Biblia Ciudad

Historia y mapa de la ciudad mesiánica 

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Al principio, los israelitas, constituidos como federación de tribus de pastores y agricultores marginales de montaña, eran contrarios a las ciudades, porque ellas representaban un poder dominador, de tipo impositivo, que esclavizaba a los agricultores y pastores, que habitaban fuera, y a los pobres, que dependían de ella. Los primeros israelitas eran hombres y mujeres de campo, enfrentados a los habitantes de las fuertes ciudades cananeas, donde dominaban reyes, sacerdotes y soldados.

Lógicamente, una vieja historia israelita concibe las ciudades como creación y herencia de Caín, el homicida (Gen 4, 17). En esa línea presenta la grande  ciudades imperiales y opresoras como contrarias a la voluntad y presencia de Dios. Por eso, las perversiones del mundo se condensan en Nínive y Babel, en Roma y la “ciudad prostituida”, entendida como ciudad y torre de soberbia que divide y enfrenta a los hombres (cf. Gen 11, 1-9).  

Pero más tarde, a partir del Rey David (siglo X a. C.), los israelitas empezaron a conquistar las ciudades cananeas, y entre ellas Jerusalén (Sión), fortaleza jebusea, y la interpretaron como signo de presencia divina. Desde ese momento, de una manera cada vez más intensa, Jerusalén viene a presentarse como ciudad de Dios, signo de su presencia y acción en el mundo, como seguiremos indicando. Junto o frente a ella han tenido importancia especial en la Biblia las grandes ciudades enemigas, que aparecen con frecuencia como enemigas de Dios. Desde ese fondo, en un camino que va del Antiguo al Nuevo Testamento, he querido desarrollar doce temas importantes sobre “la ciudad y las ciudades en la Biblia”, para culminar en la Biblia como "mapa de la ciudad mesiánica", como irá viendo quien siga:

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 1. En contra de las teogonías imperiales…

Las grandes teogonías de orientes suelen culminar en el establecimiento de un templo, una ciudad y una monarquía sagrada. Ciertamente, Dios (los dioses, lo divino) crean o suscitan (engendran) la vida de los hombres. Pero su obra culmina en el establecimiento de la gran “Ciudad divina”, con su templo, con los dioses‒sacerdotes‒reyes, que son presencia de Dios en la tierra. Pues bien, en contra de eso, en el principio de la Biblia no una ciudad‒templo‒monarquía, sino un hombre y una mujer en el campo.

Según eso, al principio no fue la ciudad, sino el cielo y la tierra, con un campo‒huerto (paraíso) para los hombres tierra(Gen 2‒3). Eso significa que Dios no creó directamente las ciudades, sino el mundo entendido como totalidad habitable (Gen 2), y más en concreto el “jardín” o paraíso para animales y hombres, la tierra que produce frutos (árboles de todo tipo, plantas), con ríos y animales. Ese “paraíso ecológico” es el principio de la creación de Dios.

2.  Hijos de Caín. La historia de las primeras ciudades.

Conforme a la Biblia, el creador de la primera ciudad fue Caín (Gen 4, 17) y le puso el nombre de Henoc, el gran sabio… Las ciudades son signo de “cultura” (de vida en común), pero también de violencia, en la línea de Caín y de Lamec, con oficios de guerra (herreros, armamentistas…) y con músicos etc. La ciudad es defensa propia (muralla), pero es también separación respecto del campo, es signo de un orden civil hecho de valores y riesgos (luchas militares). 

Campo y ciudad, una oposición permanenteLas ciudades fueron lugares de lujo, de acumulación de bienes… y así pronto aparece como espacios (instituciones) peligrosas de opresión y muerte. Los patriarcas de Israel aparecen así como “nómadas” (no son hombres de ciudades); en el fondo de la historia de Israel sigue estando el ideal de los agricultores y en especial, el de los pastores nómadas (o trashumantes) , con un santuario móvil (que es el tabernáculo, la tienda de Dios), con un signo sagrado (que es el Arca de la Alianza)… aunque pronto aparecen como federación de campesinos libros, una federación de tribus de agricultores y pastores, enfrentados con las fuertes ciudades cananeas o filisteas del entorno.

