El entusiasmo y tenacidad de este 'joven' salesiano siguen intactos Pedro Pierre, 'sacerdote sin frontera', cumple 80 años y 46 en América Latina

Pedro Pierre cumple 80 años
Pedro Pierre cumple 80 años

Hace unos días me llamó Pedro Pierre y me dijo, el dia 26 van a celebrarme mis 80 años y me gustaría que estés en ese acto

Me fui a un barrio periférico, donde tienen un centro los salesianos. Allí se iban a reunir las comunidades de base de Guayaquil los Equipos Docentes, amigos/as, a celebrar los 80 años de PIERRE

Pierre llegó a Guayaquil desde su Francia natal en 1979. Estuvo con monseñor Proaño en Riobamba. Estuvo también en Nicaragua, Ecuador, en el vicariato de Sucumbíos, y volvió a Guayaquil

Hubo un momento muy especial: al darnos la paz casi me rompe del abrazo. Ese abrazo significaba y significa toda su estancia en Ecuador de sueños, luchas, alegrías, dificultades

“Entre los videos y las fotos de las marchas indígenas y de organizaciones sociales, la recogida de ayuda solidaria para los manifestantes, la represión militar y policial y el cinismo del poder que pide paz mientras no hay medicinas, bajan los sueldos, suben los combustibles, se paga la deuda externa y se tienen 9.000 millones de reserva en bancos extranjeros para calmar a los mercados y no ahuyentar a los inversores”

Hace unos días me llamó Pedro Pierre y me dijo, el dia 26 van a celebrarme mis 80 años y me gustaría que estésen ese acto.

Pedro Pierre
Pedro Pierre

Y no podía faltar.Pero a la misma hora iba a estar reunido con un grupo con el que me reúno todos los domingos porque celebramos la misa por zoom. Empezamos a hacerlo cuando empezó la pandemia y seguimos haciéndolo. Antes llevamos a ser casi 100 personas de distintas ciudades y provincia del país. Hora somos unas 60 porque ya muchas se reúnen en sus parroquias. Pero el recuerdo de Mons. Leonidas Proaño nos tira como la querencia. Nos acompañan dos prohombres que trabajaron con él: Homero García con sus 90 años es un archivo viviente de recuerdos, hechos, persecuciones, trabajos y sudores, pero al frio del páramo. El otro es Estuardo Espinosa, él era seminarista de Don Leonidas y le ordenó de sacerdote, luego de una carta de petición de la ordenación realmente preciosa. A este le mandó a estudiar antropología a la Universidad Nacional Autónoma de México. Ahora, escucharle hablar de la cosmovisión andina, es un deleite y una escuela.

Bueno, pues me salí de la celebración semanal pidiendo permiso por lo que iba y me fui a un barrio periférico, donde tienen un centro los salesianos. Allí se iban a reunir las comunidades de base de Guayaquil los Equipos Docentes, amigos/as, a celebrar los 80 años de PIERRE. Era de ver, Pierre, francés, que alguna vez fue rubio ahora es cano, y a su lado Jairo, un sacerdote negro con su pelo que parecían rastas, y entorno la gente cantando, aplaudiendo y demostrando, no solo los 80 años de Pierre, sino también la solidaridad con los indígenas y movimientos sociales que llevan- llevamos, dos semanas en paro combativo.

Carteles por todas las paredes de la capilla del Centro, canciones, oraciones y la comunión repartida en vasitos y unas canastas de pan.

Pedro Pierre
Pedro Pierre

Antes de comulgar nos invitaron a darnos el abrazo de paz: ¿Podríamosdarnos el abrazo de la paz en medio de un país dividido, con muertos, heridos, apresados, ahogados por gases de toda clase; con Universidades – La Salesiana y la Central – atacada por la fuerzas de la represión sin respeto alguno por mujeres, niños y heridos? ¿Debiéramos pedirnos perdón y perdonar a quién o quiénes: a los policía vestidos como robocops repartiendo golpes a diestra y siniestra, carros antimotines, policías en motos atacando a la gente, sin ambulancias, sólo con los estudiantes universitarios de medicina y enfermería; pedir perdón al jefe de la policía o al ministro de defensa que daba órdenes de emplear la segunda fase, con armas letales “usándolas proporcionalmente”? ¿Perdonar al Presidente, que juró “por Dios” (es miembro del Opus Dei) defender la Constitución y decretó estado de excepción, y que, en un acto castrense dijo: “si en esta batalla por la seguridad hay caídos, pues que los caídos sean del bando contrario, no de nuestro, querido General” (tengo la grabación)? ¿Debemos perdonar para poder comulgar?

La verdad es que ha sido la primera vez que se casi se me atraganta la comunión, porque sé que debo perdonar, pero… ¿querrán que les perdone, o me pedirán perdón? Ojalá.

En este ambiente celebramos los 80 años de vida de Pierre, que llegó de su Francia natal a Guayaquil, en 1979, que estuvo con Mons.Proaño en Riobamba aprendiendo; que estuvo en Nicaragua, con una parroquia de 100.000 habitantes con la ayuda de 2 comunidades religiosas y 4 diáconos y más de 3000 catequistas y animadores. Ya no había la Revolución Sandinista. Luego volvió a Ecuador y estuvo en el Vicariato de Sucumbíos, en la frontera con Colombia y el cuidado pastoral de otro Pastor-Profeta, Mons. Gonzalo López Marañón y, finalmente, volver a Guayaquil, a coordinar las Comunidades de Base – CEBs – del país.

Gonzalo López Marañón

Como él mismo cuenta: “antes de salir para Ecuador había pasado unos 4 meses en un centro de formación de Bélgica para aprender el español y conocer algo de la realidad latinoamericana. Éramos unas 40 personas que iban a trabajar en varios países de América Latina: unos pocos laicos, algunas religiosas y la mayoría de sacerdotes originarios de unos 10 países europeos. Eran los tiempos del pos-Concilio Vaticano II. Luego conocería los mensajes de Puebla, Santa Domingo, Aparecida. Ha estado con Gustavo Gutiérrez, José Comblin y tantos teólogos latinoamericanos y ha conocido mártires latinoamericanos también.

Hubo un momento muy especial: al darnos la paz casi me rompe del abrazo. Ese abrazo significaba y significa toda su estancia en Ecuador de sueños, luchas, alegrías, dificultades.

Debe ser muy lindo llegar a los 80 años con el entusiasmo que tiene Pierre, la tenacidad de su trabajo, sus viajes por toda la geografía animando comunidades, escribiendo sus notas mensuales, hace cinco años eran sus artículos de prensa, hasta que le silenciaron porque “resultaba incómodo”. Primero su moto, que se la robaron varias veces, y ahora su carrito, sus testigos de viajes y peripecias.

80 años bien vividos y sufridos, a su aire de cura sin fronteras, a su aire, con sus apuntes de todas las reuniones, que desde hace años escribe y guarda en su computador portátil. Y claro, su casulla que me recuerda el libro del escritor peruano japonés Fernando Iwasaki “mi poncho es un kimono flamenco”. Lo mismo Pierre “su casulla es un poncho andino-centroamericano” en los hombros de un francés.

Pese a todo, en la celebración tuvo hasta mariachis.

Pedro Pierre
Pedro Pierre

Boletín gratuito de Religión Digital
QUIERO SUSCRIBIRME

Volver arriba