Entrevista con el visitador auxiliar para España y Portugal de La Salle Hermano Esteban: "La misión compartida con los laicos nos está enriqueciendo muchísimo a los religiosos"

Hermano Esteban
Hermano Esteban RD/ J. L.

"Soy muy consciente de que la realidad de la secularización, el distanciamiento de las familias, hace que parezca evidente que los jóvenes terminan sin una identidad cristiana [en la escuela católica]. Entiendo que se pueda decir, pero no es cierto. Nosotros seguimos con una propuesta clara, a pesar de las dificultades, no hemos tirado en absoluto la toalla en una labor pastoral de implicación]

"Si las cosas cambiaran y hubiera un boom de vocaciones religiosas, ni querríamos ni podríamos renunciar a seguir compartiendo vida, misión y espiritualidad con los laicos, con total convicción"

"De la audiencia con León XIV destacamos el ánimo que nos dio, a la vez que la esperanza de llegar a los jóvenes, de tocar su corazón, de poder transmitirles un mensaje y contar con ellos y apreciarles. Es decir, no dar nada por perdido, porque a veces se piensa que ya es muy difícil, sin embargo, ahí está la Escuela Cristiana y la Escuela de la La Salle para llegar a los jóvenes"

"El tema de los abusos es como una bomba que ha estallado en los últimos años y al cual nos hemos hecho muy sensibles para conocer el dolor de las víctimas. No voy a decir que eso ya sea suficiente, ni mucho menos, pero te hace consciente de que eso no se puede volver a repetir, no podemos negar que ha ocurrido"

Los Hermanos de las Escuelas Cristianas han sido la primera congregación religiosa recibida en audiencia por el papa León XIV. El encuentro tenía que haber sido con Francisco, pero se precipitaron los acontecimientos y no pudo ser, por lo que pensaron que esa oportunidad –enclavada en el tercer centenario de su aprobación– se había perdido. Nada de eso. Una semana después de su elección, coincidiendo con el día de San Juan Bautista de La Salle, Robert Prevost les recibió con todo cariño y alabó que sigan respondiendo “creativamente” a los desafíos epocales.

"Fue un momento muy, muy rico y una sorpresa poder celebrarlo", recuerda sobre la audiencia el hermanoEsteban de Vega Alonso (Prado-Zamora, 1962), Visitador Auxiliar del Distrito Arlep de los Hermanos de La Salle en entrevista con Religión Digital, donde desgrana las claves de esta audiencia, pero también pasa revista, con un realismo que no oculta las dificultades, sobre la situación actual de la familia lasaliana, los desafíos para la escuela cristiana en una sociedad secularizada, el impacto de "la bomba" de los abusos, pero también la riqueza que supone "el compartir vida, misión y espiritualidad con los laicos". "Nos están enriqueciendo muchísimo", afirma.

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Los Hermanos de las Escuelas Cristianas han sido objeto de la primera audiencia oficial del nuevo Papa. Empecemos por aquí. ¿Qué le dijo León XIV al superior general y a los consejeros? 

Todas las personas que estuvieron en la audiencia nos han comunicado una satisfacción enorme. Ha sido un momento muy, muy rico y una sorpresa poder celebrarlo. Digo sorpresa porque ya mucho antes de que el papa Francisco falleciera estaba concedida la audiencia. Y se pensó que, ante su muerte y los días que siguieron, sería imposible esa audiencia, por lo que se llevaron una sorpresa cuando del Vaticano les llamaron para decir si tenían interés en mantenerla con el nuevo Papa. Y, por supuesto, pues sí había interés. Y fue una gran alegría.

Sobre el encuentro, destaco cuatro ideas de lo que el Papa les comunicó y que, más allá de lo que ha salido publicado, me han comentado los hermanos. Uno es la convicción y la fuerza con que el Papa les habló de la importancia de la Escuela Cristiana por muchos motivos, pero como algo fundamental cultural, social y evangélicamente.

También expresó una idea que es muy nuestra, que casualmente ha estado también en muchos de nuestros documentos, y es el deseo de educar evangelizando y evangelizar educando. O sea, la evangelización como misión, como ministerio de la Escuela Cristiana.