3. Los Israelitas, en conflicto con las ciudades cananeas

  1. En principio, las grandes ciudades de la tierra de Israel son “paganas”, ciudades‒santuario, que en tiempos anteriores al surgimiento de Israel están controladas por los egipcios (pero en un campo de disputa entre egipcios, hititas de Asia Menor y mesopotamios. Esas ciudades “militarizadas” dominan el país. Algunas de ellas son muy significativas. En ese sentido, la gran “arqueología bíblica” es “extra‒bíblica”, con un grupo de ciudades de la edad del bronce (milenio III‒II a.C.) y del primer hierro (entre el milenio II y el I a.C.). Entre ellas se encuentran por ejemplo las de Jasor y Meguido, de Gaza y de Laquis (por poner unos ejemplos).
  2. Los proto‒israelitas son descendientes de los pastores trashumantes, del proletariado agrícola del entorno de las ciudades y (quizá) de algunos evadidos de Egipto. No son hombres de grandes ciudades, no han dejado grandes restos arqueológicos… Se han enfrentado a las ciudades sagradas (simbolizada por los imperios y en parte por Egipto). El surgimiento del Israel bíblico está marcado por el “triunfo” del ampo sobre la ciudad, de los proletarios extra‒urbanos sobre los príncipes urbanos, con la “ayuda” del Dios Yahvé.
  3. Pero los israelitas destruyeron las ciudades antiguas… y crearon algunas nuevas. Entre ellas Jerusalén, ciudad sagrada. En sentido estricto, los judíos sólo tuvieron una ciudad, que ellos conquistaron en un momento avanzado de su historia (en tiempo de David), pero que luego convirtieron en ciudad central del pueblo, en sentido social y religiosa. Los elementos fundamentales de la “ciudad” serán:Un templo, como lugar de culto. El templo es el centro de la ciudad Un palacio del rey y de los nobles… con una administración centralizada Un ejército en torno a la ciudad, con sus murallas…

4. Jerusalén, ciudad de Dios, en contra de las ciudades del mundo

En torno a Jerusalén se desarrolla gran parte de la historia "judía" de la Biblia, es decir, de la Biblia más propia de los israelitas del sur, que son los judíos, desde David al mismo Cristo y a los primeros cristianos.

  1. Israel frente a las grandes ciudades‒imperio (o ciudades del comercio). Las tres grandes ciudades no judías de la Biblia (la ciudad como opresión).Hay muchas más, pero las más importantes son Babilonia, Tiro y Nínive. Más que grandes “estados” territoriales hay ciudades que se constituyen como centros económico‒sacrales y políticos, con vocación de dominio sobre todo el mundo.
  2. Las principales ciudades imperiales, del poder y del dinero, contrarias a Jerualén, ciudad de Dios, son para la Biblia tres:(a) Nínive es el signo de la ciudad inmensa (Jon 3, 2-7), llena de maldad; pero ella escucha el mensaje de Jonás y se convierte, presentándose así como signo del carácter universal de la salvación de Dios para las ciudades antiguas y modernas.  El libro de Ageo está centrado en la toma y destrucción de Nínive.  (b) Tiro es la gran capital económica, signo del comercio y del dinero, que ha sido condenada también por su injusticia.  Es el signo del comercio, de Mammón… Los grandes cantos de Isaías, Jeremías y Ezequiel  anuncian la destrucción de Tiro.(c) Babilonia es la ciudad enemiga del poder militar, del orgullo religioso y la violencia. Ella está simbolizada en el relato de la torre de Babel (Gen 11, 1-9) y el anuncio de su condena ocupa amplias páginas de la profecía israelita (cf. Is 13-14; Jer 51)

5. Hija deSion (hija-Siòn), mesianismo de Jerusalén y el templo

Es la misma ciudad de Jerusalén, ya evocada, pero ahora como signo religioso, montaña, ciudad y templo donde habita Dios, lugar sagrado donde los creyentes se reúnen, alaban a Dios y esperan la llegada de la nueva humanidad.

