Dios hará resplandecer su gloria sobre la oscuridad de nuestra historia patria.

“Por eso, ese Dios que tiene designios de amor y de salvación para los hombres quiere que las historias de los pueblos coincidan con su historia de salvación. No es lo mismo, pero sí se vale de la historia de los pueblos para inyectar su historia de salvación,  … O sea, van dos historias: la historia de Dios que no coincide con las fechas y los cálculos de los hombres, y la historia de los hombres que debía de estar preocupada de insertarse en la historia de la salvación, creer en Dios.  A pesar de las negruras de nuestra historia, Dios tiene su historia y hará resplandecer su gloria sobre la oscuridad de nuestra historia patria.  …El político cristiano, el sociólogo cristiano, el técnico cristiano, eso sí, debe tener la preocupación de hacer coincidir con la política de su patria, con la historia de su patria, con la técnica de su suelo, el gran proyecto de Dios, para elevar lo salvadoreño hasta lo divino, para darle a nuestra historia fuerza de salvación. …. Una cosa es el progreso temporal, que hay bellos edificios en San Salvador, que haya buenas carreteras en la patria, aeropuertos, etcétera, pero sí – dice – se preocupa de que todo este progreso temporal coincida con el reino de Dios; porque cuanto mejor progresa un pueblo humanamente, también se dispone para ser materia que Dios salva. Por eso, mientras vayan en una descoyuntura tremenda el progreso material del pueblo y los designios de Dios para salvar al mundo, no estamos haciendo lo que Dios quiere. Mucho progreso, sí, pero poca moral.  Se olvida que el hombre y Dios es lo principal del progreso.”

Monseñor Romero ha sido profeta de la esperanza. A pesar de la tremenda oscuridad de la historia en su tiempo nunca dejó de abrir horizonte: “ Dios hará resplandecer su gloria sobre la oscuridad de nuestra historia patria”. ¿Quién podría creerlo?  El arzobispo nunca se dejó vencer por el pesimismo o el fatalismo de “no hay solución”.  Estaba convencido que la historia de salvación triunfará sobre la historia de la maldad.  En esta cita nos ofrece varios caminos de reflexión que pueden orientarnos en nuestra toma de decisión.

Dios quiere que las historias de los pueblos coincidan con su historia de salvación”.  “ Dios se vale de la historia de los pueblos para inyectar su historia de salvación”.  Los tiempos de Dios no coinciden con los tiempos nuestros.   Anteriormente se nos ha hablado del Dios Todopoderoso Omnipotente.  En el Antiguo Testamento aparece con fuerza, como Señor de los ejércitos que interviene en la historia de los pueblos, salvando uno, destruyendo otro.  A partir de los grandes profetas y sobre todo a partir de Jesús de Nazaret podemos acercarnos a Dios de manera diferente.  Sabemos que Dios no interviene para arreglar “nuestra historia”, pero con su paciencia divina siembra las semillas de la historia de salvación.  Monseñor Romero está convencido que “a pesar de las negruras de nuestra historia, Dios tiene su historia y hará resplandecer su gloria sobre la oscuridad de nuestra historia patria”.  ¿Creemos esto de verdad?  No es evidente mantener firme esa fe.  La historia mundial y en cada pueblo refleja muchas más épocas (prolongadas) de “oscuridad” que los momentos de “luz”.  Da la impresión que caemos cada vez de nuevo en la espiral de explotación, dominación, violencia,   de riqueza y libertad para pocos y a la vez pobreza, sometimiento y sufrimiento para las mayorías.  La historia nos habla de la esperanza al nacer algunas revoluciones, pero un tiempo después se vuelve a sistemas autoritarias, refinando los procesos anteriores.  El uso del nombre de Dios o al llamar su revolución cristiana se pretende justificar procesos que siguen siendo humanos, con fallas y errores (a veces muy graves) y retrocesos a pesar de avances en otros.