Lo tercero a destacar es el ánimo que nos dio, a la vez que la esperanza de llegar a los jóvenes, de tocar su corazón, de poder transmitirles un mensaje y contar con ellos y apreciarles. Es decir, no dar nada por perdido, porque a veces se piensa que ya es muy difícil, sin embargo, ahí está la Escuela Cristiana y la Escuela de la La Salle para llegar a los jóvenes.

Y, finalmente, algo que para nosotros es también muy importante, ya desde el fundador, y es ver en la dimensión educativa un ministerio y una misión. La palabra ministerio en la Iglesia a veces queda muy reducida para determinados servicios, para las órdenes, y sin embargo, considerar que el servicio de la educación es un ministerio, para nosotros es muy rico. Y también como misión, desde luego, ministerio y misión.

El Hermano Esteban, en su despacho
El Hermano Esteban, en su despacho RD/J.L.

Prevost remarcó en su audiencia que ustedes no han perdido actualidad y responden “creativamente” a los desafíos epocales. Es un buen piropo, ¿no?

Lo es. Nos agrada y, a la vez, creemos que es un reconocimiento de lo que intentamos, porque responder a los retos de todo tipo que hay exigen mucha puesta al día, mucha cercanía, mucho diálogo, mucho conocimiento de la realidad y, sobre todo, apostar por seguir dando sentido y dimensión vocacional tanto a la vida de los jóvenes como a la de los educadores, y seguir trabajando en por la justicia y la evangelización.

Para nosotros, un campo de creatividad a la vez que de necesidad es el de las pobrezas y de las periferias, tan queridas para el papa Francisco, y seguro que para el papa León también. Y estamos en esa línea. Concretamente aquí en España, en la Arleb –la provincia religiosa de España y Portugal– va en esta línea de una creatividad muy profunda todo lo relacionado con el nuevo contexto de aprendizaje, que es un tema muy amplio que está transformando nuestras escuelas.

¿Y cuáles son esos desafíos a los que han de hacer frente, aquí y ahora, los Hermanos de las Escuelas Cristianas?

Uno muy fuerte en el que nos sentimos llamados y en el que hemos avanzado mucho, aunque nunca será suficiente, es el de la misión compartida. Es algo muy querido y muy necesitado en este momento para todas las instituciones religiosas, y para Lasalle también. No podemos seguir tirando de réditos de lo conseguido. Otro desafío es llegar a los más necesitados, algo muy importante para nosotros.

Tenemos todo tipo de centros, pero las últimas obras que se han ido abriendo son una respuesta muy clara a las nuevas pobrezas que en cada lugar se va descubriendo. En sentido literal y también en un sentido más amplio, existencial, como expresaba el papa Francisco.

Queremos involucrar a las familias en todo lo que significa la educación global, incorporarlas, hacerles conocer nuestro día a día, contar con ellas como personas que apoyan y que impulsan la tarea del colegio

Otro desafío que es difícil de abordar es involucrar a las familias en todo lo que significa la educación global. Incorporarlas, hacerles conocer nuestro día a día, contar con ellas como personas que apoyan y que impulsan la tarea del colegio, de las familias.

Y, por supuesto, el desafío de siempre de la evangelización y en un contexto social no fácil. Seguir con el empeño de que nuestras obras tienen un carácter marcadamente cristiano, es fundamental. Y después, un desafío fuerte es el vocacional. Tiene relación con lo identitario, pero cuando hablo ahora de vocacional, me refiero sobre todo a ver cómo ayudamos a los jóvenes a plantearse su vida como servicio, como algo que trasciende el día a día. Y no solo es la comunicación de valores, sino la implicación vital en una forma de vivir que sea solidaria.

Esta cuestión vocacional, ¿sería uno de los desafíos más graves y urgentes?

Aunque grave y urgente, no es que eclipse otros, que los hay, pero es muy importante. La Comisión Pastoral de nuestra provincia está trabajando mucho la dimensión vocacional, desde el concepto de cultura vocacional, que a nivel eclesial tiene mucho peso desde hace años y es una línea fuerte en nuestros centros. Y por más que sea difícil, no tiramos la toalla y seguimos haciendo propuestas y acompañando a lo jóvenes que se plantean la vida como hermanos. Pero también en un sentido vocacional amplio, porque la vocación lasaliana no es solo la vocación de hermanos.

