"Su elección fue una gran y buena sorpresa para mí. Cuando lo vi salir al balcón de la Basílica de San Pedro me dije: óptica y acústicamente, este Papa inspira esperanza, esperanza, esperanza…", recalca el nuncio, quien destacó que Prevost "tenía un texto escrito en la mano" a la hora de hablar ante los fieles. "Me dije: ha empezado bien".
Para Gänswein, "León XIV tenderá puentes como su predecesor. Pero en un contexto y estilo diferentes al de Francisco. Hoy en día, la Iglesia vive grandes tensiones, y fuera, conflictos alarmantes". Y es que, en su opinión, "ahora se necesita claridad doctrinal. Hay que superar la confusión de estos años (...). No se puede gobernar solo, desconfiando de las propias instituciones".
Sobre su remoción como prefecto de la Casa Pontificia, a inicios del 2020, asegura que "es agua ya pasada" y, aunque amite que "en aquellos años sufrí, es cierto, pero aclaré las cosas con Francisco incluso antes de mi nombramiento como nuncio. Y le agradezco a él, o a quien está detrás de él y que decidió enviarme aquí a los países bálticos, porque me permitió reanudar mi servicio a la Iglesia". O eso dice.