El Papa participa 'en diferido' en la eucaristía celebrada en Santa María la Mayor Francisco, a la vida consagrada del mundo: "Gracias por lo que sois y por lo que hacéis (...). Seguid adelante en vuestra misión profética"

Francisco, con la vida consagrada
Francisco, con la vida consagrada Vatican Media

"Todos juntos somos miembros de la Iglesia, y la Iglesia está en misión desde el primer día, enviada por el Señor resucitado, y lo estará hasta el último, por la fuerza de su Espíritu"

"Si en la Iglesia cada uno es una misión, todos y cada uno de vosotros sois uno con vuestra propia gracia de consagrados"

"Todos los carismas son para la misión, y lo son precisamente con la riqueza incalculable de su variedad; para que la Iglesia pueda testimoniar y anunciar el Evangelio a todos y en todas las situaciones"

Nunca una ausencia estuvo tan presente. A varios miles de kilómetros de Santa María la Mayor, donde se celebraba la Eucaristía con motivo de la Jornada Mundial de la Vida Consagrada, el Papa Francisco se reunía con obispos, sacerdotes y religiosos de Congo. A esa misma hora, el cardenal Joao Braz de Aviz, prefecto del Dicasterio para los Institutos de Vida Consagrada y las Sociedades de Vida Apostólica; y su secretario, José Rodríguez Carballo (probablemente, en su despedida romana, encargado de oficiar la homilía), leían una carta de Bergoglio a sus "queridos consagrados y consagradas".

"Cuando escuchéis este mensaje mío, estaré de misión en la República Democrática del Congo, y sé que me acompañarán vuestras oraciones. A su vez, quiero asegurarles la mía para la misión de cada uno de ustedes y de sus comunidades", arrancó Bergoglio, quien quiso "abrazar en este momento a todos los hermanos y hermanas consagrados de todas las partes del mundo". Él, desde África. Su voz, desde el continente negro y desde la basílica romana, expandida a toda la Tierra.

La Iglesia, en misión desde el primer día

"Todos juntos somos miembros de la Iglesia, y la Iglesia está en misión desde el primer día, enviada por el Señor resucitado, y lo estará hasta el último, por la fuerza de su Espíritu", glosó Bergoglio, quien insistió en que "een el Pueblo de Dios, enviado para llevar el Evangelio a todos los hombres, vosotros, personas consagradas, tenéis un papel especial, que deriva del don especial que habéis recibido: un don que da a vuestro testimonio un carácter y un valor especiales, por el hecho mismo de que sois enteramente dedicada a Dios y a su Reino, en pobreza, virginidad y obediencia".

"Si en la Iglesia cada uno es una misión, todos y cada uno de vosotros sois uno con vuestra propia gracia de consagrados", apuntó el Papa. Además de este don, Francisco reivindicó "los carismas de vuestros institutos y sociedades, los carismas de vuestros fundadores y fundadoras" que, "en su estupenda variedad, todos son dados para la edificación de la Iglesia y para su misión".

Riqueza incalculable de la diversidad

"Todos los carismas son para la misión, y lo son precisamente con la riqueza incalculable de su variedad; para que la Iglesia pueda testimoniar y anunciar el Evangelio a todos y en todas las situaciones", insistió, recordan que hoy, precisamente hoy, es la fiesta del Encuentro. También, entre carismas.

"Queridos hermanos, estoy cerca de vosotros y os doy las gracias por lo que sois y por lo que hacéis. Rezo por vosotros y os animo a seguir adelante en vuestra misión profética. Os bendigo de corazón y os encomiendo a María Salus Populi Romani. Por favor, no olviden rezar por mí", finalizó el Papa, desde Congo-Santa María la Mayor.

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