Se acaba el baile, terminan las quinielas y comienza el juego: ¿Quién será el nuevo Papa? Un cónclave para gobernarlos a todos: primera y tercera votación, claves para evitar la división entre los electores

La plaza de San Pedro, vacía
La plaza de San Pedro, vacía

"No verán la televisión, no tendrán acceso a móviles, prensa ni podrán saber nada de lo que ocurre fuera, so pena de excomunión. Roma y el Vaticano han diseñado un robusto sistema de bloqueo de comunicaciones para impedirlo"

Se acaba el baile, terminan las quinielas y comienza el juego. Este martes concluyeron las congregaciones generales y, desde anoche, todos los cardenales electores se encuentran en Santa Marta, donde residirán durante el cónclave, sin comunicación alguna con el exterior y con una sola misión: elegir nuevo Papa.

Especial Papa Francisco y Cónclave

Durante horas, o días (esperemos no romper el récord de un cónclave, de veintisiete meses, para la elección, en 1294, de Celestino V, el último Papa en renunciar antes de Benedicto XVI), los purpurados votarán en cuatro ocasiones al día (dos por la mañana, dos por la tarde, además de la votación de sondeo de este miércoles por la tarde), y el mundo sólo se enterará del resultado mirando, dos veces al día, a la chimenea instalada en el techo de la Capilla Sixtina: si el humo es negro seguirán votando; si es blanco, ‘Habemus Papam’. No verán la televisión, no tendrán acceso a móviles, prensa ni podrán saber nada de lo que ocurre fuera, so pena de excomunión. Roma y el Vaticano han diseñado un robusto sistema de bloqueo de comunicaciones para impedirlo.

Dos cardenales se saludan en la congregación general de ayer
Dos cardenales se saludan en la congregación general de ayer Vatican Media

 ¿Y quién puede ser Papa? En la votación más abierta del último siglo, persisten tres bloques: uno, netamente conservador, sin posibilidades pero con capacidad de bloqueo; otro, el mayoritario (también el más dividido), favorable a mantener, con matices, el legado de Bergoglio; y otro, el de los moderados, donde se ubican tanto los nuevos purpurados sin experiencia romana como aquellos que primarán la seguridad en cada paso frente a la reforma pura y dura.

Entre estos últimos se ubica el candidato que todos estiman que será el candidato más votado en la votación de sondeo: el secretario de Estado, Pietro Parolin, a quien distintas fuentes atribuyen al menos una treintena de votos, que podrían sumarse, en función de los resultados de otros ‘papables’ a los ocho-diez votos, que se piensa sumaría el sector más ultra (con el húngaro Peter Ërdo, el holandés Eljk, el canadiense Leo o el sueco Arborelius como máximos exponentes).

 ¿Y entre los bergoglianos? La facción mayoritaria, pero la que más candidatos plantea. Y es que, en la primera votación, podrían alcanzar una suma considerable al menos cinco papables: el norteamericano Robert Prevost; el italiano Matteo Zuppi; el francés Aveline; el filipino Tagle; o el brasileño Steiner

 ¿Y entre los bergoglianos? La facción mayoritaria, pero la que más candidatos plantea. Y es que, en la primera votación, podrían alcanzar una suma considerable al menos cinco papables: el norteamericano Robert Prevost; el italiano Matteo Zuppi; el francés Aveline; el filipino Tagle; o el brasileño Steiner.

¿Dónde estarán las claves para saber si será un cónclave corto o, por el contrario, habrá minorías de bloqueo que impidan alcanzar los 89 votos necesarios? El primer ‘tour de force’ vendrá tras la primera votación, la llamada ‘de sondeo’, tras la que los cardenales volverán a Santa Marta, cenarán en mesas redondas y conversarán sobre lo sucedido. En función de los votos de cada uno, podríamos ver confirmarse, o caer, la alianza Parolin-Ërdo. También, habría que considerar si los renovadores son capaces de ponerse de acuerdo y centrar sus apoyos en uno, o dos candidatos, algo que resultará fundamental para conseguir una mayoría netamente bergogliana. 

Cardenales en el cónclave
Cardenales en el cónclave

La tercera votación, al final de la mañana del jueves, se antoja definitiva para saber si Prevost, Zuppi, Tagle o Aveline se configuran como papables del sector renovador. En caso contrario, el riesgo de bloqueo podría hacer que surgieran candidatos outsiders, como Artime, el filipino David o el brasileño Steiner subieran enteros. También, si Parolin flojea y no hay candidato bergogliano potente, pueda llegar el turno a otros tapados, como el italiano Filoni o el mexicano Aguiar.

Si el sábado por la tarde (en torno a las duodécima votación) no hay Papa, los cardenales se tomarían un día de descanso. Pero para entonces, los fantasmas de la división ya se habrían instalado en la Capilla Sixtina, y el Papa saliente no contaría con la misma legitimidad que si, como se desea, se produce un cónclave corto-medio (a lo largo de la jornada del viernes, todo lo más la mañana del sábado).

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