  1. Los israelitas del Norte (reino de Israel, centrado en Silo‒Siquem‒Dan… y luego en Samaría) mantendrá la visión “más agrícola” del pacto de las tribus de pastores y labradores, sin ciudad central. Su símbolo será un “monte mesiánico”, el Garicín, pero sin templo‒ciudad. Este reino del norte fue conquistado por Nínive el año 722 a.C., y mantuvo en gran parte su identidad (reflejada en el Pentateuco, admitido/escrito en gran parte por los samaritanos).
  2. Por el contrario, los israelitas del sur (los judíos) elaboran una teología centrada en el templo‒ciudad‒monarquía (Sion, rey davídico). En ese contexto resulta necesario estudiar el carácter simbólico y místico de Jerusalén, como ciudad de la esperanza, lugar de encuentro para todos los hombres de la tierra. La Hija de Sión (=BatSion, Hija‒Sión) está en el centro de la gran esperanza judía, desde el exilio hasta la restauración del templo (segundo templo: Sión=Jerusalén) y las profecías de la Hija de Sion (especialmente del Tercer Isaías, de Sofonías y de Zacarías 2).

6. Israel=Ciudad, templo, libro. Triada “mesiánica”, el libro de Eclesiástico (Sir 24).

      El libro del Eclesiástico (Ben Sira) , escrito en torno al 250 a.C. y traducido al griego en torno al 190 a.C. eleva el gran canto a la Sabiduría de Dios que se encarna en la historia de Israel, es decir, en el pueblo elegido, que ha vuelto del exilio de Babilonia,  encarnándose de un modo especial en la Ciudad (es decir) en la nueva Jerusalén, que se identifica y define por el “libro”, es decir, por la Ley de Dios. En el fondo se identifican Israel‒Jerusalén/Templo‒Libro de la ley. En esa línea, desde la perspectiva de los escribas, la patria verdadera de los hombres es el libro. Esta es la visión de Jerusalén (ciudad de Dios) que está en el fondo de muchos salmos, lo mismo que del libro de los macabeos.

7. Jerusalén, capital (anti‒capital) de Jesús.

Jesús fue un profeta campesino, no un hombre de ciudad, un hombre vinculado a las tradiciones campesinas, que empalma con el primer surgimiento de Israel, a partir de trashumantes, proletariado urbano, pobres y sometidos.

‒ Predicó y anunció el Reino de Dios en las aldeas y pequeñas poblaciones de Galilea, volvió al origen campesino de Israel, de agricultores, pastores, pescadores… que aparecen como oprimidos por la nueva política urbanista de Roma (propiciada por los Herodes). No aparece en Tiberíades, ni en Séforis…

‒ Pero al fin vino a Jerusalén, donde culminó su tarea y fe crucificado, rechazado por la ciudad del templo… Marcos y Mateo dirán a los cristianos que vuelvan a Galilea, que dejen Jerusalén… sin embargo Jerusalén fue el centro o punto de partida del gran impulso cristiano.. Desde ese momento, Jerusalén se convierte en signo y figura del Reino de Dios. En relación con la ciudad de Jerusalén surgirá y se definirá para siempre la Iglesia

8. El cristianismo y las ciudades.

Hubo al principio dos tipos de cristianismo, dos formas principales  de entender el mesianismo de Jesús

‒ El cristianismo rural, propio de Galilea y de su entorno (en la línea del primer mensaje de Jesús) y el cristianismo centrado en Jerusalén, donde Jesús fue crucificado.  En un sentido, el cristianismo ha sido y sigue siendo un movimiento que se arraiga en los campesinos, en los hombres del campo… 

Desde Jerusalén (donde se reunió la primera comunidad de Pedro y de los Doce esperando la llegada del Reino) se extendió después la iglesia, que se abrió por los misioneros helenistas y por Pablo a las grandes ciudades del oriente del imperio, entre ellas Antioquia (cf. Hech 11, 1; Gal 2, 12), Éfeso (Hech 18, 19-24) y Corinto (Hech 18, 1; 19, 1), llegando de un modo especial a Roma. El cristianismo helenista (paulino) vino a convertirse en un fenómeno básicamente urbano, de manera que, cierto tiempo después, se pudo pensar que los habitantes de las ciudades eran cristianos, mientras que los de los campo (pagus) eran idólatras (paganos).