De ahí que Monseñor Romero hace llamadas muy concretas: “El político cristiano, el sociólogo cristiano, el técnico cristiano, eso sí, debe tener la preocupación de hacer coincidir con la política de su patria, con la historia de su patria, con la técnica de su suelo, el gran proyecto de Dios, para elevar lo salvadoreño hasta lo divino, para darle a nuestra historia fuerza de salvación.”   Aquí podemos incluir todas las profesiones, todos los trabajos en todos los espacios de la sociedad.  Es una llamada a cada quien que pretende ser cristiano/a: que nuestro trabajo y nuestro esfuerzo sea aporte al gran proyecto de salvación de Dios: para darle a nuestra historia como pueblo y como pueblos del mundo “fuerza de salvación”.   Pero esta misión o vocación no está limitada al área del “trabajo”, sino incluye también nuestro tiempo “libre”.  ¿Qué podría darnos más alegría y agradecimiento que esforzarnos para promover esas “fuerza de salvación” en todo lo que nos rodea?

“Porque cuanto mejor progresa un pueblo humanamente, también se dispone para ser materia que Dios salva.”  Aquí Mons. Romero nos da un criterio muy importante y muy sensible: un pueblo que progresa humanamente.  Y aclara: “Una cosa es el progreso temporal, que hay bellos edificios en San Salvador, que haya buenas carreteras en la patria, aeropuertos.”  Las megaobras de infra estructura son por supuesto importante para el progreso temporal y material. No hay duda.  Pero aun no es “progreso humano”.  El arzobispo defiende que todo progreso debe coincidir con “los designios de Dios para salvar al mundo”, con la historia de salvación.  Denuncia progreso sin moral.

También en nuestra época vemos muchas expresiones de desarrollo y progreso, pero habrá que preguntarse si estamos avanzando hacia más humanidad, hacia más “salvación divina”, hacia los valores fundamentales del Reino: justicia, fraternidad, solidaridad, igualdad en diversidad, libertad (en oposición a libertinaje), misericordia, perdón,…La industria militar conoce nuevamente un período de grandes demandas, de mucho desarrollo e invención, … gracias a las grandes guerras, ahora en Ucrania.  El mundo se está armando nuevamente.  Quien se prepara y se arma para evitar la guerra, hace todo lo posible para que esa guerra se dé.  La máquina diabólica de las “armas” (en toda su complejidad) es como un verdadero boomerang: nos arrastra a nuevas guerras.   Los gobiernos invierten enormes cantidades de recursos en armamento, en ejército, en aviones de combate, tanques, minas etc mientras para la mayoría de sus pueblos el progreso humano está estancado o deteriora.   Violencia no se combate con violencia.

Habrá muchos otros ejemplos con efecto boomerang, ejemplos de aparente progreso o progreso temporal para algunos, pero con impacto fatal para la mayoría: la destrucción masiva de los bosques tropicales,  la energía fósil, el uso masivo de pesticidas, insecticidas y abonos químicos,  las montañas de basura (también atómica) que acumulamos; el abuso con agua dulce y la contaminación de ríos, mares y océanos;  la cultura del descarte y del desecho;  la prioridad para producir alimentos para animales sobre alimentos para humanos; ….  Gracias a los medios de comunicación tenemos hoy mucho más información sobre lo que está sucediendo. Pero aparentemente nos cuesta entender que se trata de boomerangs. Son lo que Mons. Romero llama “descoyuntura tremenda el progreso material del pueblo y los designios de Dios para salvar al mundo”.

¿Cómo podremos ser profetas de esperanza en medio de esa “descoyuntura”, esa contradicción entre el llamado progreso y los designios del Reino de Dios?  Es una misión enorme que tiene que ver con la razón de ser del cristianismo, de nuestra fe en el Dios “que hará resplandecer su gloria sobre la oscuridad”.   Creamos en los pasos pequeños y pongamos todo nuestro conocimiento y capacidad al servicio de esos designios de Dios. No tengamos miedo.  

Reflexión para domingo 21 de mayo de 2023.    Para la reflexión de este día hemos tomado una cita de la homilía  durante la eucaristía del domingo de la Ascensión del Señor, ciclo A , del  7 de mayo de 1978.  Homilías, Monseñor Oscar A Romero, Tomo II,  Ciclo A, UCA editores, San Salvador, p.472-473

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