"Testigo de tanto amor, a veces dolor y siempre compasión" Mi Comunidad teresiana más allá del Raval

Capilla de las teresianas del Raval
Capilla de las teresianas del Raval

"Es una realidad conocida la falta de relevo en muchas de las congregaciones que en las décadas de los 50 al 70 llenamos los noviciados"

"Y no digo esto como un lamento, sino como una realidad de los 'signos de los tiempos' en espera de que Dios nos hable con los acontecimientos o los cambios que se produzcan"

"Nunca olvidaremos este rincón de nuestro piso –la capilla- en donde la Palabra de Dios comentada y revivida diariamente ha sido testigo de tantas confidencias, tanto amor, a veces dolor y siempre compasión y amor a nuestros hermanos necesitados que diariamente le presentamos al Señor"

En varios medios de comunicación ha salido la noticia: “la Comunidad teresiana del Raval marcha del barrio”. 

Todo empezó por un artículo que escribí en Cataluña Religión en donde explicaba el porqué de nuestra marcha del piso de la calle de la Cera después de 26 años en este querido barrio. Es una realidad conocida la falta de relevo en muchas de las congregaciones que en las décadas de los 50 al 70 llenamos los noviciados. Hoy hemos envejecido las que aún continuamos vivas, y el ritmo de entradas en las últimas décadas ha ido disminuyendo en Europa hasta llegar a mínimos en el momento actual. 

Y no digo esto como un lamento, sino como una realidad de los “signos de los tiempos” en espera de que Dios nos hable con los acontecimientos o los cambios que se produzcan. Porque yo estoy segura de que la llamada de Dios a la consagración en el celibato y la vida comunitaria tendrá sus variantes, pero se dará siempre de una u otra manera. 

Libro de Molins
Libro de Molins

En nuestro caso, la comunidad del Raval  -uno de los lugares en el que Dios me envío hace más de 25 años- siempre será para mí un lugar en donde he podido vivir realidades de marginación, de fraternidad, de convivencia con otras congregaciones, de interconfesionalidad, de vida del barrio en todas sus dimensiones, y en donde la experiencia del Dios vivo se ha hecho realidad de diferentes maneras muy significativas

Pero nuestra comunidad de teresianas va más allá de este pequeño vínculo en el que hemos sido muy felices, porque seguimos adelante en nuestra comunidad grande, la Compañía de Santa Teresa de Jesús, a la que amamos y servimos desde diferentes lugares. 

Dos de nosotras nos quedamos en Barcelona en el barrio de Gracia y no faltan los  medios de transporte en la ciudad para trasladarnos a donde “más peligren los intereses de Jesús”, según palabras de nuestro fundador San Enrique de Ossó. Continuaremos con nuestros hermanos del Hospital de Campaña de Santa Anna y los “Mensajeros de la paz” de la que forman parte. Tenemos también el gozo de que el piso de la calle de la Cera será precisamente para este fin, aumentando el número de los “Pisos de oportunidad” de esta asociación.  

En estos momentos las tres de la Comunidad estamos con el covid, compartiendo nuestro aislamiento y aprovechando para ahondar en nuestra convivencia antes de separarnos, orando juntas, dando gracias a Dios por tanto beneficio recibido y dejando en sus manos que la semilla que con su Gracia hemos ido sembrando en estos años fructifique como Él quiera y cuando Él quiera. 

Nunca olvidaremos este rincón de nuestro piso –la capilla- en donde la Palabra de Dios comentada y revivida diariamente ha sido testigo de tantas confidencias, tanto amor, a veces dolor y siempre compasión y amor a nuestros hermanos necesitados que diariamente le presentamos al Señor. 

Teresianas

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