"Nos queda mucho por aprender del sufrimiento de las personas" Sosa admite que Rupnik fue excomulgado por confesar a su víctima, aunque la pena ya ha sido levantada

Arturo Sosa, sj., durante su encuentro con los medios
Arturo Sosa, sj., durante su encuentro con los medios Jesuitas Global

"Mantener en vigor las medidas de restricción del ministerio del P. Rupnik es uno de los elementos de un complejo proceso que, sabemos, toma tiempo y para el cual no hay recetas predeterminadas. Forma parte del aprendizaje que vamos haciendo tratando de no equivocarnos"

"Surge con fuerza, entonces, la pregunta sobre si la humanidad ha perdido una oportunidad de hacer los cambios estructurales necesarios, que permitan cerrar las brechas de esa injusticia que genera pobreza: flujos de millones personas en busca de mejores condiciones de vida, crecientes formas de violencia y aumento del deterioro ambiental"

"Este caso, como otros, nos llena de estupor y dolor, nos lleva a comprender y sintonizar con el sufrimiento de las personas involucradas (....). El caso que se ha hecho público la semana pasada en relación al P. Marko Rupnik es un buen ejemplo de lo mucho que nos queda por aprender, sobre todo del sufrimiento de las personas". El general de la Compañía de Jesús, Arturo Sosa, sj., se encontró ayer con varios periodistas en la sede de la Curia para hacer balance de este 2022 y, de paso, admitir errores en el tratamiento de la investigación contra el artista jesuita, acusado de abusos por, al menos, nueve mujeres.

"En este caso, Doctrina de la Fe recibió directamente una denuncia de extra-limitación en las relaciones entre el P. Rupnik y personas adultas consagradas de la Comunidad Loyola, en Eslovenia, mientras ejercía labores pastorales vinculados al ministerio sacramental", explicó Sosa. Unos hecho que, admitió, "sucedieron en los primeros años de la década de los 90 del siglo XX".

"La DDF solicitó a la Compañía de Jesús la investigación previa. Al recibir la información y el encargo, se tomaron las medidas cautelares proporcionales al caso", volvió a explicar, matizando que las denuncias recibidas "estaban legalmente prescritas", pero comprometiéndose a "pasar del nivel jurídico al de atender el sufrimiento causado y sanar las heridas abiertas".

Sosa confirmó que Rupnik fue excomulgado por haber confesado a una mujer con la que había mantenido relaciones sexuales, causa que llegó a la Santa Sede como denuncia en 2019. Esa pena ya fue levantada por la Congregación para la Doctrina de la Fe, una vez que el jesuita esloveno cumplió los requisitos para ello: reconocer los hechos y mostrar arrepentimiento.

"Mantener en vigor las medidas de restricción del ministerio del P. Rupnik es uno de los elementos de un complejo proceso que, sabemos, toma tiempo y para el cual no hay recetas predeterminadas. Forma parte del aprendizaje que vamos haciendo tratando de no equivocarnos", añadió Sosa, que no quiso extenderse sobre el escándalo que, ni de lejos, parece haber terminado.

Un mundo "más desigual" tras la pandemia

A lo largo de la conversación, el general de los jesuitas también se refirió al mundo que emerge tras la pandemia, y que "luce más desigual, con estructuras sociales que aumentan la injusticia, experimentando importantes transformaciones geopolíticas y con un medio ambiente en proceso de mayor deterioro por decisiones que no se toman o se aplazan".

"Surge con fuerza, entonces, la pregunta sobre si la humanidad ha perdido una oportunidad de hacer los cambios estructurales necesarios, que permitan cerrar las brechas de esa injusticia que genera pobreza: flujos de millones personas en busca de mejores condiciones de vida, crecientes formas de violencia y aumento del deterioro ambiental", recalcó Sosa, quien recordó la guerra en Ucrania y su impacto en todo el mundo.

Con los refugiados y contra las guerras

"Nuestros hermanos jesuitas presentes en el territorio han participado activamente en el apoyo al pueblo ucranio, sosteniendo su fe y ayudando a los que buscan refugio de la guerra, vengan de donde vengan. Todo el cuerpo de la Compañía colaboró con la red coordinada por el Servicio Jesuita a Refugiados de Europa, con sede en Bruselas, en un vasto plan de acogida, acompañamiento y apoyo humanitario dentro y fuera del territorio de Ucrania", relató Sosa, que no quiso olvidar "otras guerras", como Sudan del Sur, República Democrática del Congo, República Centro Africana, Siria o Afganistán.

Al tiempo, Sosa denunció el "incomprensible asesinato de los padres jesuitas Javier Campos (79 años) y Joaquín Mora (80), junto al guía turístico que buscó refugio en el templo, en la Sierra de la Tarahumara en México, en junio de este año", haciendo un llamamiento al fin de la violencia en México

En otro orden de cosas, Sosa reivindicó "el rol de la mujer en el cuerpo apostólico de la Compañía de Jesús", constatando la "inmensa participación de mujeres" en la congregación, así como "la necesidad de profundizar esa participación". También se abordó la participación de la Compañía en el proceso sinodal, y los frutos del Año Ignaciano.
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