Diecisiete misioneros murieron asesinados en 2025
El informe anual de la Agencia Fides recoge las estadísticas de los sacerdotes, religiosas, seminaristas y laicos que dieron su vida en contextos marcados por la violencia y la fragilidad humana
(Vatican News).- La esperanza cristiana no se apaga ante la violencia ni queda sepultada por la muerte. Es una esperanza que atraviesa el sufrimiento y permanece viva en el testimonio de quienes, incluso sin buscarlo, entregan la vida por fidelidad al Evangelio. Con esta convicción se presenta el informe anual que la Agencia Fides publica al concluir el año, dedicado a los misioneros y agentes pastorales asesinados en distintas partes del mundo.
En 2025, fueron 17 los hombres y mujeres (sacerdotes, religiosas, seminaristas y laicos) que perdieron la vida mientras desarrollaban su servicio pastoral. No se trataba de figuras mediáticas ni de protagonistas de gestos extraordinarios. Su testimonio se desplegaba en la sencillez de la vida cotidiana: en parroquias de periferia, en comunidades rurales, en contextos sociales atravesados por la pobreza, la inseguridad o los conflictos armados. Allí, su fidelidad silenciosa al anuncio de Cristo se convirtió en semilla fecunda.
Una geografía del sufrimiento
El continente africano volvió a registrar el mayor número de asesinatos, con diez agentes pastorales muertos a lo largo del año (6 sacerdotes, 2 seminaristas y 2 catequistas). Nigeria fue el país más golpeado, seguido de Burkina Faso, Sierra Leona, Kenia y Sudán. En América se contabilizaron cuatro víctimas, entre ellas dos religiosas asesinadas en Haití, país sumido desde hace años en una profunda crisis de violencia e inestabilidad, además de un sacerdote asesinado en México y un presbítero de origen indio asesinado en Estados Unidos. En Asia fueron asesinados dos sacerdotes (uno en Myanmar y el otro en Filipinas), mientras que en Europa un sacerdote fue asesinado en Polonia.
Esta distribución confirma una tendencia ya conocida: África y América se alternan, año tras año, como los escenarios más afectados por esta violencia que golpea a la Iglesia en salida, presente allí donde la dignidad humana es más vulnerada.
Historias que hablan al corazón
Detrás de los números hay nombres, rostros y complejas tramas de abnegado servicio al Reino. Como el del joven seminarista nigeriano Emmanuel Alabi, que murió durante la marcha forzada a la que fue sometido tras el asalto armado a su seminario. O el de las hermanas Evanette Onezaire y Jeanne Voltaire, asesinadas en Haití por bandas armadas que mantienen a la población rehén del miedo. También el del sacerdote Donald Martin, primer presbítero católico birmano asesinado en el conflicto civil que desgarra Myanmar, cuyo cuerpo fue hallado por fieles en el recinto parroquial.
Son peripecias distintas, unidas por un mismo hilo: una vida entregada sin estridencias, lejos de los reflectores, sostenida por la fe y el servicio, hasta las últimas consecuencias.
Una memoria que interpela
Entre los años 2000 y 2025, el número total de misioneros y agentes pastorales asesinados asciende a 626. Una cifra que no pretende alimentar estadísticas, sino mantener viva la memoria de un testimonio que sigue hablando a la Iglesia y al mundo.
Como recordaba el papa Francisco, estos hombres y mujeres pueden parecer, a los ojos del mundo, derrotados. Sin embargo, su sacrificio no es estéril: la semilla sembrada con su vida sigue dando fruto, porque Dios continúa obrando, a través de ellos, la transformación de los corazones.
Una esperanza que no muere, incluso cuando es atravesada por la cruz.