Hermano Esteban de Vega
Hermano Esteban de Vega RD/JL

Volvamos un instante a la misión compartida. ¿Cómo la plantean? ¿Por mera necesidad o desde la apuesta decidida por la corresponsabilidad?

Este es un tema en el que La Salle, afortunadamente, lleva muchos años trabajando, de modo que no nos ha pillado el tren, si puedo expresarlo así. Tenemos la convicción real de que la Iglesia somos todos y de que todos estamos llamados a la vocación. Y de que el carisma, que es el don del Espíritu, no se ha concedido sólo a los hermanos.

Ellos han sido sus garantes desde el principio, desde san Juan Bautista de La Salle. Pero en este momento todos, leyendo los signos de los tiempos, descubrimos que este carisma se enriquece con la aportación, la presencia, el compromiso, la vida de nuestros compañeros seglares. Y con ellos llevamos ya una trayectoria donde vemos que están enriqueciendo profundamente la misión, por ejemplo, en el modo de llegar a los jóvenes, y también en la vida comunitaria, porque tenemos muchas comunidades donde compartimos vida y espiritualidad con ellos.

Si las cosas cambiaran y hubiera un boom de vocaciones religiosas, ni querríamos ni podríamos renunciar a seguir compartiendo vida, misión, espiritualidad con los laicos

Entonces, no es sólo una necesidad de tipo primario, necesitamos más fuerzas, por supuesto que eso es cierto, pero es algo mucho más importante. Si las cosas cambiaran y hubiera un boom de vocaciones religiosas, ni querríamos ni podríamos renunciar a seguir compartiendo vida, misión y espiritualidad con los laicos, con total convicción. Y lo digo porque la experiencia avala que es así, que donde tenemos seglares que han comprendido lo que es la identidad, la están compartiendo con nosotros, nos están enriqueciendo muchísimo, a la vez que ellos se sienten enriquecidos. Y es una suerte poder vivirlo así.

La audiencia se enmarcaba dentro de dos importantes efemérides para las Escuelas Cristianas: el tercer centenario de su aprobación y el 75 aniversario de la proclamación por Pío XII de La Salle como ‘Patrono celestial de todos los educadores’. ¿En qué momento se encuentran las Escuelas Cristianas?

Esperanzador, a la vez que complicado, por ser claros. Seguimos convencidos de la necesidad de la escuela cristiana –y no son palabras hechas o clichés– por lo que aporta a la Iglesia, a la sociedad, al joven y a las familias. Pero también es cierto que el tema de la natalidad está preocupando y hace que nos volquemos en una necesidad primaria de conseguir alumnos, especialmente en algunas zonas.

Y esto hace que la escuela cristiana se encuentre en ocasiones casi disputándose alumnos. Eso también forma parte del momento actual. Pero frente a esto hay una reflexión importante, rica, de colaborar, de conocernos mejor, de seguir garantizando la presencia de la escuela cristiana en todos los lugares y de estar dispuestos a acceder a determinados servicios, compartiéndolos con otras instituciones en otros lugares.

Esto forma parte también de la escuela cristiana ahora, de un modo muy incipiente, pero está ahí. Gran necesidad, a la vez que con dificultades.

Hermano Esteban de Vega, visitador auxiliar de La Salle Arlep
Hermano Esteban de Vega, visitador auxiliar de La Salle Arlep RD/JL

Habla del hándicap de la baja natalidad, pero por otro lado, nos encontramos con la llegada de gente de otros países y se acusa la escuela católica de elitista y de seleccionar a alumnos. ¿Cómo se puede desmentir esto? 

Agradezco mucho la pregunta, de verdad, porque bastaría ir a nuestros centros y quedaría desmentido. Por supuesto, depende de zonas. Hay zonas en España donde hay una afluencia de inmigración muy, muy, muy grande. Hace poco estuve en Cataluña y visité un colegio en el centro de Barcelona, y veía cómo entraban los niños y el porcentaje de alumnos que vienen de fuera era enorme.

