“Hoy en día los cristianos no son perseguidos por pertenecer a una comunidad cristiana específica, por ser ortodoxos o católicos, luteranos o anglicanos, sino por ser cristianos. El martirio es ecuménico y hay que hablar de un verdadero ecumenismo de mártires”

“Podemos estar seguros de que el sufrimiento de tantos cristianos crea una unidad más fuerte que las diferencias que todavía dividen a las Iglesias cristianas y que, en la sangre de los mártires, ya nos hemos convertido en uno”

La fe cristiana es la religión más perseguida en el mundo de hoy. El ochenta por ciento de los que son perseguidos por su fe hoy en día son cristianos” afirma el cardenal Kurt Koch. El Presidente del Pontificio Consejo para la Promoción de la Unidad de los cristianos escribe un denso artículo en L'Osservatore Romano con motivo de la semana de oración por la unidad de los cristianos, en el que hace un repaso al trabajo ecuménico a lo largo de los siglos.

Al final del segundo milenio y al comienzo del tercero, el cristianismo volvió a ser una Iglesia de mártires, en una medida sin precedentes”, destaca Koch, quien insiste en que “hoy en día los cristianos no son perseguidos por pertenecer a una comunidad cristiana específica, por ser ortodoxos o católicos, luteranos o anglicanos, sino por ser cristianos”.

El cardenal Kurt Koch
El cardenal Kurt Koch

El martirio es ecuménico y hay que hablar de un verdadero ecumenismo de mártires”, sostiene el purpurado.

La sangre no nos separa

La sangre que los mártires derramaron por Cristo no nos separa, sino que nos une. El ecumenismo de los mártires confirma una vez más la convicción de la Iglesia primitiva, que Tertuliano resumió afirmando que la sangre de los mártires es la semilla de los nuevos cristianos: "Sanguis martyrum semen christianorum"”, argumenta el cardenal.

De la misma manera, sostiene, “también nosotros podemos vivir hoy en la esperanza de que la sangre de tantos mártires de nuestro tiempo sea la semilla de la plena unidad ecuménica del único Cuerpo de Cristo, desgarrado por tantas divisiones”.

“Podemos estar seguros de que el sufrimiento de tantos cristianos crea una unidad más fuerte que las diferencias que todavía dividen a las Iglesias cristianas y que, en la sangre de los mártires, ya nos hemos convertido en uno”, apunta.

¿Sólo los propios mártires?

En su artículo, Koch realiza un repaso al martirio de las distintas confesiones cristianas, y cómo “en los primeros tiempos del cristianismo, sólo los testigos de la fe de la Iglesia Católica eran reconocidos como mártires, mientras que el sacrificio de la vida en las comunidades heréticas era considerado sin valor”.

Los mártires de la UCA, El Salvador
Los mártires de la UCA, El Salvador

En los siglos XV y XVI, “los cristianos se mataban entre sí en las diversas comunidades cristianas y sólo reconocían como mártires a sus propios muertos”. Una visión confesional limitada que “fue superada sobre todo con el Concilio Vaticano II, gracias a una mirada renovada a las Iglesias cristianas y a las comunidades eclesiales que todavía no están en plena comunión con la Iglesia católica”.

El punto de inflexión definitivo vino cuando Pablo VI “canonizó a los mártires de Uganda y honró a los anglicanos que habían sufrido el mismo sufrimiento que sus hermanos católicos”.

“En el ecumenismo de los mártires se reconoce el núcleo más profundo del compromiso ecuménico por la unidad de la Iglesia”, resalta Koch, quien repasa las palabras de Juan Pablo II, Benedicto XVI y Francisco sobre este tema.

“Para los perseguidores, no estamos divididos, no somos luteranos, ortodoxos, evangélicos, católicos? ¡No! ¡Somos uno! ¡Para los perseguidores, somos cristianos! Eso es lo que importa. Este es el ecumenismo de sangre vivido hoy", señalaba Bergoglio

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