"Hemos dado un paso valiente con este acto, y no será el último", señala Díaz Sariego "Ni olvido ni perdón": Triste boicot al histórico acto de reparación de Confer a las víctimas de los reformatorios franquistas gestionados por congregaciones

Momento en que comienza el reparto de carteles
Momento en que comienza el reparto de carteles RD/J. Lorenzo

Perdón, verdad, humildad y compromiso". Esas han sido las palabras clave con las que la Confer quería haber celebrado esta tarde, en Madrid, el acto público de Reconocimiento y Petición de Perdón a las Supervivientes del Patronato de Protección a la Mujer, en un acto que desbordó emoción a raudales aunque, al final, se materializó el temor a que finalmente el evento pudiese deslizarse hacia algo inmerecido tanto para las víctimas como para los organizadores

Hubo petición de perdón, hubo arrepentimiento sincero, empatía, pero no se aceptó y, antes de la clausura del evento, justo después de que varias representantes de Confer ofreciesen esa petición de perdón y su voluntad de no mirar para otro lado, comenzaron los cánticos de "verdad, justicia y reparación" y de "ni olvido ni perdón"

"Ustedes me robaron la inocencia", "no puedo olvidar ni perdonar", "nefastas y criminales actuaciones", "pedir perdón no garantiza que las mujeres de las nuevas generaciones que tienen problemas de migración, proxenetas, no sufran lo que sufrimos nosotras", "el dinero que reciben ustedes tendría que ser bien utilizado para evitar estos cuestiones"... Durante más de veinte minutos, el auditorio, con más de tres cuartos del aforo ocupado, escuchó en silencio, interrumpido en ocasiones por aplausos, testimonios desgarradores de las víctimas

"Perdimos la libertad y también la fe, porque era esos lugares Dios no estaba. No nos hagan comulgar con ruedas de molino, este perdón no debe ser un gesto, ni hablar de contexto, necesitamos justicia, no condescendencia"

En este procesos que hemos tenido con las víctimas, he ido comprendiendo lo que significa el haber vivido una infancia muy difícil. Cuando escuchas tanto dolor, llegas a comprender el fondo de lo que ha sucedido", expresó el religioso dominico

"Perdón, verdad, humildad y compromiso". Esas han sido las palabras clave con las que la Confer quería haber celebrado esta tarde, en Madrid, el acto público de Reconocimiento y Petición de Perdón a las Supervivientes del Patronato de Protección a la Mujer, en un acto que desbordó emoción a raudales aunque, al final, se materializó el temor a que finalmente el evento pudiese deslizarse hacia algo inmerecido tanto para las víctimas como para los organizadores.

Hubo petición de perdón, hubo arrepentimiento sincero, empatía, pero no se aceptó y, antes de la clausura del evento, justo después de que varias representantes de Confer ofreciesen esa petición de perdón y su voluntad de no mirar para otro lado, comenzaron los cánticos de "verdad, justicia y reparación" y de "ni olvido ni perdón".

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Fue en ese momento cuando también de los bolsos de muchas de las asistentes salieron papeles con un NO escrito en ellos y comenzaron a repartirse por la sala, también hacia la parte reservada a los representantes de las congregaciones religiosas, que, sin levantase del sitio, no lo recogieron. En sus caras se veía la conmoción y hubo también lágrimas entre las religiosas que había subido al estrado para pedir perdón.

No se pudo clausurar oficialmente el acto ante la prolongada interrupción por los cánticos de "ni olvido ni perdón" y los asistentes fueron abandonando la sala de nuevo divididos en dos bloques que, por el momento, y al menos por una de las partes, parecen irreconciliables. "Ha sido un boicot que no se merecía la organización, es un paso atrás en esta apuesta por cerrar heridas entre ambas partes", decía a Religión Digital una exsuperiora.

Jesús Díaz Sariego, durante su intervención
Jesús Díaz Sariego, durante su intervención CONFER

Otros religiosos mostraban su tristeza por el acto, pero no la extrañeza. Cuando se supo que la ministra de Justicia, Ana Redondo, había agendado este acto, se temieron la politización. Y los nervios entre los organizadores eran evidentes cuando se vio entre una nuble de periodistas a la eurodiputada de Podemos, Irene Montero.

Todo había empezado a las 18:40, diez minutos más tarde de lo previsto. Los representantes de las más de 30.000 religiosas y religiosos, pertenecientes a 400 congregaciones que desarrollan su actividad apostólica en España, querían poner –tal y como se comprometieron con la asociación Las desterradas hijas de Eva, mujeres que en su infancia y adolescencia pasaron por estos centros puestos en marcha por el régimen franquista- "en el centro a las supervivientes y a las instituciones religiosas que las han dañado. Solo ellas son las protagonistas después de un proceso de encuentro, de escucha, de responsabilidad", como se encargaron de recordar a lo largo de la jornada

En el salón de actos de la Fundación Pablo VI -"espacio de neutralidad y reconciliación, como lo definió Jesús Avezuela, director general de esa institución eclesial-, introdujo el acto, en donde primero habló el dominico Jesús Diaz Sariego, presidente de la Confer.

"Desde hace más de un año venimos trabajando con la asociación Las desterradas hijas de Eva sobre las experiencias muy duras que muchas mujeres vivieron bajo el Patronato para la Protección de la Mujer, que debiera proteger y educar, pero que funcionó como un mecanismo de represión, y donde muchas mujeres fueron privadas de su libertad", comenzó diciendo e religioso en medio de un espectacular silencio.

Verdad y reparación 

"Hoy hacemos un gesto de verdad y reparación hacia tantas mujeres que, en el marco del Patronato de Protección a la Mujer, vivieron situaciones de vulneración de derechos en instituciones vinculadas a congregaciones religiosas", añadió Sariego.

