"Un pastor que sintonizaba con el corazón de la Iglesia y del mundo" El obispo Cobo y los católicos en la Coop25: tierra, pancarta y paloma

José Cobo, en la oración de los Jerónimos
José Cobo, en la oración de los Jerónimos

No pude menos que aplaudir al terminar su intervención - del obispo Cobo- reflexiva y exhortativa en torno a lo que estábamos celebrando y las razones de nuestro compromiso

Solo aplaudí yo, pero no me avergoncé, lo confieso, porque lo hice de corazón, me alegraba una reflexión elaborada desde el corazón de un pastor que sintonizaba con el corazón de la Iglesia y del mundo, y que nos animaba a esa unidad de fe y de vida, de cielo y de tierra, de cuerpo y de espíritu, de oración y de justicia

Jornada

Pude participar en la jornada organizada en el aula Pablo VI en la que se enlazaba la cumbre con el planteamiento católico del “cuidado de la casa común”, a la que se nos ha invitado desde la encíclica Laudato si. Me alegró profundamente ser testigo de ese hecho y en especial de las dos mesas redondas sobre la desinversión ética y la educación para la ecología. Las personas que intervinieron dieron altura y profundidad, allí se respiraba lo que es una iglesia abierta al mundo, la iglesia del encuentro, la del concilio Vaticano II, la de Gaudium et spes, donde se nos dice que son nuestros los gozos y los sufrimientos de nuestro mundo y nuestra humanidad.

libro

La tarde noche me permitió gozar de una cena celebración con jóvenes estudiantes católicos (JEC) de Europa, Latinoamérica y África, presentes en la cumbre y partícipes desde su ser creyentes con la fuerza del evangelio y de la utopía de la casa común. Desayuné con inmigrantes en la parroquia de Angustias, cerca de Atocha.

Pero hoy escribo subrayando mi participación en la vigilia oración que se celebró en la Iglesia de san Jerónimo, donde partimos con la pancarta para adentrarnos en ese mar humano que deseaba una acción verdadera y urgente para cuidar nuestro planeta y cuidar nuestra humanidad porque “no hay planeta B”, “ni un grado más, ni una especie menos”, “os vais a enterar queremos ecología integral”, hasta “laudato si, petróleo no”…

Aplauso solitario, de corazón

Quiero destacar el desarrollo de la oración en la que intervinieron jóvenes de las distintas latitudes, cantantes comprometido, algunos religiosos… y un obispo, José Cobo, que comulgaba de corazón con el acontecimiento. No pude menos que aplaudir al terminar su intervención reflexiva y exhortativa en torno a lo que estábamos celebrando y las razones de nuestro compromiso.

Solo aplaudí yo, pero no me avergoncé, lo confieso, porque lo hice de corazón, me alegraba una reflexión elaborada desde el corazón de un pastor que sintonizaba con el corazón de la Iglesia y del mundo, y que nos animaba a esa unidad de fe y de vida, de cielo y de tierra, de cuerpo y de espíritu, de oración y de justicia. Hace poco tiempo me ocurrió algo parecido, una sensación de cercanía y buenas formas de pastor en Mallorca, con Sebastiá Taltavull. Da alegría encontrar pastores y recordar al profeta cuando nos decía que Dios nos daría pastores según su corazón.

José Cobo, dese la palabra y la vida

pancarta

El obispo Bono, con la sencillez de la palabra y el revestimiento sencillo de la estola, nos acercó a la mística profunda que motivaba nuestra presencia en aquella oración y en la actividad para la que íbamos a ser bendecidos en la calle, antes de unirnos a esa marea inmensa de hermanos que desean un mundo mejor, más limpio, sano, natural y justo. Para ello utilizó una pedagogía homilética pura.

Una introducción de enmarque y motivación general, dándonos la fundamentación teológica de lo que estábamos realizando en ese momento.

Fundamentación teológica-cristológica

Dios nos ha creado en relación de amor con esta casa común de la que formamos parte, por eso no podemos estar indiferentes a este grito del planeta, queremos llevarlo a Dios y dejar que se adentre dentro de nosotros, para dejarnos afectar por él. La cumbre COOP25 se convierte paran nosotros creyentes en un signo y en una oportunidad. Nuestra oración lo es por la humanidad, nosotros creemos que transforma, desde Dios nos sentimos llamados a la conversión y a la misión, queremos llevar hasta Dios a la realidad y queremos estar en esa realidad desde Dios. Ser sus manos para restaurar, colaborar en la resurrección y esperanzar nuestro mundo frente al pecado que destruye y angustia, aguardando que se cumpla la confianza del apóstol de que “Dios será todo en todos”.