Nunca ponemos cortapisas en nuestros centros a la entrada de alumnos, al contrario. Y en muchos lugares, es la propia consejería de educación la que en cualquier momento del curso, no digo al comienzo, en mitad o incluso cuando queda poco para finalizarlo, nos va enviando alumnos. O sea, está desmentido por la propia realidad. Y a esto añado, y me consta que es así, que a veces la consejería nos envía alumnos con la confianza de que van a ser bien acogidos, de que van a ser integrados. Luego, puedo decir de corazón, de verdad, que eso no es cierto.

¿Cómo desarrollan en estos momentos en España su “ministerio y misión”?

Al hablar de ministerio y de misión, descubrir en la labor profesional de un educador que hay un ministerio y que no es sólo una acción, una actividad, sino que hay una misión, algo que se te confía, es muy importante. Al hacer las cosas no cambia nada, pero en el sentido de quién lo está realizando, cambia todo. Desde una gratuidad, una generosidad y un sentido muy profundo.

Pero para sentir ministerio, para vivirlo como ministerio y como misión, hay una faceta que en absoluto es obligatoria, pero que ojalá se descubra, y es la faceta comunitaria. Cuando, además de vivirlo personalmente, siento que lo vivo con otros y que viviéndolo con otros, tiene un sentido más pleno. No sólo porque es más operativo, más práctico, sino porque transparento desde ahí valores y actitudes importantísimas de fraternidad, de solidaridad, de compromiso compartido, y en eso también queremos avanzar.

Estamos muy empeñados en seguir haciendo que surjan brotes de fraternidad en todos nuestros centros

Estamos muy empeñados en seguir haciendo que surjan brotes de fraternidad en todos nuestros centros, lo cual a veces es relativamente fácil si se trata de vivir en una buena relación, pero a veces es más difícil cuando se trata de vivir de un modo más continuado y con formas concretas de expresarlo. ¿Sigue habiendo en el campo específico de la misión caminos nuevos e inexplorados? Ahí estamos abiertos a lo que pueda llegar. Ya no son tan inexplorados, pero sí que hemos ido abriendo obras sencillas sin un carácter de que necesariamente tengan que perdurar mucho en el tiempo, pero que den respuestas.

Por ejemplo, nuestras obras socioeducativas de La Salle, pero hay muchas instituciones que las tienen, para acoger a niños, para apoyar a niños fuera de horario escolar, para acoger a familias. También tenemos alguna realidad concreta, muy sencilla, pero donde esto se está produciendo desde alguna obra socioeducativa, para enseñar a personas emigrantes que han venido el idioma de cualquier edad, para acoger a adolescentes que puedan tener un lugar, un refugio donde sentirse a gusto y donde puedan dormir al menos, para acoger a niños que la tutela no la tienen sus padres. Todo este tipo de obras un tanto más marginales, más de frontera, están ahí como una novedad del momento actual.

Hermano Esteban de Vega
Hermano Esteban de Vega RD/JL

En esa acogida a adolescentes, ¿habla también de los menas?

Sí, el trabajo con ellos lo tenemos en más zonas, en más lugares, y es algo muy necesario. Por ejemplo, en Melilla tenemos alguna obra que compartimos junto con los maristas, que esta es otra realidad, la colaboración y la implicación intercongregacional. Y lo vamos viviendo ya en varios lugares.

En España hay 115 de centros educativos de las Escuelas Cristianas, dos de ellos universitarios. En los últimos tiempos, y frente al avance de la secularización, algunos sectores eclesiales han criticado que la “escuela católica” no se nota a la hora de “hacer cristianos” en nuestro país. ¿Qué les diría?

Entiendo que lo puedan decir con esa expresión de 'hacer cristianos', pero a la vez es una expresión injusta. Es como cuando en las encuestas se mide que ser cristiano es lo mismo que ir a misa, que es algo contable. Pues lo mismo aquí. No puedo decir que nosotros estemos encantados con lo que nuestras obras van logrando, pero no se puede evaluar de forma tan simple si hacemos cristianos o no.

