Ocáriz escribe una carta tras el motu propio del Papa, que acoge con "sincera obediencia filial" El prelado del Opus Dei pide a los miembros de la Obra que "se refuerce el sentirnos hijos de la Iglesia"

Fernando Ocáriz
Fernando Ocáriz

Junto a esta nueva apelación a la comunión con el Pontífice, el prelado pide igualmente a los miembros de Obra "que también en esto permanezcamos todas y todos muy unidos. Seguimos así el espíritu con el que vivieron san Josemaría y sus sucesores ante cualquier disposición del Papa relacionada con el Opus Dei

"Desearía que día a día se refuerce en nosotros, por la gracia de Dios, el sentirnos hijos de la Iglesia, hermanos y hermanas de una familia unida, que procuran encarnar en su vida el mensaje recibido por san Josemaría. Seamos apóstoles que siembran magnánimamente comprensión y caridad"

Tras el comunicado de urgencia con el que el Opus Dei respondía apenas tres horas después al motu proprio del papa Francisco del pasado martes, 8 de agosto, donde se modificaban dos cánones que afectan a las prelaturas personales, este jueves, 10 de agosto, se ha difundido la primera reacción del prelado del Opus Dei, Fernando Ocáriz, en donde -en la misma línea que ha venido manteniendo ya desde el anterior decreto pontifico, Ad charisma tuendum- señala que "acogemos con sincera obediencia filial esas disposiciones del Santo Padre".

Junto a esta nueva apelación a la comunión con el Pontífice, el prelado pide igualmente a los miembros de Obra "que también en esto permanezcamos todas y todos muy unidos. Seguimos así el espíritu con el que vivieron san Josemaría y sus sucesores ante cualquier disposición del Papa relacionada con el Opus Dei. Siendo la Obra una realidad de Dios y de la Iglesia, el Espíritu Santo nos conduce en todo momento".

En la carta, Fernando Ocáriz recuerda que el nuevo decreto del Papa, en donde asimila las prelaturas personales (la única existente es el propio Opus Dei) a "asociaciones clericales públicas”, también "deberá tenerse en cuenta en la adaptación y actualización de los estatutos de la Obra, que está en marcha desde hace un año. Por este motivo, renuevo ahora la petición de oraciones que ya os dirigí hace algunos meses, para que este trabajo llegue a buen puerto".

El Papa, con Ocáriz
El Papa, con Ocáriz Vatican Media

"Además -prosigue la carta-, desearía que día a día se refuerce en nosotros, por la gracia de Dios, el sentirnos hijos de la Iglesia, hermanos y hermanas de una familia unida, que procuran encarnar en su vida el mensaje recibido por san Josemaría. Seamos apóstoles que siembran magnánimamente comprensión y caridad, con la alegría que da el encuentro con el Señor".

En cuanto a las modificaciones que conlleva el último motu proprio, reconoce que "en el añadido que se refiere a los laicos –razón de ser del Opus Dei: cristianos corrientes en medio del mundo, que buscan a Dios a través de su trabajo profesional y de su vida ordinaria–, se explicita la realidad de que son fieles de sus diócesis, como cualquier otro católico. En el caso de la Obra, además, miembros de esta familia sobrenatural, gracias a una específica llamada vocacional".

Fernando Ocáriz, prelado del Opus Dei, en Polonia
Fernando Ocáriz, prelado del Opus Dei, en Polonia

Se trata este último punto de una cuestión nuclear para la Obra en tanto que, de los 93.000 miembros de los que consta la organización creada por Escrivá de Balaguer, alrededor de 91.000 son laicos, hombres y mujeres consagrados al apostolado y cuya relación -aclarada en lo jerárquico- está ahora a expensas de que “la forma de esta cooperación orgánica y los principales deberes y derechos relacionados con ella se determinarán convenientemente en los estatutos”, como consigna el motu propio del 8 de agosto.

Estos estatutos ya han sido entregados por el Opus Dei al Dicasterio para el Clero (del cual depende desde el motu proprio del año pasado) para su revisión tras el congreso extraordinario celebrado en Roma el pasado mes de abril y que han de ser aprobados directamente por el Papa.

Lo cual mantiene en un mar de incertidumbres a los principales responsables de la Obra, que ven cómo en doce meses la solidez formal ganada durante el pontificado de Juan Pablo II ha comenzado a resquebrajarse de manera igual de contundente, y todo en el año llamado a conmemorar el 40º aniversario de su erección como prelatura mediante la Constitución apostólica Ut sit, del Papa Wojtyla.

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