Para compartir y comprometernos lo haremos con la voz humana de nuestro Dios que se ha hecho carne en Cristo, ahí se nos ha humanizado para siempre y ahí se fundamenta nuestro adviento esperanzado. Aguardamos la celebración cristiana de la encarnación, del nacimiento de Dios en un pesebre, rodeado de cielo y tierra, de ángeles y estrellas, de gente sencilla…ahí nos llega su voz humana, la que entendemos y la que nos ilumina para leer creyentemente este momento y los signos propios del mismo. Signos que son muy sencillos,  el obispo Cobo eligió tres propios del momento: tierra, pancarta y paloma.

Tierra, pancarta y paloma

En esta ciudad de hormigón y cristal, se nos pide volver a la tierra, a nuestro suelo, a nuestra realidad concreta y verdadera. La palabra y el barro son constitutivos de nuestra verdad y nuestro ser, el Alfarero nos ha dado forma y vida, plural y diversa. Madrid se convierte en lugar de encuentro de diversidad y riqueza variada, llamada a un mismo compromiso. Somos una muchedumbre, pero necesitamos ser más y ser más generosos. No basta con proclamar las medidas hay que hacerlas realidad, las palabras han de ir acompañadas de las obras. Tenemos que ir todos, llegar a todos, porque la casa es común, por eso el grito del planeta nos pide saber ir “con todos”

marcha

El “con todos” hoy lo expresamos en la sencillez de esta pancarta. La vamos a portar entre todos, en medio de muchas otras, porque queremos despertar conciencias y concienciarnos, caminar con quienes toman postura y desean transformar la realidad respetando la naturaleza y la humanidad. Lo hacemos viviendo el espíritu de la Laudato Si, la que nos hace reflexionar sobre lo que le pasa a nuestro mundo y nos interpela con el evangelio de la creación para que sepamos apostar por una verdadera ecología integral.

La paloma nos devuelve al Evangelio, a la paz, la armonía, la reconciliación. Nos vale como Palabra para nuestra lectura creyente hoy el pasaje del diluvio y el papel de la paloma en él. La situación era de destrucción y de crisis de la creación, nos sirve de referencia para aprender y educar a nuestros niños y jóvenes. El relato nos da la clave de novedad y esperanza: cuando dejamos hasta los instintos naturales, hombres y animales, para subirnos al mismo barco y subsistir juntos, para poder seguir siendo fecundos, entonces, nace la verdadera armonía, aquella en la que habíamos sido creados. Hoy necesitamos construir arcas nuevas frente al caos, tiendas del encuentro y de la comunión, estamos sedientos de paz universal, de unión con la naturaleza, con nosotros mismos, con los demás y con la trascendencia.

La paloma nos habla de un camino espiritual, interior, estamos ante un problema que es más ético que económico y político, aunque también lo sea. Necesitamos llegar a un diálogo pleno en esperanza. Dios sigue confiando en el hombre, como lo hizo en Noé. Si hacemos este camino de conversión espiritual, la paloma vendrá alegre con el brote verde de olivo que habla de nueva alianza y verdadera armonía. Nos toca la acción, vayamos con todos, pero llevemos el espíritu de la esperanza desde el compromiso de la fraternidad que ya ha sido inaugurada en Cristo resucitado, en El llegaremos a la plenitud, porque será todo en todos y todos seremos en él. Estamos en Adviento, hoy lo gritaremos.

Gracias, hay que compartirlo

Tenía que contarlo, él lo dijo mejor, como lo tenía trabajado, pensado, orado, escrito…sería bueno poder conocerlo en su integridad para trabajarlo, pensarlo, orarlo personal y comunitariamente. Gracias por su participación en esta celebración, que animaba a la Iglesia a estar viva y activa en un acto tan ecológico, humano y trascendente.

Inmaculada

Me llegaba, al día siguiente,  la noticia en la radio de que en la víspera de la Inmaculada concepción, en este contexto de un Madrid tocado de cumbre  del clima y de vida humana,  habría tres celebraciones solemnes de vigilias, presididas cada una por los obispos Osoro, Martínez Camino y Rouco, y soñaba si habrían reflexionado juntos en este contexto, para decir palabras iluminadoras sobre la creación y su pureza, de las relaciones limpias y puras, de la dignidad de lo creado y de lo humano, con el espíritu de la Laudato si, a la luz de María.

Así lo hacen los sacerdotes de la parroquia de Nuestra Señora de las Angustias, junto a Atocha. Compartir la palabra y amasarla juntos, metiéndola en la vida real y concreta para unir  palabras y obras, tierra y forma, paloma y rama de olivo. La ecología es un reto para todos interior y exterior, dentro y fuera de la Iglesia, arriba y abajo, y tiene que ser aquí porque no hay planeta B, María lo sabía y lo proclamaba, Magnificat¡ 

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