El general de los jesuitas clausura el Año Ignaciano en el santuario de Loyola Arturo Sosa, sj.: "Queremos, como hizo Ignacio, seguir más de cerca a Jesús pobre y humilde"

Arturo Sosa, sj. en el cierre del Año Ignaciano
Arturo Sosa, sj. en el cierre del Año Ignaciano

"Nuestro tiempo es tan complejo como el que fue el de Ignacio de Loyola, y hoy se convierte en una invitación a comprometerse en el servicio a los demás con una entrega generosa y total"

"Toda la vida de Ignacio fue un buscar apasionadamente ese amor de Dios. Ser su servidor en todo momento"

"Queremos renovar nuestro deseo de seguir más de cerca a Jesús pobre y humilde, y de contribuir a predicar la cercanía del reino de Dios a todas las gentes". El general de la Compañía de Jesús, Arturo Sosa, sj., cerró este mediodía el Año Ignaciano con una misa en la basílica del santuario de Loyola.

Sosa, quien estuvo acompañado por el arzobispo de Pamplona y administrador apostólico de San Sebastián, Francisco Pérez, quiso que la celebración fuera "una acción de gracias por tanto bien recibido" por la Compañía en estos 15 meses de Jubileo.

Así, ha recordado que a lo largo de este año desde la Compañía de Jesús se ha pedido para mitigar "el sufrimiento injusto de tantas personas y pueblos", y se ha renovado deseo de la orden religiosa de "seguir más de cerca a Jesús pobre y humilde" y continuar "caminando con Ignacio", sin olvidar la "acción misionera".

"Nuestro tiempo es tan complejo como el que fue el de Ignacio de Loyola, y hoy se convierte en una invitación a comprometerse en el servicio a los demás con una entrega generosa y total", ha expresado.

Sosa ha concluido afirmando que "Ignacio quiere una mirada que le permitió ver nuevas todas las cosas el resto de su vida. Toda la vida de Ignacio fue un buscar apasionadamente ese amor de Dios. Ser su servidor en todo momento". 

"Trató con perseverancia en que ese aliento lo recogieran todas las personas de todo el mundo y de todos los extractos sociales a los que acompaño espiritualmente. Ignacio lo hizo todo con una sola fidelidad, que la persona creciera en el amor de Dios y a los demás, con una vida digna entregada y fecunda. Una vida a la mayor gloria de Dios”, finalizó.

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