En una carta a los dominicos de Valencia por el 600 aniversario de la muerte de San Vicente Ferrer El general de los dominicos plantea la declaración de San Vicente como Doctor Universal de la Iglesia "por su compasión en la predicación por los que sufren"

El maestro de los dominicos, Bruno Cadoré
El maestro de los dominicos, Bruno Cadoré

San Vicente "nos recuerda que somos, sobre todo, predicadores, y predicadores a la manera de los apóstoles", afirma Bruno Cadoré

El maestro (superior general) de la Orden de Predicadores, el dominico francés Bruno Cadoré, ha remitido a los dominicos de Valencia un mensaje con motivo de la celebración, este 5 de abril, del 600 aniversario de la muerte de san Vicente Ferrer, en el que les anima a seguir el ejemplo del santo dominico valenciano. San Vicente “nos recuerda que somos, sobre todo, predicadores, y predicadores a la manera de los apóstoles”.

Además, Cadoré expresa que, siguiendo a San Vicente como ejemplo de predicador itinerante, la Orden de los dominicos es invitada una vez más a la itinerancia, geográfica, cultural e intelectual, “aceptando dejarse expropiar de uno mismo, de la seguridad, de las zonas de confort, de las mentalidades bien establecidas”, explica Cadoré.

Esta evangelización ha de llevarse a cabo “movidos por la compasión por los que sufren” y se pregunta sobre la predicación de San Vicente Ferrer: “¿acaso no hay aquí una luz que pueda guiar los discernimientos que, en muchos lugares, tenemos que hacer para determinar las prioridades, los lugares y los modos de servicio de la Orden a la evangelización?”.

En su carta, Bruno Cadoré insiste en que “si san Vicente Ferrer hubiera de ser reconocido como doctor de la Iglesia, sería sin duda por esta compasión en la predicación, enraizada en la contemplación de la Palabra y animada por el deseo de que irradie el misterio de la Iglesia, Cuerpo de Cristo”.

Insistió "en el valor de la pobreza y la sencillez de vida"

El maestro de la Orden de predicadores considera que “Vicente Ferrer es doctor en la predicación en cuanto enseña a la Iglesia cómo puede predicar, si está dispuesta humildemente a dejar que Cristo proclame el Reino en su interior”.

Bajo el título ‘¡Predica como lo hicieron los apóstoles!’, que es lo que pidió Cristo a San Vicente Ferrer en una visión cuando se encontraba gravemente enfermo y motivó los 20 años posteriores de su predicación itinerante hasta su muerte, el maestro de los dominicos afirma que esa llamada imperativa expresa lo que fue toda la vida de San Vicente Ferrer. Desde muy joven, entendió que la predicación debía centrar su vida, por lo que recorrió parte de Europa “haciendo el bien, guiando la vida espiritual de sus contemporáneos, insistiendo en el valor de la pobreza y la sencillez de vida, y exhortándolos a la conversión”.

Igualmente, resalta la condición de San Vicente Ferrer como predicador milagroso, de religioso austero, de hombre espiritual, de amigo de Dios, la radicalidad de su compromiso... Todas las características que hicieron que el santo dominico fuera “inmediatamente reconocido por sus contemporáneos, acogido por grandes multitudes y, muy a menudo, elegido en la Orden como modelo de predicador”, tanto durante su vida como después de su muerte.

Precisamente, esas mismas características son las que hacen que san Vicente Ferrer siga teniendo actualidad hoy para la Orden y para la Iglesia, según Bruno Cadoré, para quien “dar la vida entera por la predicación es el horizonte hacia el que Vicente invita a mirar, a través de su testimonio de santidad, a todos los miembros de la Orden de Predicadores, como hicieron los apóstoles al seguir a Jesús predicador”.

Volver arriba