Pero soy muy consciente de que la realidad de la secularización, el distanciamiento de las familias, hace que parezca evidente que los jóvenes terminan sin una identidad cristiana. Entiendo que se pueda decir, pero no es cierto. Nosotros seguimos con una propuesta clara, a pesar de las dificultades, no hemos tirado en absoluto la toalla en una labor pastoral de implicación, que va junto a lo que entendemos como modo de vida y de intentar plantear la fe. Y también va en la promoción de la educación, en la justicia y la solidaridad, en promover el voluntariado... Pues eso, seguimos trabajando por ello.

 Los frutos quizás son difíciles de medir, y hay dudas, pero la escuela cristiana sigue teniendo mucho sentido.

Tanto Francisco como León XIV señalan que la evangelización no consiste en hacer prosélitos. ¿En qué consiste la educación en las instituciones de las Escuelas Cristianas?

Se me viene a la cabeza alguna página del libro El loco de Dios, esta novela de Javier Cercas, donde visita Mongolia y tiene unas entrevistas muy interesantes allí con misioneros, que están allí intentando ser testimonio sencillo, sabiendo que ni siquiera pueden hablar mucho, porque no se entiende lo que significa ser cristiano, pero es su vida la que ponen en juego y al servicio.

Es muy distinto, lo traigo solamente como analogía, pero aquí en España, la presencia de la escuela en sí misma, más allá de que de ella salgan católicos muy fervientes y muy convencidos, que salen católicos así, pero hay muchas personas que siguen viviendo con una indiferencia religiosa muy grande, y eso es cierto. No significa que el testimonio, que la labor, que la misión no tenga sentido. No se puede medir en frutos de a cuántas personas cuento después en la iglesia concreta.

Hermano Esteban de Vega
Hermano Esteban de Vega

¿Qué le parece la reciente puesta en marcha del Consejo General de la Iglesia en la Educación? ¿Qué aportaciones espera de este organismo puesto en marcha por la Conferencia Episcopal Española?

No puedo decir mucho de ello porque no conozco bastante, pero lo poquito que sé, la ayuda, la colaboración, y el conocimiento–porque a veces nos desconocemos bastante–, me parecen muy importantes

La unidad, el afrontar problemas juntos, el diálogo, la implicación. Me parece que este Consejo General tiene ahí una vía muy importante. ¿Cómo se puede hacer? No lo sé y no sé hasta qué punto está ahí marcada una hoja de ruta clara, pero estas líneas me parecen fundamentales.

Dado que es un organismo participativo, ¿se le ocurre alguna sugerencia que hacerle ahora que comienza a dar sus primeros pasos?

Es muy importante primero conocernos. Muchas instituciones eclesiales tuvimos hace no mucho una reunión con el cardenal de Madrid en el seminario y me encantó la actitud de monseñor José Cobo por querer conocer también la realidad que estamos viviendo las instituciones que allí estaban representadas. 

En ese sentido, me parece también muy interesante el empeño de conocer cómo la escuela cristiana sigue planteándose el mejor modo de cómo poder seguir evangelizando en la sociedad.

Una sociedad que tiene muy presente ola cuestión de los abusos en el seno De la Iglesia y a manos de miembros de congregaciones religiosas...

Este tema es como una bomba que ha estallado en los últimos años y al cual nos hemos hecho muy sensibles para conocer el dolor de las víctimas. No voy a decir que eso ya sea suficiente, ni mucho menos, pero te hace consciente de que eso no se puede volver a repetir, no podemos negar que ha ocurrido, y por eso en el código ético que cada institución tiene, queremos que llegue a todos los educadores. Y estar atentos a todo aquello que, muchas veces sin mala voluntad, puede llegar a provocar mucho dolor.

Y me gustaría transmitir a la sociedad y a las víctimas y sus familiares el compromiso inequívoco que estamos teniendo por estar cercanos a ellos, por escucharlos y por evitar que esto se repita. A veces, y se me hace duro escucharlo, pero es así, se nos ha echado en cara que sabíamos muchas de estas cosas y que no se actuó. Y es posible que haya habido algún caso así, pero eso no ha sido lo normal. Si todo aquello hubiera sido ahora, nos encontraría mucho más prevenidos y con mucho deseo de que no se produzca. Pero en la mayoría de los casos, los abusos se han producido con el desconocimiento de las instituciones, a pesar de que a veces igual se han callado casos.

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