'Escucha, conversión y comunión', ejes de la Jornada Pro Orantibus La vida contemplativa "nos espolea a abandonar esquemas personales y eclesiales caducos o poco evangélicos"

Jornada Pro Orantibus.
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Los obispos agradecen a los religiosos ser "lámparas encendidas" para que "la senda no se interrumpa ni siquiera en la noche más profunda"

"Hay quien va abriendo horizontes en clave de vanguardia, quien convoca a los más lejanos a la peregrinación, quien reúne a los que a ratos se dispersan, quien abre su casa a los que se encuentran cansados, quien recoge a los apaleados a la orilla del camino y quien mantiene encendida la candela para que la senda no se interrumpa ni siquiera en la noche más profunda"

Reivindican "su sabiduría y su fidelidad para fundar el sueño de una Iglesia cada vez más sinodal sobre bases sólidas y duraderas"

Escucha, conversión y comunión. Y, sobre todo, ser "lámparas encendidas" en un mundo que cada vez contempla la fe con más oscuridad. Esta es la petición que los obispos responsables de la vida consagrada han hecho a los religiosos y religiosas contemplativos en su mensaje para la celebración, hoy, de la Jornada Pro Orantibus.

'La vida contemplativa: lámparas en el camino sinodal' es, para los obispos, una parte fundamental del camino sinodal en el que la Iglesia está inmersa, con más o menos dificultades. Haciéndose eco de una carta enviada a los religiosos por el secretario general del Sínodo, Mario Grech, les invitaba "explícitamente a dejar oír su voz" en este proceso, como "custodios y testigos".

"Aquellos que lo han dejado todo para contemplar al Señor se convierten en testigos de la Luz en medio del mundo y pueden ofrecer al Pueblo de Dios su «misteriosa fecundidad» en clave de crecimiento sinodal", explican los obispos, que reivindica los "modos y tiempos diversos", también en la Iglesia.

Pro Orantibus
Pro Orantibus

"Hay quien va abriendo horizontes en clave de vanguardia, quien convoca a los más lejanos a la peregrinación, quien reúne a los que a ratos se dispersan, quien abre su casa a los que se encuentran cansados, quien recoge a los apaleados a la orilla del camino y quien mantiene encendida la candela para que la senda no se interrumpa ni siquiera en la noche más profunda", relatan.

"Estos últimos, hombres y mujeres de vida escondida en Dios, son como lámparas que custodian la luz primera —la luz que viene del Padre—, dan testimonio de la luz verdadera —la luz que es Cristo vivo— y apuntan hacia la luz definitiva —la luz que se nos promete en el Espíritu—. Se puede decir de ellos, como del Bautista, que no son la luz, sino testigos de la luz", añade el mensaje de los obispos.

Los contemplativos, "profundamente sinodales"

Por ello, apunta el escrito, "las personas contemplativas son también profundamente sinodales no por un empeño extraordinario sino por su misma raíz carismática" dado que "en la medida en que buscan la luz de Dios y la derraman sobre el rostro de la Iglesia, son portadoras de una experiencia sinodal capaz de alentar la sinodalidad en otros".

"Ellas, que saben escuchar al Señor, alumbran para todos el camino de la apertura al otro y a los otros; ellas, que forjan su corazón en la permanente conversión a la voluntad divina, alumbran para todos el itinerario del discernimiento y de la transformación; ellas, que ensayan cada día la comunión fraterna, alumbran para todos la senda de la reconciliación y la paz entre los hermanos", para volverse "luminarias de vida y misión sinodales en el camino común del Pueblo de Dios".

Los obispos concluyen mirando "con agradecimiento y con esperanza a nuestros hermanos y hermanas contemplativos, pidiendo que el Señor los guarde y los haga brillar entre nosotros" y reivindican "su sabiduría y su fidelidad para fundar el sueño de una Iglesia cada vez más sinodal sobre bases sólidas y duraderas".

"Sabemos que ellos, con su testimonio, empujan a toda la Iglesia a ensanchar el espacio de su tienda y a salir en peregrinación. La radicalidad de su búsqueda y de su entrega, puesta sobre el celemín, arde como el candil en la casa, como la lámpara en el camino", concluye el mensaje, subrayando cómo su oración, y su combate "nos espolea a abandonar esquemas personales y eclesiales caducos o poco evangélicos".

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