Comunicado conjunto ante la Semana de Oración por la Unidad de los cristianos Iglesias de Extremadura: "Nos comprometemos para seguir por un camino ecuménico espiritual y de ecología integral"

Ecumenismo
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"Un año más, para la Semana de Oración por la Unidad, los cristianos de todo el mundo se unen en el deseo de la unidad entre todos ellos"

"El lema de este año, 'Permaneced en mi amor y daréis fruto en abundancia', nos ayudará a reflexionar, a vivir un cristianismo verdaderamente universal en el que todos tenemos cabida con nuestras diferencias doctrinales e históricas"

"Queremos amar y comprometernos con la sociedad en estos duros momentos de una manera unida y firme"

"Apostamos por la ternura y el cuidado de la vida, de lo humano y lo natural, como verdadera respuesta a todo"

Comunicación interconfesional conjunta de iglesias de Extremadura para la Semana de Oración por la Unidad de los Cristianos

Un año más, los cristianos de todo el mundo se unen en el deseo de la unidad entre todos ellos. Este año esta celebración tiene lugar en medio de las duras circunstancias que la pandemia del COVID19 nos lleva imponiendo desde hace ya tanto tiempo. Una emergencia sanitaria que ha puesto más de relieve, si cabe, nuestra vulnerabilidad, la interdependencia en la que se mueve la gran familia humana, una llamada mucho más fuerte a la unidad en todos los sentidos. Vivimos en una gran aldea global en la que es muy evidente que se han globalizado las crisis y retos que juntos debemos afrontar.

En todas nuestras comunidades existe el deseo, por eso oramos, de que podamos aprender también a globalizar la solidaridad de modo que no haya problemas que nos parezcan lejanos ni seres humanos que nos resulten ajenos. La gran familia cristiana quiere, junto a todas las personas de buena voluntad, seguir aportando semillas de justicia y paz para la sociedad de la que somos parte. Queremos aprender también a ser más coherentes y responsables con nuestros principios y valores.

Estos días de reflexión y unión nos ayudarán a reflexionar en ese sentido, a vivir un cristianismo verdaderamente universal, es decir, uno en el que todos tenemos cabida con nuestras diferencias doctrinales e históricas. Un cristianismo que aboga por la plenitud de la vida con la dignidad y libertad que le son inherentes. Y desde ahí queremos ser servidores de una sociedad y una humanidad nueva, fraterna y solidaria.

Hemos de unirnos por la defensa de la dignidad humana, en especial de aquellos menos favorecidos y situaciones más débiles ya sea por razón económica, social, de salud o geográfica, y también por el fomento de unas relaciones más armónicas con nuestro medio ambiente, con toda la naturaleza, porque también nuestro mundo requiere una responsabilidad global que vaya mucho más allá de algunos intereses locales e inmediatos.

El lema de este año se toma de las palabras del Evangelio de Juan que nos recuerda: “Permaneced en mi amor y daréis fruto en abundancia” [1]; y en ese camino queremos seguir transitando, amar y cuidar como Jesús lo hizo, seguir aprendiendo a hacerlo en la dirección adecuada para poder dar frutos de esperanza, fraternidad y conciencia ecológica tan necesarias en nuestro frágil y bello mundo.

Ecumenismo

Queremos amar y comprometernos con la sociedad en estos momentos de una manera unida y firme. Confesamos que nos une un mismo sentir y una misma humanidad, una sangre que no tiene apellidos, ni raza, ni lengua, ni se separa en el destino universal de la salvación que esperamos sea de plenitud para todo el mundo. Queremos caminar con todos los hombres en la construcción de una casa común llena de dignidad y basada en la justicia y en el cuidado muto. Queremos manifestar de modo conjunto que apostamos por la ternura y el cuidado de la vida, de lo humano y lo natural, como verdadera respuesta a todo dolor y sufrimiento de nuestra humanidad y de nuestra naturaleza. Nos comprometemos para seguir caminando en un camino ecuménico espiritual y de ecología integral.

Mariano Arellano, Miguel Ángel Caja, Joan Sibur y José Moreno (Representantes de la Iglesia evangélica española, Iglesia bautista, Iglesia ortodoxa rumana, Iglesia católica)

[1] Evangelio de S. Juan 15:8-9

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