada de los últimos avances científicos aplicados al tema de la reproducción o el cambio de género.

La única novedad, sin embargo, y que es muy posible que pase desapercibida desde el punto de vista mediático, es que a aquel corpus condenatorio se le ha añadido -ahora sí- el magisterio del propio Francisco, desahuciado en épocas todavía muy recientes de otros textos, dejando que fluya por Dignitas infinita ese otro documento de Bergoglio donde ya se hartó ya de hablar de la propia dignidad humana, que algunos parecen ignorar y que se llama Fratelli Tutti.

El cardenal Víctor Manuel Fernández durante la presentación
El cardenal Víctor Manuel Fernández durante la presentación RD/Captura

De esta manera, ya no son los temas sobre los que ya existe una amplia doctrina los que de nuevo vuelven a ser el punto central del texto, sino, como subraya el propio prefecto en una carta introductoria, se resaltan “algunas temáticas estrechamente relacionadas con el tema de la dignidad, como por ejemplo el drama de la pobreza, la situación de los emigrantes, las violencias contra las mujeres, la trata de personas, la guerra y otros”.

Coherencia con el magisterio de Francisco

Y eso se hace para dar coherencia interna al documento con el conjunto del magisterio emanado de estos once años de pontificado del Papa argentino, quedando también ahora de manifiesto que igualmente se atenta contra la dignidad humana cuando se mira para otro lado mientras la gente se ahoga en su propia miseria; que ofende a Dios el trato que se está dando en tantas fronteras a los migrantes que sueñan con una vida pues eso, más digna; que hiere en lo más profundo el abuso sexual; que despersonaliza hasta vaciarlas de toda la dignidad la trata de personas, la violencia contra las mujeres…

El prefecto de Doctrina de la Fe, cardenal 'Tucho' Fernández
El prefecto de Doctrina de la Fe, cardenal 'Tucho' Fernández RD/Captura

En definitiva, este nuevo documento ‘recauchutado’ por el nuevo prefecto de Doctrina de la Fe confirma varias cosas. Entre ellas, que el discípulo del cardenal de Buenos Aires ha venido para cumplirse el ‘hágase’ de quien ahora es el Papa y dejar fijado algo que se le estaba escamoteando en sus narices: el magisterio de Francisco en el aquí y ahora. Y que en esa labor, el cardenal Fernández ha asumido su particular subida al Calvario.

Atados a la silla de Pedro

Y también que un Papa reinante lo es en la medida en que tiene colaboradores que le ayudan en la tarea, porque se puede estar sentado en la silla de Pedro y ser atado a ella de pies y manos y amordazado. Y, en algunos casos, incluso firmando cosas que la verdadera mano no había llegado a hacer por sí misma.

Basta asomarse al Vaticano para ver que existen múltiples maneras de hacer esa labor sin demasiada finezza, poniendo trabas a todo aquello que, en su día, en el cónclave de 2013, los propios cardenales habían solicitado que se empezase a llevar a cabo.

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