"Agradecemos la paciencia de muchas de esta mujeres así como el camino que hemos venido recorriendo juntos para desembocar en este acto de petición de perdón, algo que consideramos que es algo justo, porque este acto no es solo una formalidad, sino un acto de justicia, un ejercicio de responsabilidad histórica y reconocer aquello que e el pasado no hicimos bien y expresar nuestra empatía y profundo dolor por los que sufrieron esas mujeres bajo el Patronato".
"Somos conscientes de que muchas situaciones que se vivieron en estos centros fueron silenciados durante durante décadas, por lo que, con humildad y sinceridad queremos romper este silencio", abundó el presidente de Confer. "Queremos decirlas que las creemos y las escuchamos. Para estas mujeres, aquello fue mas una cárcel que un lugar de promoción humana".

Las representantes de las congregaciones pide perdón
Las representantes de las congregaciones pide perdón CONFER

"Asumimos la responsabilidad de ir en búsqueda de la verdad y que este acto no caiga en
el olvido. Nos comprometemos en las congregaciones aún más en los cuidados, en un camino de justicia y responsabilidad al pasado, con sincero deseo para ir caminado hacia una Iglesia más humana, compasiva y coherente con el mensaje de Jesús".

El testimonio de las víctimas

"Ustedes me robaron la inocencia", "no puedo olvidar ni perdonar", "nefastas y criminales actuaciones", "pedir perdón no garantiza que las mujeres de las nuevas generaciones que tienen problemas de migración, proxenetas, no sufran lo que sufrimos nosotras", "el dinero que reciben ustedes tendría que ser bien utilizado para evitar estos cuestiones"... Durante más de veinte minutos, el auditorio, con más de tres cuartos del aforo ocupado, escuchó en silencio, interrumpido en ocasiones por aplausos, testimonios desgarradores de las víctimas de aquellos reformatorios, donde, la verdad, no había palabras de reconocimiento para la vida religiosa que se ocupaba de su cuidado, todo lo contrario. "Verdad, justicia y reparación", coreó durante varios segundos la mayor parte de la sala al término de los testimonios.
Empezaba a palparse la emoción de las víctimas y familiares y la dificultad de acabar encajando el acto de reparación, que, como dijo la presidente de la asociación, y ella misma víctima, Consuelo García del Cid, no debía ser un mero "gesto", al rememorar aquel Patronato "fascista y del adoctrinamiento religioso", las bofetadas, palizas, la obligatoriedad de la mendicidad, del trabajo obligatorio, de lesbianas trasladadas a psiquiátricos...

Responsabilidad del Gobierno

"Las supervivientes convertimos el dolor en causa", señaló, asegurando que "la democracia nos debe diez años de vida y la responsabilidad es del Gobierno de España y del Ministerio de Justicia". "La realidad de los reformatorios estaba dentro y ahí no entraba cualquier, no se sabía de los cortes de venas, de los intentos de suicidio", narró la superviviente, que denunció las desapariciones forzosas y las adopciones ilegales en la Maternidad de Peñagrande, y robos de bebés, un sinfín de delitos".

Las religiosas bajan del estardo ante el boicot
Las religiosas bajan del estardo ante el boicot RD/J. L.

"El mal actuó en toda su extensión, y lo que es peor, en nombre de la Iglesia, cuando caminaba de la mano con el Estado. Eran reformatorios disfrazados de conventos", señaló, interrumpida en muchas ocioanes por los aplausos Consuelo García.

"No somos las locas y si algo no somos, es imbéciles", señaló, ante una parte del público enfervorizado y otra que empezaba a removerse en sus asientos. "Perdimos la libertad y también la fe, porque en esos lugares Dios no estaba. No nos hagan comulgar con ruedas de molino, este perdón no debe ser un gesto, ni hablar de contexto, necesitamos justicia, no condescendencia".

Para entonces se estaba llegando al clímax emocional y le tocó el turno a las representantes de algunas de la congregaciones religiosas que se vieron involucradas en aquellos actos. "Nos dirigimos con humildad y profundo dolor a todas ustedes, que pasaron por estas instituciones y sufrieron bajo nuestra tutela...". Había palabras de perdón, de arrepentimiento, de dolor por el dolor causado por quienes habían estado antes que ellas.

Jesús Avezuela no pudo clausurar el acto
Jesús Avezuela no pudo clausurar el acto RD/JL

Hasta que, de entre la gente, surgió un "pedid perdón", una de las religiosas contestó que lo estaban haciendo y ahí finalizó el acto. Luego vinieron los cánticos, los papeles con un NO que fue ocupando buena parte del espacio y la sensación de que se ha abierto una nueva herida.

Casi una hora después de despejada la sala, donde sólo quedan los periodistas recomponiendo do sus crónicas, compareció el presidente de Confer. "Teníamos la voluntad firme, decidida y valiente de pedir perdón y es lo que hemos intentado en este acto", señaló Sariego, quien demostró gran templanza e incluso empatía con lo que había vivido habría unos instantes.

Comparecencia de Díaz Sariego
Comparecencia de Díaz Sariego RD/JL

"Forma parte de un proceso largo y necesita un tiempo de sanación. Hemos hecho un gesto positivo y dado un paso. Es un camino en un sufrimiento muy doloroso para estas personas y lo hemos visto como una necesidad de expresar la rabia. Por parte de Confer, ha sido un paso valiente y no será el último paso. En este procesos que hemos tenido con las víctimas, he ido comprendiendo lo que significa el haber vivido una infancia muy difícil. Cuando escuchas tanto dolor, llegas a comprender el fondo de lo que ha sucedido", expresó el religioso dominico.

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