Último adiós al arzobispo emérito de Praga "Duka, testigo de la fe hasta el final, pastor valiente"

Exequias del cardenal Dominik Duka
Exequias del cardenal Dominik Duka

Pastor valiente y firme en la fe, hombre que luchó contra falsas acusaciones, defensor de los fundamentos de la civilización cristiana, dispuesto al diálogo incluso con aquellos a quienes otros despreciaban

Así recordó el arzobispo Jan Graubner al purpurado durante su funeral en la catedral de la capital checa: “Era conmovedor ver a hombres que, aun declarándose no creyentes, le pedían la bendición”

(Vatican News).- Los fieles de la República Checa dieron el último adiós, el sábado 15 de noviembre, al cardenal Dominik Duka, arzobispo emérito de Praga y único hijo de Bohemia en portar la birreta cardenalicia.

El purpurado falleció el pasado 4 de noviembre a los 82 años. En un telegrama, el papa León XIV lo recordó como un “pastor forjado en la fe e intrépido anunciador del Evangelio” y expresó admiración por “su valentía durante el período de persecución, cuando, privado de su libertad, no flaqueó en su adhesión a Cristo y a la Iglesia”.

Creemos. Crecemos. Contigo

La despedida de la Iglesia y del mundo de la cultura

La Misa fúnebre en la catedral de San Vito fue celebrada por el arzobispo de Praga, Jan Graubner, mientras que la última Commendatio y la Valedictio fueron presididas por el arzobispo Jude Thaddeus Okolo, nuncio apostólico en la República Checa.

Falleció el cardenal Dominik Duka, arzobispo emérito de Praga

Durante la liturgia se interpretó el Requiem en si bemol menor, op. 89, de Antonín Dvořák. Las ofrendas al altar fueron llevadas por uno de los compañeros de prisión del cardenal durante el tiempo de persecución. Sobre su ataúd se recitó una oración en lengua armenia y se cantó en hebreo el Salmo XVI, expresión de la simpatía que el difunto cardenal gozaba entre armenios y judíos.

Combatiente por la verdad y la libertad

Como señaló el arzobispo Graubner, el cardenal Duka “como combatiente por la verdad y la libertad destacó claramente en la cultura afeminada de hoy”. No dudaba en proclamar verdades impopulares, en consonancia con el espíritu del Evangelio. Como recordaron estos días sus colaboradores, también sabía pedir disculpas prontamente cuando se dejaba llevar por la indignación, con la humildad de quien se preocupa por la causa y no por la imagen. Graubner contó asimismo que en los últimos años había profundizado más en su conocimiento del cardenal, encontrándolo casi a diario.

Los funerales en la catedral de Praga

En diálogo con todos

“Lo que más me impresionó – dijo el arzobispo de Praga – fue su enorme erudición, su increíble memoria y su capacidad de relacionar entre sí elementos distintos. A veces era difícil seguirle en las discusiones, por la extraordinaria riqueza de sus observaciones, pero las piezas individuales del mosaico creaban un cuadro elocuente que despertaba la admiración de muchos oyentes.

"Me sorprendía cómo lograba persuadir a tantos no creyentes"

Era un apasionado debatiente. Me sorprendía cómo lograba persuadir a tantos no creyentes. No tenía miedo – añadió el prelado – de hablar ni siquiera con personas a las que otros despreciaban. Procuraba dar a todos la posibilidad de encontrarse con Dios, de aprender algo sobre Él. Era conmovedor ver a hombres que, aun declarándose no creyentes, le pedían la bendición”.

Gratitud a Dios

El arzobispo de Praga recordó finalmente que Duka amaba celebrar “los aniversarios importantes, para que aprendiéramos de la historia”. Amaba la catedral de Praga y puso en marcha la construcción de nuevos órganos, sentó las bases para un nuevo sistema de financiación de la Iglesia e intentó introducir la enseñanza de la religión en las escuelas.

“Al despedir al cardenal Duka, debemos decir que tenemos mucho por lo que dar gracias a Dios. Podemos mostrar nuestra gratitud continuando la obra de renovación de la Iglesia que él amaba tanto”.

La celebración exequial

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