9. Babilonia y Roma, la ciudad perversa del Apocalipsis.

Sólo el libro del Apocalipsis ofrece una teología (genealogía y ruina) de la ciudad perversa, en la línea de la antigua Babilonia (poder militar divinizado) y de la antigua Tiro (poder económico absolutizado), que se condensan en aquel tiempo en Roma, con su dominio militar, ideológico y económico.

Ese signo de la ciudad perversa del Apocalipsis, que aparece como gran “prostituta” destruida por aquellos mismos que la han seducido, sigue ofreciendo en nuestro tiempo (siglo XXI) la visión más inquietante de una ciudad que puede destruirse a sí mismo y destruir a todos los habitantes de la tierra.

Las notas de “Babilonia”, la ciudad perversa aparecen fijadas en Ap 13 y 17‒18, como culminación del “triángulo satánico”, formado por la primera bestia (el imperio militar), la segunda bestia (el imperio de la mentira o falso profeta) y la “gran ciudad del comercio”, en el que todo se compra y se vende (desde objetos preciosos hasta cuerpos y almas humanas). Ella está simbolizada como “mujer perversa o prostituta”,  no como hija Sión, sino como madre y esencia de todos los prostitutos de la tierra (de los que se venden por dinero).

10. La nueva Jerusalén, ciudad‒paraíso de la salvación en el Apocalipsis.

El libro del Apocalipsis refleja una cultura urbana y está dirigido a los cristianos de siete ciudades conflictivas Asia (Ap 1, 4; 2, 1-3, 21). En el centro de su argumento está el drama entre las dos grandes ciudades enfrentadas: Por un lado está la ciudad de la perversión, la gran prostituta (simbolizada por Babilonia por Roma: Ap 17-18). Por otro lado está la gran ciudad de la perfección y salvación (nueva Jerusalén: 21−22). En esa “nueva Jerusalén”, que es el paraíso en forma de Ciudad tratan las últimas páginas del Apocalipsis y de la Biblia cristiana. 

Nueva Jerusalén, ciudad abierta, para todos los pueblos…Con doce puertas (que son los hijos de Israel, los apóstoles del Cordero, los doce grandes ángeles, las piedras preciosas). El fin del mundo (=el cumplimiento de la historia) es el surgimiento de una ciudad donde se acoge, desde el fondo de Israel, por medio de Cristo, a todos los pueblos, en paz. Jerusalén: La humanidad como ciudad de la concordia; obra de Dios, creación de los hombres

Es ciudad de Dios, Dios mismo hecho ciudad: Ciudad “tetrágona” o cuadrada, como signo de totalidad… Ciudad pirámide o cubo en cuyo interior habita Dios… Dios mismo aparece así, en Cristo, como “ciudad de los hombres”, pues en él (en su ciudad: vivimos, nos movemos y somos, Hch 17, 28). La tarea de los hombres consiste en construir esa ciudad, en contra de la ciudad de la prostituta.

Es ciudad parque, es decir, ciudad‒ecológica…Dentro de ella se conserva (adquiere todo su sentido) el paraíso‒parque del principio (un huerto), con un río, con árboles de vida (y se supone que con todos los animales….).Dentro de la ciudad está “el parque”: El río del agua de Dios (¡parque en la ciudad, ecología desde la poli‒logía…, ciudad o polis de vida!).

11.  Conclusión: Biblia‒ciudad, Ciudad‒libro (=palabra compartida)… En la línea de Sir 24 (tema 4) esa ciudad (que es la nueva Jerusalén) puede entenderse como un “libro”, como el libro de concordia de los hombres. Vivir en la nueva ciudad es “habitar en el Libro, dialogar desde el libro”… Es decir, vivir en la Palabra... como indica el siguiente plan de lectura (de Biblia-Ciudad, Verbo Divino, Esella 2019).

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